Familia y relaciones

Guía práctica de los buenos modales – Practical guide to good manners

El siguiente texto es un extracto del libro Guía práctica de los buenos modales (ISBN: 9781639199518) Conocerlo, entenderlo, interpretarlo y ayudarlo, escrito por Equipo de Expertos 2100 , publicado por de Vecchi /DVE ediciones.

Cuando en la actualidad se habla de «buenos modales», «buenas maneras», etc., nos vienen a la memoria las imágenes de aquellos caballeros del siglo pasado, con sombreros de copa y elegante bastón. Sin embargo, en cualquier momento de la historia, las personas han vivido bajo normas y convenciones que regulaban su comportamiento en las diferentes situaciones de la vida cotidiana. En la actualidad parece vivirse en el convencimiento de que la sociedad actual no se rige por estas pautas.

No crea el lector que encontrará en esta obra un rígido manual que imponga un comportamiento estricto. Actualmente, nadie sigue unas normas protocolarias que condicionen su vida social; ni siquiera la alta sociedad. Desde algunos medios de comunicación nos llegan ideas deformadas de este grupo que se ha dado en llamar jet-set; sus normas de comportamiento estarán desfasadas y fuera de lugar en cualquier otro ámbito que no sea el suyo propio y, como pasa con tantas y tantas cosas, pueden quedar obsoletas y arcaicas en cualquier momento y ser sustituidas por otras, por el simple hecho de sentirse más modernos con ello. Nosotros no vamos a tratar, repetimos, protocolo estricto; pretendemos centrarnos en los hábitos de comportamiento y reflexionar sobre el modo en que nos dirigimos a los demás, y cómo nos gustaría que se dirigieran a nosotros mismos.

Nuestra intención no es la de marcar unas pautas para nadie, ni pretender imponer unas costumbres, unos rituales ni unos hábitos que hoy, precisamente hoy, pueden estar muy de moda y mañana resultar totalmente ridículos en una sociedad en eterno cambio como la que vivimos.

¿Quién no ha escuchado en más de una ocasión hablar del «estilo»? Los medios de comunicación utilizan esta palabra muy a menudo cuando tienen que referirse a una forma de escribir y redactar que ellos consideran correcta.

La lengua que hablamos no se aprende espontáneamente. Hay que procurar poner atención en la lectura de los buenos escritores y desconfiar del propio conocimiento. No es buena la actitud de las personas que escriben con absoluta despreocupación sin preguntarse jamás si será razonable su manera de escribir o no. Muchos escritores han repetido hasta la saciedad que hay que buscar lo bonito de la vida y aprovecharlo. Pues bien, un buen ejemplo sería pensar que la forma de expresarnos con el resto de seres humanos que nos rodean puede darnos la oportunidad de mejorar nuestro propio espíritu. Escribir y hablar puede ser un arte que con el tiempo nos ofrezca muchísimas oportunidades que en estos momentos ni nos imaginemos. No lo desaprovechemos.

Situaciones Habituales

La casa

El espacio del que disponen las casas modernas se divide en dos categorías: ocupado e inexistente. Un problema en el que se ha encontrado todo el mundo en más de una ocasión es la necesidad de ampliar o reestructurar su espacio vital. «¿Dónde guardo esto?», «¿Dónde hago un espacio para que duerma mi invitado?», «¿Dónde coloco esta magnífica cristalería nueva?». Estas preguntas se producen siempre en la angustia de reconocer que nuestro entorno es insuficiente para nuestra forma de vida.

El rincón «robado» es, por eso, el mérito del arquitecto urbano o la conquista de quien tiene la suficiente astucia como para aprovechar al máximo todos los rincones de la casa.

Antropólogos, sociólogos, psicólogos, etólogos y especialistas en todos los aspectos de la naturaleza sintetizan el problema que se refleja en el espacio que cada uno de nosotros habita; el hombre necesita un mínimo territorio habitacional, delimitado como intransferible: el espacio vital. La ausencia o la violación de este espacio puede provocar importantes tensiones o conflictos. Los niños, por su parte, recrean al jugar este espacio, instintivamente, atraídos por un reclamo quizá primordial: la casita. Sea su regresión a los orígenes o al estado prenatal, sea intento territorial para la seguridad y la supervivencia, esto hace de la casa este espacio primario que debe representar al individuo que la habita. He aquí por qué es fundamental que cada uno de los miembros del núcleo familiar o de quienes comparten una vivienda tenga su espacio propio, y he aquí por qué asimismo es fundamental que, sea cual sea la condición económica, este espacio sea personalizable y personalizado.

La personalización del entorno

El primer dato que debe tenerse en cuenta es que cada habitante de una casa debe tener la posibilidad de personalizar un rincón con su estética personal, pósters, cuadros o dibujos; ese rincón debe resultar una síntesis espacial que, por todos los elementos que contiene y por cómo están dispuestos hable de la persona, la refleje, muestre sus pasiones, su estilo y sus intereses.

Para los más jóvenes, disponer de un espacio propio es al mismo tiempo una responsabilidad y una prueba que será de extrema utilidad para tomar conocimiento del entorno en que se encuentran y al mismo tiempo conciencia de sí mismos y, además, una oportunidad para desarrollar cualidades que un día podrían llegar a ser inclinaciones profesionales: diseño, organización, planificación, etc.

Por tanto, si el muchacho quiere colgar unas fotografías, un póster o una postal, que lo haga: este será su rincón y su refugio, y le ayudará a percibir el hogar familiar como algo bueno con lo que identificarse.

A cada cual lo suyo

Para las amas de casa que pasan mucho tiempo en la cocina, la organización del espacio de esta habitación deberá prever mesas grandes, en las que puedan ponerse también los cuadernos de los niños en sus demandas de ayuda para hacer los deberes mientras ustedes preparan la cena: una cocina amplia y bien distribuida será entonces el mejor modo de utilizar el espacio disponible. Si su presencia en la casa está reducida al mínimo, si la organización de las cenas con amigos acaba siempre en restaurantes, si no practica el arte culinario, destinar el cuarto más amplio a cocina o comedor sería un desperdicio; transfórmelo, más bien, en una sala multiespacio, donde se reservará un rincón al ordenador, a la televisión y al vídeo, a la cadena musical y donde se colocarán unos cómodos sillones, librerías y mesas amplias, e incluso una pantalla para diapositivas o películas caseras: será un salón atractivo y funcional donde los chicos podrán recibir a sus amigos y usted podrá disfrutar de las horas libres.

Para los bibliófilos será ideal dedicar un cuarto, quizá el más importante de la casa, a una espaciosa librería, de manera que los objetos de culto no queden relegados a un pasillo o a sitios donde no se puedan disfrutar. Los que consultan libros de forma habitual deberán encontrar una solución que les ofrezca un ambiente práctico. La mesa deberá ser particularmente amplia, de modo que no cree una sensación de desorden, de equilibrio precario, de pésimo efecto estético además de incomodidad espacial. Tenga en cuenta que el número de libros irá en aumento, por lo cual conviene disponer de un ala de la librería que, aunque inicialmente se dedique a objetos decorativos, pronto se verá invadida por los amigos de papel.

Quien desee dedicarse al estudio y práctica de un instrumento musical deberá tener en cuenta la necesidad de contar con un espacio adecuado, en el que deberán valorarse las características de acústica que deberá poseer.

Si, como es muy normal, la casa no cuenta con habitaciones sobrantes, la habitación más grande podrá convertirse en una sala única, incluyendo el salón: un escalón, una media pared o el respaldo de un diván crearán dos ambientes, en los que se podrán decorar rincones diferenciados.

Si trabaja en casa, deberá destinarse una habitación a estudio; dicha habitación debería estar aparte de lo que considera propiamente como la casa, si fuese posible al lado del recibidor o, mejor aún, con una entrada independiente. Este espacio deberá estar cuidadosamente diseñado para conseguir que cumpla satisfactoriamente con nuestras expectativas, ya que una mala planificación, en este sentido, puede influir negativamente en nuestro futuro desarrollo profesional.

En resumen

La distribución del espacio, así como su decoración, debe tener en cuenta el tipo de vida que se desarrollará en él y las exigencias del mismo, además de los hábitos y los gustos personales; todos los detalles deben responder a esta exigencia (la moqueta no es aconsejable para la habitación de juegos del niño porque no se puede desinfectar; el parqué no es práctico en la cocina; los estantes muy altos resultan ineficaces porque no hay manera de llegar a ellos, etc.). El respeto a todos estos requisitos prácticos casa con el gusto y el estilo personal; de la fusión de estos elementos deriva la vivienda ideal, la que refleja el alma de quienes la habitan, de modo que aun cuando no está en perfecto orden, los visitantes la perciben acogedora.

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