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Grafología. Lo que revela la escritura y la firma – Graphology. What the deed and signature reveal

El siguiente texto es un extracto del libro Grafología. Lo que revela la escritura y la firma (ISBN: 9781683255895) Conocerlo, entenderlo, interpretarlo y ayudarlo, escrito por Antonio Escobar , publicado por de Vecchi /DVE ediciones.

Dime cómo escribes…

«El hombre deja su huella en todas partes», dice la famosa grafóloga A. M. Cobbaert (La Graphologie, París, 1959). No hay palabra ni gesto que no sean signo de su personalidad. Esto es evidente. ¿Quién puede afirmar que la sonrisa de una persona nerviosa es igual a la de una agresiva o una deprimida? ¿Y que el gesto de una persona colérica es idéntico a los movimientos cansados de otra deprimida?

Resumiendo: toda persona lleva en el gesto, en la mirada, la marca de lo que es. Si partimos de esta base, cabe preguntar: ¿qué es la escritura? Es, ante todo, un signo que usted traza, usted, amable lector, y no otra persona. Lleva el sello de lo que usted es, y varía, evidentemente, de una persona a otra.

Es sabido que a muchas personas —cada vez menos numerosas, es cierto— les inspira desconfianza esta ciencia que es la grafología. No creen que pueda juzgarse el carácter de una persona por unos pocos renglones o una firma. Sin embargo, nos expresamos de dos maneras esenciales: con la palabra y con el gesto. Y la escritura es un gesto, gráfico, pero gesto al fin y al cabo.

Cuando una persona se muestra agitada en su modo de conducirse u obrar cotidiano, es normal que su «gesto gráfico » lleve la traza de esa agitación, que el especialista debe descubrir.

Escribimos con nuestra mano, la cual depende de una singular complejidad de músculos y nervios que, a su vez, obedecen a nuestro cerebro. Las limitaciones actuales de la grafología se deben únicamente al hecho de que se carece todavía de datos suficientes para formular teorías e hipótesis universales. Es, pues, simple cuestión de tiempo, aunque haya motivos para quedar estupefacto ante los resultados logrados por los últimos estudios.

La mejor prueba de ello es que se utiliza en actividades tan importantes como la medicina, la previsión social, la selección de personal, el descubrimiento de enfermedades, etc. Hay que tener en cuenta que más de una vez se han evitado elecciones que habrían resultado nefastas y ha revelado su vocación y sus aptitudes a muchos de los que han hecho analizar su escritura antes de elegir una profesión.

La grafología es una ciencia

La primera observación de que se tiene noticia sobre las relaciones entre la escritura y la personalidad, fue hecha por el escritor romano Tranquilius, quien afirmó en uno de sus trabajos: «El emperador César Augusto era tan ahorrador que prefería apiñar las palabras al final de un renglón en vez de empezar otro».

Pero, aunque hace más de dos mil años el hombre reparó en la correlación entre la manera en que pensamos y sentimos y la forma en que escribimos, no fue sino hasta el siglo pasado cuando se prestó mayor atención a este fenómeno. Y todavía hoy una discusión sobre grafología (análisis de la escritura manual) puede provocar escepticismo, burla o ambas cosas a la vez.

Son muchos los que preguntan a menudo si la grafología es una verdadera ciencia. La respuesta es sí; es una ciencia, como la biología o la psicología, que parte del estudio de los factores físicos y emotivos. Justo es reconocer que es una ciencia en ciernes y un tanto inexacta, pero no hay método que pueda medir con exactitud el estado mental de una persona o su salud.

La grafología, como la psicología, puede hacer notar la fuerza o la debilidad de los caracteres, el egoísmo o el altruismo, pero ninguna ciencia puede señalar con precisión el grado de esas u otras características. El grafólogo desasosegado no es un buen grafólogo.

Debe tener buen equilibrio en cuanto al estado psíquico, poseer un gran caudal de cultura general, mucha experiencia y un agudo sentido de observación. Además, debe haber leído y estudiado mucho además de haber ejercido su profesión antes de pronunciar cualquier juicio con plena seguridad. Un grafólogo prestigioso debe ser modesto.

Suelen ser los principiantes —que están orgullosos de lo que han aprendido— quienes dan consejos y emiten juicios concluyentes que son, a veces, desacertados. Esto les pasa porque no distinguen los matices y porque no son lo bastante hábiles para percibir, a través de las apariencias, los móviles profundos de esta ciencia.

Aspectos de la escritura

Los principales son:

Volumen o tamaño: denota el modo de afirmación.

Ritmo: da preciosas indicaciones acerca de la celebración de las reacciones interiores y exteriores.

Presión: manifiesta la intensidad de la individualidad, su originalidad y también su vitalidad.

Situación e inclinación: muestran las fluctuaciones del temperamento, el estado de ánimo, el ardor en la acción.

Forma: manifiesta la memoria, la tensión, el gusto, el ideal, la originalidad.

Disposición: descubre las facultades de adaptación, el método, el sentido de organización.

Enlaces: significan la continuidad en el raciocinio y la continuidad eventual en la acción.

La escritura no se puede disfrazar

Observe cuidadosamente estas dos muestras de escritura, la de arriba y la de abajo, y luego responda a esta pregunta: ¿fueron escritas por la misma persona, o por dos distintas?

Si usted dedujo que las dos muestras fueron hechas por la misma persona está en lo cierto. Por mucho que se esfuerce el escritor en disfrazar su letra, por muy artista que sea —y en este caso lo es—, la misma personalidad se deja ver en ambos textos.

Por ejemplo, observe que:

— el tamaño de ambos escritos es pequeño (lo que indica la habilidad de concentración);

— en cada ejemplo, las letras están unidas y desunidas (lo cual muestra que su autor se guía por una combinación de lógica e intuición);

— el espacio entre las palabras (bien medido, lo que revela su deseo de darse a entender claramente) es idéntico en las dos muestras;

— el espacio entre los márgenes derechos es idéntico, inclinando el izquierdo exactamente en el mismo grado (indicio de que da o gasta más de lo que planea);

— los dos textos están escritos con el mismo grado de redondez y angulosidad;

— puede seguirse el mismo movimiento en las m de la palabra muestra, etc.

Si seguimos estudiando con más detenimiento, seguro que encontraremos más similitudes y siempre una misma personalidad.

De todos modos, si usted aún cree que se puede disfrazar la escritura, ¡trate de disfrazar la suya!

Escritura y personalidad

Son muchos los que han intentado encontrar un sistema de categorías para clasificar al ser humano, si bien ningún tipo existe en estado de pureza. El grafólogo francés Crépieux- Jamin es quien con más fortuna y autoridad ha puesto en orden el análisis de la escritura propiamente dicha.

Ni que decir tiene que otros eminentes grafólogos han aportado su grano de arena. Entre ellos cabe destacar los trabajos del alemán Klages, los del suizo Pulver y los del inglés Saudek, entre otros. Muchos médicos han podido comprobar que la grafología era una herramienta auxiliar muy eficaz y la han adoptado para sus investigaciones y diagnósticos. Los doctores Stretski, Corman, Rivière y Resten han obtenido resultados más que notables en este campo.

Por otra parte, en estos últimos años se han multiplicado los trabajos valiosos sobre grafología, y habría que consagrarles una bibliografía —la existente ya es muy abundante— para no olvidar muchos de ellos.

Pese a ello, vamos a intentar hacer una síntesis de todos estos descubrimientos y de los resultados —a veces más que notables— que han dado.

Sin embargo, antes de comenzar el verdadero estudio de la grafología, deseamos hacer comprender al lector que no se trata de una diversión de salón.

Al analizar una escritura, se penetra profundamente en el alma del sujeto examinado. La antes citada A. M. Cobbaert dice a este respecto: «Importa, pues, hacerlo con la mayor comprensión, bondad e indulgencia, y también con tacto, mesura y moderación porque ¿quién tiene derecho a erigirse en censor, quién puede arrogarse el derecho de dar tan dura lección a los demás?»

Y acto seguido da las siguientes reglas básicas que conviene observar antes de abordar el estudio de la grafología:

— No analizar ningún documento escrito con lápiz;

— preguntar la edad, el sexo y la nacionalidad del sujeto que se ha de analizar;

— elegir un documento escrito con espontaneidad

— preferentemente una carta fechada, firmada y escrita con tinta y en papel sin rayar, junto con el sobre; — no apresurarse jamás a sacar conclusiones de un solo rasgo. Es preciso no solamente que este se halle varias veces durante el curso del análisis, sino que su significado esté confirmado por otros indicios de igual orden;

— no emitir nunca ningún juicio sin reflexionar, a la simple vista de un escrito; eso puede dar una primera impresión que habrá de ser completamente corregida mediante el análisis profundo;

— no dejarse influir por las personas que piden el análisis y facilitan muchas explicaciones o pormenores; — no fundarse jamás en un solo documento si se trata de un estudio profundo;

— desconfiar, en principio, de todo documento presentado y examinar bien, primeramente, su veracidad y espontaneidad;

— juzgar siempre con moderación, sin olvidar la regla según la cual hasta el ser más abyecto tiene su rinconcito de bondad;

— dar siempre muestras del mayor tacto, sobre todo cuando se habla del interesado.

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