
Un perro de compañía para un niño – La elección del perro – The companion dog
El siguiente texto es un extracto del libro El perro de compañía(ISBN: 9781644615485) Conocerlo, entenderlo, interpretarlo y ayudarlo, escrito por Florence Desachy, publicado por de Vecchi /DVE ediciones.
El proceso de elección de un perro de compañía se divide en varias etapas. Primero hay que elegir la raza, luego los caracteres anexos: sexo, color. Conviene saber a qué edad comprarlo y dónde. Después deberemos tomar una serie de precauciones en relación con la garantía de compra. En este libro hemos planteado una serie de preguntas a las que nosotros mismos hemos dado respuesta, para facilitar al lector toda la información que necesita para convivir en las mejores condiciones con el perro. Para ello partimos de la premisa de que se trata de un perro de compañía que no desempeña ninguna función concreta (cazar, custodiar, etc.). Su razón de ser es el vínculo afectivo con un niño, con una persona sola, con una pareja o con toda una familia. Esto no significa que no haga nada, que no tenga que ser educado o que no tenga unas necesidades que el dueño debe satisfacer.

Ni demasiado pronto,ni demasiado tarde
La edad idónea para adquirir un perro de compañía se sitúa en torno a los dos y los tres meses. Aunque el destete tiene lugar a las seis semanas, el cachorro todavía necesita a la madre durante un tiempo. Nada nos impide formalizar la compra antes de esta edad y dejar el cachorro en el criadero hasta que creamos conveniente.
Pasados tres o cuatro meses, el cachorro ha adquirido muchos hábitos, y es más difícil de educar, aunque no imposible.
Un aspecto a considerar es el sexo. En términos generales, las hembras son más afectuosas que los machos. El problema principal son los dos periodos de celo al año de las hembras. El macho suele tener un carácter más dominante con las personas de su entorno y con los otros perros. Por lo tanto, su educación debe ser un poco más estricta, hecho que no siempre coincide con los deseos del dueño de un perro de compañía.
La elección de un cachorroentre toda una camada

La elección del cachorro puede estar basada en un primer impulso o en una decisión más reflexionada, recurriendo a un test de carácter. Aunque puede haber ingredientes de ambas opciones, es preferible empezar por buscar primero un cachorro equilibrado y, después, entre todos los seleccionados, podremos guiarnos por criterios más subjetivos: color, talla, peso, vivacidad.
Atención: algunas características físicas pueden ser motivo de decepción. El color del manto del cachorro no siempre coincide con el color del adulto. Para hacerse una idea de la talla futura del cachorro, deberemos mirar la longitud y el grosor de las patas, más que las dimensiones del cuerpo.
Un perro de compañíapara un niño
En términos generales, un niño puede tener un perro a partir de los 7 u 8 años. A esta edad un niño ya es capaz de entender que un animal se resista a hacer algo y que no siempre tiene ganas de hacer lo que nosotros queremos, y ante esta circunstancia intentará «convencerlo» en lugar de «forzarlo». Además, el niño también está en condiciones de aprender a tratar a un perro. Por ejemplo, se dará cuenta de que ha sido demasiado brusco cuando el perro reaccione no queriendo jugar con él o mostrándose menos efusivo. A los 12 años, un niño puede entender perfectamente las obligaciones y las satisfacciones que comporta tener un animal de compañía. Los padres deberán encargarse de mostrar las obligaciones que genera un animal en casa cuando el niño quiere una mascota pero no acepta hacerse cargo de ella.
La responsabilidad del niño es educativa, porque asume el compromiso de dar de comer al perro, sacarlo a pasear, controlar su estado de salud. En estas condiciones, el perro se convierte rápidamente en su «confidente»; sin embargo, la pérdida del animal durante la adolescencia puede desembocar en un dramático vacío afectivo.
La elección del perro

Es muy importante elegir la raza en función de la personalidad del futuro dueño y de su modo de vida, y no según únicamente los gustos estéticos o los criterios de la moda.
Es la única manera de comprar un animal con el que podamos instaurar una relación equilibrada y armoniosa, y que será feliz viviendo a nuestro lado.
Las compras impulsivas suelen dar como resultado un perro que, cuando se hace adulto, no se ajusta en absoluto a lo que el dueño espera de él.
Dado que separarse no es viable, la convivencia con el perro se convierte en un problema que el dueño intenta solventar del mejor modo. Pero ninguno se siente feliz viviendo con el otro, lo cual es una verdadera lástima si tenemos en cuenta que se trata de un perro de compañía, cuya principal función es alegrar nuestros días.
Para que esto no ocurra, definiremos nuestro modo de vida (hábitat, trabajo, tiempo disponible para el perro, situación económica, vacaciones…), y a continuación intentaremos determinar nuestra personalidad de cara a un perro, es decir, nuestra actitud y la forma de educar (más bien autoritario, tranquilo, indiferente…). En la elección del perro debe primar la racionalidad. Para estar contento con el perro, la condición principal es haberlo elegido bien, y, para lograrlo, el futuro propietario debe conocerse bien a sí mismo. Veamos a continuación los errores más típicos que se suelen cometer al comprar un perro.
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