
Gimnasia mental en caja – Mental gymnastics in a box
El siguiente texto es un extracto del libro Gimnasia mental en caja (ISBN: 9781639190409) Conocerlo, entenderlo, interpretarlo y ayudarlo, escrito por Charles Phillips, publicado por de Vecchi /DVE ediciones.
Introducción
¿Se acuerda de que una vez alguien le contó que la capacidad mental humana alcanza su nivel más alto entre los 18 y 24 años y que, a partir de dicha edad, comienza a disminuir precipitadamente? Nos dijeron que si las redes neuronales (redes de células cerebrales) se destruían, jamás podrían volver a formarse. Sin embargo, la verdad es que todas estas afirmaciones son falsas.
Hoy en día, los expertos saben que el cerebro es un órgano que se regenera. Si lo utilizamos y mantenemos nuestras células cerebrales en funcionamiento y realizando nuevas co-nexiones, su capacidad no se reducirá. Incluso a edades más maduras, el cerebro puede recomponerse y regenerarse por sí solo. Así, el futuro que nos aguarda es más prometedor.
Teniendo esto en cuenta, Gimnasia mental le da la bienvenida. Este libro es la llave para mantener su mente en buen estado y su pensamiento vivaz. Gimnasia mental le facilita información sobre hechos científicos relacionados con el cerebro que le ayudarán a darse cuenta de cuán poderoso es este órgano y de las grandes proezas que es capaz de hacer. Además, contiene una gran cantidad de rompecabezas y ejercicios diseñados específicamente para estimular su cerebro y darle el entrenamiento que se merece.
Alcance su potencial. El cerebro contiene alrededor de diez mil millones de células cerebrales. Cuando usted piensa o cuando aprende algo nuevo, forja ciertas conexiones en su cerebro. De media, cada una de sus neuronas establece alrededor de diez mil conexiones con otras células cerebrales que, en total, suman cien billones de conexiones.
Cuando los científicos comenzaron a comprender el complejo funcionamiento de nuestro cerebro, se percataron de que el potencial de nuestro órgano pensante era realmente increíble. La cantidad de conexiones que somos capaces de establecer es extraordinaria. Un cálculo aproximado realizado por Piotr Anojin y descrito por el experto Tony Buzan dice que es un uno seguido por diez millones de kilómetros de ceros. De esta forma, se deduce que las conexiones cerebrales superan, en número, a los átomos existentes en el universo. Esto debería darle una idea de su potencial.
Estamos rejuveneciendo. Si está en una edad madura, puede que sea más joven de lo que cree. En cuanto a esperanza de vida, es más joven que su abuelo o que su madre cuando estos tenían su misma edad. Además, gracias a los últimos conocimientos acerca de cómo trabaja su cerebro, tiene más oportunidades que sus abuelos para mantenerse en forma en su etapa adulta o madura. Así pues, lea Gimnasia mental y prepárese para maravillarse ante el poder de su materia gris.
Si en algún momento ha pensado algo parecido a: «Me estoy haciendo mayor y me siento cansado. La memoria comienza a fallarme y mi mente no es lo que era», lo más probable es que esté convirtiendo estos efectos imaginarios en una realidad. En cambio, si piensa algo parecido a: «Tenga la edad que tenga, mi mente puede estar alerta y totalmente estimulada si me molesto en mantenerla activa», entonces habrá comenzado a proteger su cerebro del declive.
El rompecabezas de la caja. El rompecabezas que encontrará en la caja consiste en un cubo de seis caras que, a su vez, está formado por 27 cubos de menor tamaño. El rompecabezas le proporcionará un buen entrenamiento visual-espacial que le ayudará a desarrollar su capacidad de pensar en tres dimensiones, además de estimular su mente.
Comprender El Cerebro
¿Qué es el pensamiento? ¿Por qué sentimos emociones? ¿Cómo funciona la memoria? ¿Qué es el pensamiento lateral y la intuición? Este tipo de conocimientos nos ayudarán a diseñar una rutina de ejercicios mentales que desplieguen las extraordinarias capacidades del cerebro.
Breve historia del cerebro
Nuestros antepasados no asociaban el cerebro con la memoria, o la inteligencia con otras facultades mentales. De hecho, consideraban la mente como un espíritu incorpóreo.
Durante el primer milenio a. de C. los antiguos griegos fueron los primeros en relacionar el cerebro con la mente. En concreto, en el siglo VI a.de C., Alcmeón afirmó que la inteligencia residía en el cerebro. Posteriormente, en el siglo V a. de C., Platón indicó que el cerebro registraba las impresiones a partir de la experiencia del mismo modo que la marca de un vaso quedaba impresa sobre una capa de cera blanda. Sin embargo, su alumno más famoso, Aristóteles, siguió las creencias de los egipcios, que afirmaban que el corazón era el órgano del pensamiento y que la tarea fundamental del cerebro era mantener la sangre a una temperatura fresca.
Herófilo, un anatomista alejandrino, identificó los ventrículos del cerebro como el lugar donde se encuentra nuestro potencial mental. Galeno de Pérgamo retomó esta teoría en el siglo II d. de C., pero fueron los médicos árabes quienes la transmitieron a Europa, donde se aceptó durante muchos siglos.
El sistema nervioso. Hasta los siglos XVIII y XIX los científicos no comenzaron a entender cuál era el papel del cerebro en el sistema nervioso humano. Algunos dibujaron una especie de mapas en los que relacionaban partes del cerebro con actividades concretas. Pero a mediados del siglo XX se demostró que este modelo era demasiado simple, de forma que científicos de la talla de Karl Spencer Lashley comenzaron a argumentar que el cerebro, en su totalidad, estaba presente en los procesos más complejos de la mente.
¿Qué es el cerebro?
El cerebro es el centro de control de nuestro cuerpo. No sólo realiza actividades mentales complejas, como, por ejemplo, aprender un idioma extranjero o resolver rompecabezas, sino que también controla la digestión, la respiración y otras funciones corporales subconscientes. También ordena acciones físicas deliberadas, como hacer ejercicio en el gimnasio.
La corteza cerebral, que controla la mayoría de los procesos mentales, cubre la parte más grande del cerebro; además, contiene una gran cantidad de células: a pesar de que sólo ocupa una cuarta parte del volumen total del cerebro, contiene el 75 % de sus células.
El cerebro está dividido en dos hemisferios: el izquierdo y el derecho. Ambas partes están conectadas de forma cruzada de tal modo que el hemisferio derecho tiene el control sobre la mitad izquierda del cuerpo y el hemisferio izquierdo manda órdenes a la mitad derecha del cuerpo. Los investigadores también han demostrado que la parte derecha del cerebro, al parecer, controla aquellas actividades de carácter artístico, mientras que la parte izquierda domina actividades lógicas, matemáticas y lingüísticas (véanse las páginas 124-129).
Cada hemisferio está compuesto por cuatro partes denominadas lóbulos. Los lóbulos frontales controlan el pensamiento y la planificación. Los demás, el lóbulo temporal, el lóbulo parietal y el lóbulo occipital, ayudan a controlar los sentidos y rigen el lenguaje. Además, algunos expertos distinguen entre el cerebro superior (la corteza cerebral), que dirige las actividades mentales, y el cerebro inferior (que incluye el cerebro medio, el cerebelo y el tronco del encéfalo), que básicamente controla las funciones corporales, las emociones, los impulsos sexuales e instintos tales como respuestas de acción-reacción, que nos preparan para la acción cuando percibimos el peligro.
¿Cómo se conectan las células cerebrales?
Su cerebro contiene la asombrosa cifra de diez mil millones de células, denominadas neuronas. En el centro de cada célula, de forma redonda, se encuentra el núcleo protegido por una serie de tentáculos cuyos extremos guardan cierto parecido con las ramas de los árboles. Estos extremos se conocen como dendritas, término que proviene del griego dendron, que significa «árbol». De otro extremo nace un brote alargado llamado cilindroeje o axón. Mediante ramificaciones terminales, el axón establece contacto con otras células. Estas conexiones se realizan a través de diminutos espacios denominados sinapsis.
Realizar nuevas conexiones. Lo más importante es saber que cuando usted aprende algo nuevo establece nuevas conexiones entre células, de modo que forja nuevos caminos neuronales. Estos mejoran sus poderes mentales generales. Los investigadores han identificado más de cincuenta mensajeros químicos diferentes, también conocidos como neurotransmisores, que participan en el rápido movimiento de la información a través de las células cerebrales.
Impulsos eléctricos cerebrales. Gracias al uso de electroencefalogramas, los expertos han identificado cuatro niveles de actividad eléctrica. Cuando usted está alerta, su cerebro emite impulsos eléctricos beta (de 14 a 40 ciclos por segundo). En cambio, cuando descansa después de hacer ejercicio, su cerebro emite impulsos eléctricos alfa (de 9 a 14 ciclos). Los impulsos eléctricos zeta (de 5 a 8 ciclos) sólo se emiten cuando usted está despierto pero sin realizar actividad alguna, mientras que los impulsos eléctricos delta (de 1,5 a 4 ciclos) sólo suceden en estados de sueño muy profundo.
Historia de los juegos
Desde tiempos inmemoriales, los seres humanos han disfrutado con los diversos retos que presentan las pruebas mentales, los rompecabezas y los juegos. La ancestral civilización del Indo, que habitaba tierras indias y paquistaníes, se entretenía con diminutos laberintos hechos de arcilla alrededor del año 2600 a. de C. Por esta misma época, los habitantes de la antigua ciudad mesopotámica de Ur practicaban juegos de mesa parecidos al parchís. Desde el segundo milenio a. de C. las gentes del antiguo Egipto mataban el tiempo con juegos similares al backgammon.
Sin embargo, el rompecabezas más antiguo que ha conseguido sobrevivir al paso del tiempo es el loculus (en griego, «caja»). Este juego se atribuye a Arquímedes, un matemático griego del siglo III a. de C. Los jugadores deben organizar las catorce piezas y formar un cuadrado o cualquier otra figura. Es verdaderamente complicado y también se conoce bajo el nombre de stomachion, que significa «problema exasperante».
Con el paso de los siglos, el ingenio humano y la pasión por los juegos han avivado el desarrollo de un amplio abanico de juegos y rompecabezas. Muchos de ellos proceden de herramientas que se utilizaban en la enseñanza. Por ejemplo, el clásico rompecabezas deriva de los «mapas diseccionados» que diseñó John Spilbury, un dibujante de mapas londinense del siglo XVIII. El célebre cubo de Rubik proviene de un rompecabezas que el húngaro Ernö Rubik desarrolló en el año 1970 como soporte de ayuda a sus estudiantes de arquitectura para practicar la visualización tridimensional. ¿Sabía que el cubo de Rubik contiene más de 43 trillones de combinaciones posibles?
En cambio, existen otros juegos que tan sólo se inventaron por puro entretenimiento. Entre ellos, se encuentra el clásico crucigrama, diseñado por Arthur Wynn, un emigrante inglés en Estados Unidos, que se publicó por primera vez en Fun el 21 de diciembre de 1913. Fueron precisamente los británicos quienes desarrollaron los rompecabezas más crípticos y complejos.
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