
Las brujas en el mundo – Qué es la brujería? – The witches in the world
El siguiente texto es un extracto del libro Las brujas en el mundo (ISBN: 9788431554736) Conocerlo, entenderlo, interpretarlo y ayudarlo, escrito por Massimo Centini, publicado por de Vecchi /DVE ediciones.
La brujería es, sin duda alguna, un fenómeno muy complejo, variable según el periodo histórico y el área geográfica y todavía parcialmente desconocido, aunque con el paso del tiempo se ha ido forjando un conjunto de tópicos y de ideas preconcebidas.
El aspecto de su historia que más ha impresionado al imaginario colectivo es la caza de brujas, que no fue una simple experiencia conducida por la locura de unos pocos oscuros inquisidores, o debida al miedo y a la ignorancia de personas ciegas por la frustración y por el terror morboso al diablo, sino el resultado de una de las época más problemáticas de la historia occidental. Un periodo en el que convivieron personas de todas las clases sociales y todas las culturas, alimentando una persecución que actualmente todavía es objeto de reflexión para los que estudian las luces y las sombras de nuestro pasado.
Las fuentes y los métodos de estudio
Prescindiendo de las leyendas y de las falsas reconstrucciones históricas, que a menudo esconden claras intenciones anticlericales, existen unas fuentes objetivas que nos proporcionan la imagen concreta de la caza de brujas. Estas fuentes están constituidas por:
— documentos sobre los procesos celebrados contra las brujas;
— libros y manuales usados por los inquisidores;
— ensayos teológicos y jurídicos de eminencias eclesiásticas, y también de personajes laicos, partidarios y contrarios a la persecución de las brujas;
— imágenes del universo de la brujería realizadas por artistas, especialmente del periodo comprendido entre finales del siglo XIV y principios del XVII.
Las tres primeras fuentes nos pueden proporcionar un panorama fiable sobre cómo estaba considerada la brujería y cómo la interpretaba la población de la época. Analizando los documentos sobre la brujería se puede constatar que en muchas ocasiones la caza de brujas fue el resultado del malestar de sociedades que buscaban desesperadamente un chivo expiatorio que diera sentido a su malestar. También fueron importantes las motivaciones religiosas y las interpretaciones de inquisidores, teólogos y juristas, totalmente supersticiosos obsesionados por el miedo al diablo y al mal.
Hoy en día los historiadores saben perfectamente que el estudio de la brujería no puede plantearse desde una disciplina científica única. La psicología, la antropología y el psicoanálisis pueden ser grandes ayudas. Asimismo, las ciencias médicas y la historia del derecho pueden ofrecer una contribución valiosa en el estudio de uno de los lados más oscuros de la historia de la cultura occidental.
En este libro se tratarán, con la ayuda de fuentes históricas y de las hipó-tesis interpretativas más consolidadas, los aspectos históricos principales dela brujería.
¿Qué es la brujería?
Según la definición más común, la brujería es un conjunto de artes mágicas utilizadas con el objetivo de dirigir acontecimientos según un deseo individual. Bruja es, por tanto, aquella que se sirve «con bajeza» de poderes mágicos, utilizados no con el fin de lograr un conocimiento, sino para causar efectos negativos contra otros en la mayor parte de los casos. Esta es la definición de brujería de la Gran Enciclopedia Larousse:
Forma maléfica de hechicería, practicada por quienes se supone o dicen haber hecho pacto con espíritus malignos o con el demonio. Los orígenes de la brujería deben buscarse, más que en una pervivencia de cultos paganos en las doctrinas dualistas cátaras extendidas por casi toda la Europa medieval y en las creencias supersticiosas en el poder y la intervención del demonio. Es muy difícil distinguir entre lo que creían hacer las brujas y lo que, quienes las denunciaban o juzgaban, creían que hacían. Es probable que las creencias populares hayan contribuido a configurar las prácticas de brujería (culto al demonio, reuniones [aquelarres] que parodiaban los cultos de la Iglesia en vísperas de fiestas solemnes, misas negras, etc.), como reverso demoniaco del culto cristiano.
De esta breve definición podemos deducir algunos aspectos concretos:
— la brujería es una práctica antiquísima;
— la brujería presupone un vínculo con el demonio;
— el adjetivo embrujado se utiliza para indicar experiencias que guardan alguna relación con el mundo de la magia, de la hechicería, del mal.
Consecuencia de ello es que bruja (o brujo, si bien casi siempre son mujeres) es:
Persona que, según superstición popular, tiene un poder sobrenatural o mágico emanado de un pacto con el diablo.
El origen de un nombre y de una función

Etimológicamente, la palabra bruja tiene un origen incierto; el término italiano strega viene del vocablo latino strix («pájaro nocturno»), aunque el origen de la palabra también es incierto. Los términos franceses sorcier/sorcière están relacionados con sortes, es decir, con la tradición de pronunciar auspicios, dominio de los magos y de las hechiceras. En cambio, los vocablos ingleses wizard/witch derivan del sajón wicca/wicce, que corresponden a sabio/sabia; un significado parecido tienen en alemán hexer/hexe.
El modelo de bruja y su fisonomía se fueron definiendo, según estereotipos todavía difundidos, a partir del siglo XIV, coincidiendo con el inicio dela gran persecución.
Las diferentes funciones eran (y son) sustancialmente similares, pero hubo variantes determinadas por motivos de carácter local.
Aunque en los procesos las acusadas eran casi siempre las mismas, la acción represiva podía cambiar según el país en el que tenían lugar los actos de brujería. Valorando el fenómeno global con las herramientas de las ciencias sociales modernas, se podría plantear la hipótesis de que las brujas fueran personas pertenecientes a clases sociales marginales, contra quienes se proyecta bala agresividad de una sociedad conmocionada por enfermedades, carestías, desastres naturales y guerras, acontecimientos todos ellos que se consideraban guiados por una voluntad maléfica. Desde este punto de vista, las brujas, habrían desempeñado la función «social» de dar un sentido a los males dela existencia.
¿Son las brujas las últimas practicantes de cultos no cristianos?
Naturalmente, las interpretaciones exclusivamente sociológicas no pueden darnos una respuesta total al fenómeno de la brujería. De hecho, si las brujas no volaban ni se convertían en animales, no debe excluirse la posibilidad de que hubiera focos de disidencia religiosa dedicados a la magia y quizás al satanismo. Se puede considerar también que aquellas prácticas tildadas de culto al diablo, en realidad podían ser experiencias religiosas paganas, que subsistieron en la cultura tradicional mucho tiempo después de la difusión del cristianismo. Atendiendo a las observaciones realizadas hasta este punto, podemos sintetizar la realidad de la brujería del siguiente modo:
— las brujas eran personas que llevaban a cabo acciones rituales orientadas a celebrar a Satanás y a perjudicar a los hombres, en clara oposición al cristianismo;
— la bruja fue una mujer considerada amante de Satanás, por sus comportamientos contrarios a las reglas sociales preestablecidas (entre las mujeres acusadas de brujería había prostitutas, médicas, herbolarias…);
— la mujer denominada bruja era el último exponente de una tradición religiosa precristiana y, por tanto, se la perseguía por ser portadora de experiencias rituales que eran la antítesis del cristianismo.
De todos modos, la bruja no fue nunca un personaje definido con nitidez. Su perfil se diluía, se desvanecía en el enigma. Todo esto forma parte de su identidad y seguirá suscitando imágenes que asustan y fascinan. Tal como siempre ha sido y, probablemente, siempre será…
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