Artesanías y pasatiempos

Consejos y proyectos del arquitecto para las buhardillas – Architect tips and projects for attics

El siguiente texto es un extracto del libro Consejos y proyectos del arquitecto para las buhardillas(ISBN: 9781646990559) Conocerlo, entenderlo, interpretarlo y ayudarlo, escrito por Giuseppe Mascheroni y Cristina Pezzaglia, publicado por de Vecchi /DVE ediciones.

Introducción

Las primeras viviendas humanas estaban formadas probablemente sólo por una cubierta, constituida por una losa de piedra inclinada o por un entramado de ramas y hojas. Todavía en la actualidad la cubierta, y no sólo desde el punto de vista formal, es el lógico y natural complemento del edificio, define su perfil y le confiere su aspecto característico.

Habitar bajo una cubierta significa volverá vivir la propia esencia de la idea de casa, muy distinta de esos apartamentos impersonales, difíciles de distinguir desde el exterior, típicos de las últimas décadas.

En esto consiste el renovado gusto por la buhardilla, hereditaria de los fascinantes estudios bohemios de París, caracterizados por una luz suave, un espacio recogido bajo el techo inclinado, un distanciamiento (real y visual) de la calle y de cuanto acontece en el mundo. En pocas palabras, la buhardilla es una vivienda con carácter, libre e informal.

La buhardilla nace de una innovación, aparentemente insignificante, pero que en realidad ha revolucionado la arquitectura del norte de Europa. Un sinónimo, mansarda, procede del nombre de su autor, que vivió en la mitad del siglo XV, el arquitecto J. Hardouin Mansart, y que utilizó un esquema y a empleado en la zona más antigua del palacio del Louvre y que permitía separar en dos partes de distinta pendiente el empinado y voluminoso faldón de la cubierta. Mansart enriqueció y perfeccionó esta solución hasta el punto que, sea por su intrínseca eficacia como por la gran laboriosidad del proyectista, este tipo de cubierta invadió París, cambiando su panorama y se difundió a continuación por todas las ciudades nórdicas.

En los países mediterráneos no obtuvo el mismo éxito que encontró en otros lugares, por ejemplo en Austria o en Bélgica. En las ciudades meridionales, de hecho, las pen – dientes de las cubiertas no permitían el recurso a la solución de Mansart y los desvanes solían convertirse en despensas alimentarias o en habitaciones de la servidumbre.

En años más recientes, vivir en los desvanes ha representado una solución económica pará quien quería encontrar un apartamento en la zona central de la ciudad, sin tener la posibilidad de comprar otro inmueble. La recuperación de estos locales ha sido por lo tanto, en primer lugar, un fenómeno dictado por las exigencias del mercado que presentaba una oferta bloqueada, a menudo por la imposibilidad de construir nuevas casas, o insuficiente o absolutamente antieconómica.

Por esta razón, la buhardilla ha sido durante muchos años una vivienda provisional o secundaria para solteros, profesionales viajeros o jóvenes parejas. Actualmente, en cambio, se puede hablar de una nueva manera de vivir que, después de abandonar los esquemas provisionales del pasado, busca un espacio personal, reconocible, cálido y recogido.

Vivir en una buhardilla

Comprar o alquilar un apartamento en una buhardilla, desde el punto de vista económico, todavía es conveniente, aunque la evolución del gusto y del mercado han provocado un aumento de los precios. Todavía es posible comprar un desván a un precio ventajoso para hacer en él la propia casa, aunque esto comporta grandes gastos de reforma. Existen muchos desvanes que todavía no se han convertido en casas, a menudo en propiedad de una comunidad, que decide ponerlos en venta para poder superar algunos gastos extraordinarios.

Además, existen otros aspectos que hacen que el precio de un desván que se tenga que reformar sea inferior respecto al de un apartamento en un piso más bajo en las mismas condiciones; de hecho, para este último, los trabajos de reforma necesarios para hacerlo habitable comportan un gasto mayor. Además, el coste de una buhardilla es más barato por su localización en el interior del inmueble; a menudo el ascensor no llega a los desvanes, ni disponen de terrazas o ventanas verticales para apreciar la vista de la ciudad desde arriba.

Pero son muchos los que, a pesar de estos límites, no renuncian a las ventajas de una casa en el desván, que se puede resumir en tres palabras clave: carácter, libertad e informalidad.

Cómo aprovechar de la mejor forma posible la pendiente de la cubierta

En la buhardilla, la estructura de la cubierta marca las condiciones para el uso del espacio y la estructura de las vigas; en una cubierta de madera, puede ser un elemento para destacar y resaltar. Se tiene que intentar que los entarimados y las instalaciones no interfieran en la estructura del techo en los puntos más significativos. En un contexto tan condicionado como este por la altura, desaprovechar espacio es imposible. Los pasillos y los accesos, que deben tener la altura necesaria para permitir el paso de una persona, hacen difícil una disposición racional de los ambientes; los distribuidores tienen que estar integrados en los espacios principales, separados eventualmente por elementos parciales, ligeros y transparentes. La solución más racional, es dejar una zona de sol amplia, luminosa y sin divisiones desde donde acceder a las habitaciones y a las zonas de servicio.

Buhardillas de espacio abierto

En el caso de ambientes reducidos o en presencia de una estructura del techo, particularmente interesante o valiosa, la solución de un espacio abierto resulta más funcional y con un mejor impacto perceptivo.

Las divisiones entre los diversos espacios pueden realizarse con muebles bajos, librerías abiertas, paredes decoradas con aberturas amplias y bien distribuidas. El objetivo es lograr que el espacio se perciba sin interrupciones, evitando situaciones claustrofóbicas, pero garantizando una organización racional de las distintas funciones que precisa la vivienda.

Habitaciones bajo el faldón

En el caso de que se disponga de ambientes más amplios, o fuera importante mantener una división tradicional de las habitaciones, se tiene que recordar que aplicar en un desván un esquema de distribución normal podría ser un error; la distribución más racional y que utiliza al máximo el espacio del que se dispone en un apartamento con un techo plano puede ser totalmente inadecuada para un ambiente con una planta idéntica pero con el techo inclinado.

Si en un apartamento de 130 m2, por ejemplo, hay tres habitaciones, un comedor, una cocina y dos baños; en un apartamento del mismo tamaño pero abuhardillado, aproximadamente, 40 m2 no serán utilizables a causa de la altura insuficiente y faltará, según como sea el techo, por lo menos una habitación. La organización delas habitaciones de una buhardilla se tiene que pensar siempre de forma tridimensional, sin olvidar nunca que el elemento fundamental de este espacio es el techo. Todo esto no constituye un límite, puesto que ofrece la posibilidad a los habitantes de definir de nuevo viejos esquemas habitables, reinventando desde el principio el propio espacio vital. Naturalmente, esto comporta una mentalidad abierta: lo que puede parecer incómodo a simple vista, puede ser, sin embargo, cómodo en la práctica: viviendo en una buhardilla nos damos cuenta de que, incluso los movimientos, los recorridos y los usos —en definitiva, las costumbres—se modifican.

Decoraciones fijas y soluciones para aprovechar el espacio

Como ya se ha dicho, aproximadamente el 30 % del espacio de una buhardilla, a causa de su altura limitada, es de difícil acceso, pero no por ello se debe considerar como una zona inutilizable. En la mayoría de los desvanes, caracterizados por una pendiente del faldón de aproximadamente el 30 % y de una altura de la pared perimetral variable entre 0 y 120 cm, existe un espacio residual que no es propiamente habitable pero que se puede utilizar con profundidad: trasteros, lavaderos, despensas y roperos se adaptan perfectamente a estos espacios, liberando el resto del apartamento de la molestia de armarios y mobiliario fijo.

Además, allí donde se quiera recuperar la continuidad del espacio abuhardillado, por ejemplo en el comedor, se pueden colocar, siguiendo las bajas paredes perimetrales, librerías o armarios incluso de profundidad superior a la normal.

Escaleras interiores, altillos y espacios a toda altura

Es muy frecuente el caso en el que un desván, demasiado pequeño o difícilmente accesible, esté unido con el apartamento inferior. Si las dimensiones lo permiten, es posible obtener más locales, uniéndolos con una escalera, de obra, de madera o de acero; tiene que estar colocada de forma que dé acceso a un punto suficientemente alto del desván; tiene que permitir una distribución racional de los locales, sin obstaculizar el piso inferior, convirtiéndose incluso en el eje.

Cuando el espacio del desván está limitado o lo aconsejan sus particulares características geométricas, la escalera puede unir las ala de estar con un altillo, que se puede utilizar por ejemplo como estudio, sin impedirla visión de la estructura de la cubierta.

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