
El misterio de los crop circles. Hipótesis, secretos militares, enigmas… – The mystery of the crop circles. Hypotheses, military secrets, enigmas…
El siguiente texto es un extracto del libro El misterio de los crop circles. Hipótesis, secretos militares, enigmas… (ISBN: 9781646999965) Conocerlo, entenderlo, interpretarlo y ayudarlo, escrito por Bernard Baudouin, publicado por de Vecchi /DVE ediciones.
Historia
En este principio del siglo XXI, el hombre moderno evoluciona en un entorno en el que la información viaja en tiempo real y cubre instantáneamente la totalidad del planeta. Por ello, durante el último cuarto del siglo pasado, los medios de comunicación han visto crecer su impacto hasta el punto de convertirse, para muchos, en las únicas fuentes de información.
Se olvida con demasiada facilidad que antes de este derroche de medios tecnológicos, bases de datos informatizadas, comunicaciones por satélites y la irrupción de Internet en nuestra existencia, se habían sucedido centenares de generaciones con la única referencia de la tradición oral.
El fenómeno de los «círculos de cultivo» no escapa a esta apreciación apresurada que es inherente a nuestra sociedad hipermedia tizada. Muchos piensan que, de hecho, estas extrañas apariciones irrumpieron a finales de los años setenta, cuando los periódicos y las revistas empezaron a hablar de ellas. Pero, para quienes se interesan realmente por los círculos en las cosechas, basta con algunos rigurosos estudios para que surjan las dudas que permitan constatar rápidamente que la unidad de análisis no debe remontarse a unas décadas, sino a unos siglos.
Las primeras apariciones

1978 © akg-images/British Library
Para muchos, la prueba más tangible de la existencia de los círculos en el pasado reside en la célebre litografía llamada The Mowing Devil («El demonio de segar»), con fecha de 22de agosto de 1678 —es decir, tres siglos antes de lo que normalmente se cree—, en la que aparece la figura del demonio actuando de forma metódica en un campo de avena en el condado inglés de Hertfordshire, y en el que es difícil distinguir si realmente corta las espigas o simplemente las aplasta para formar una espiral circular perfectamente alineada.
No obstante, aunque la primera representación gráfica de un círculo de cultivo «trabajado» voluntariamente parece ser esta litografía, hay otras fuentes, muy lejanas, que dan a entender que el fenómeno ya existía mucho tiempo atrás.
Un siglo antes, en 1590, un «informe» oficial hacía referencia, en la región de Drende (Países Bajos), a un curioso círculo aplastado en un campo de cereales, y del cual se decía que podía ser obra de misteriosos e invisibles bailarines nocturnos.
En realidad, casi por todo el mundo, desde Inglaterra o Europa Central hasta América del Norte y otros rincones alejados del planeta, antiguos cuentos y fabulosas leyendas, relacionadas con multitud de culturas ancestrales de pueblos primitivos y cuyos orígenes se pierden en la noche de los tiempos, relatan a su manera la existencia de fenómenos similares.
Todos estos relatos atestiguan, con mayor o menor detalle, la observación de círculos o anillos tanto en prados como en claros forestales, cuyos orígenes se atribuyen a distintas fuentes estrechamente relacionadas con las costumbres de la época, desde hipotéticos gigantes legendarios que pisotean los campos, hasta espíritus de la naturaleza que celebran misteriosas reuniones, o célebres brujos que aplastan las espigas durante sus interminables rondas.
Todos estos testimonios populares, aunque no constituyan pruebas irrefutables, nos llevan al menos a pensar que lo que actualmente conocemos como crop circles o círculos de cultivo no era un fenómeno desconocido para nuestros antepasados más lejanos. Y es que en muchos casos la evidencia se impone: las descripciones de antaño, sorprendentemente precisas, llaman la atención por su extraña similitud con las formas observadas en la actualidad, al evocar la existencia de fenómenos luminosos o describir formas de una precisión extrema en uno u otro campo.
Los primeros escritos

Más recientemente, hay que esperar hasta mediados del siglo XIX para ver aparecer en Europa los primeros textos que relatan la existencia de los círculos de cultivo. Recogidos en breves informes, hacen referencia a semillas aplastadas, o a marcas circulares en medio de los campos y que se forman en una noche sin que nadie logre atribuirles un origen. A lo largo de los años, nuevos testimonios han ido enriqueciendo este dosier con descripciones de superficies de cereales curiosamente aplastadas con una impresionante regularidad circular, y de plantas que parecen haberse salvado voluntariamente para formar el eje central vertical alrededor del cual se organiza y se forma el «diseño» agrícola. En todos los casos, delimitando con una precisión increíble el círculo de cultivo, aparece una vegetación totalmente intacta.
Los primeros escritos dejan entrever que la población agrícola, que dejaba sin explicar muchos fenómenos naturales, estaba familiarizada con estas apariciones desde tiempos muy antiguos. Aunque el exceso de viento o de lluvias era habitual, no lograban dar con una explicación satisfactoria, por lo que se inclinaban por las leyendas y los rumores que alimentaban cada temporada, cuando crecían los cultivos y aparecían estos fenómenos. No obstante, existía una gran diferencia con los demás fenómenos inexplicados de la naturaleza: los círculos de cultivo hacían gala de formas tan precisas, con las espigas aplastadas —y a veces «entrelazadas»— con tanto cuidado, siempre sin que se rompiesen, que muchos veían en los círculos la obra de inteligencias superiores, es decir, «sobrenaturales» en el sentido literal de la palabra.
Veremos más adelante que algunos de nuestros contemporáneos no se alejan mucho de estas teorías al atribuir los círculos de cultivo a inteligencias extraterrestres.
La propagación de la información a escala planetaria, que se ha visto incrementada con la irrupción de Internet en nuestras formas de comunicación, ha desvelado que existen muchas pruebas idénticas en numerosos puntos del globo, en países muy alejados unos de otros. Emergen entonces relatos incapaces de delimitar el origen del fenómeno, pero que se han conservado gracias a una viva tradición oral durante décadas, y a veces incluso siglos, como tantas otras reliquias históricas de antaño.
Se habla de círculos, de cuadrados, hexágonos, formas circulares, anillos de cultivos que parecen estar como aplastados con niveladora, superficies de vegetales aplanados que —vistos desde lejos y desde cierta altura— revelan formas muy particulares, plantas de cultivo con tallos sorprendentes y rigurosamente orientados e inclinados en la misma dirección, etc. Para intentar explicarlos, se ha hablado tanto de aparentes ráfagas de aire o fenómenos luminosos como de efectos extraños atribuidos a la lluvia o al viento, e incluso de ciertos tipos de mini-ciclones, cuando no se han ofrecido interpretaciones que hacen referencia a la magia, la brujería o lo sobrenatural.
La llegada del siglo XX marcó un giro en la percepción delos círculos de cultivo, y sobre todo en el interés que suscitaban. Lo que hasta entonces no eran más que rumores, informaciones que se transmitían de ciudad en ciudad, relatos dispares que despertaban poca atención oficial, fueron ganando «adeptos», cada vez más numerosos y apasionados.
En regiones donde estas manifestaciones parecen más habituales, como en el sur de Inglaterra, los testimonios «florecieron» y se multiplicaron, y los relatos parecían deleitarse con el interés repentino que suscitaban entre forasteros delos lugares afectados.
Todo ello vino acompañado, durante las primeras décadas del siglo, por una recogida más sistemática de datos que permitió establecer una relación de las manifestaciones de los círculos detectados en ciertos lugares. Evidentemente, es imposible extraer conclusiones, pues estos análisis sólo hacían referencia a algunos países de la Europa occidental.
En estos primeros informes se hacían frecuentes alusiones a los círculos o anillos diseñados en los campos de cereales en un periodo muy corto, normalmente durante una sola noche. En esta época se realizaron las primeras fotografías de crop circles, consideradas por los observadores más entusiastas como pruebas irrefutables del fenómeno.
En los años cincuenta, los descubrimientos de círculos fueron más numerosos, sobre todo en Inglaterra y Alemania; no obstante, hay que precisar que sólo se trata de fenómenos debidamente documentados. Es prácticamente seguro que habrán aparecido círculos de cultivo en campos de otros países; pero, a falta de pruebas, estas manifestaciones no entrarán jamás en las tablas estadísticas.
A finales de esta década, los medios de comunicación empezaron a interesarse por los círculos de cultivo. Encontramos en la prensa británica los primeros artículos que relatan la existencia de «círculos concéntricos» en campos cultivados, aunque presentan el fenómeno como algo demasiado insólito para suscitar el interés de los lectores.
El fenómeno despierta el interés de los científicos

Lógicamente, los científicos son los primeros en implicarse en el estudio de lo que todavía se consideran fenómenos esporádicos e inexplicables. Esta será la mayor evolución de los años sesenta, que verá multiplicarse los grupos de investigación, a veces incluso creados por los gobiernos, como el equipo del astrofísico Robert Randall, que en 1963 recibió el encargo del gobierno británico de estudiar un círculo de cultivo aparecido en un campo de trigo en Wiltshire.
Las distintas investigaciones aportaron grandes dosis de rigor en el análisis de los círculos, lo que permitió comprender mejor los procesos de elaboración. Ofrecieron también nuevas precisiones en cuanto a la observación, en repetidas ocasiones, de «bolas luminosas» que descendían y daban vueltas por encima de los campos donde luego aparecerían los círculos de cultivo, así como de la existencia de «matas» de espigas que permanecían intactas en el centro de los círculos de cultivo mientras que su entorno aparecía aplastado, formando perfectos diseños ovalados.
Desde entonces, los trabajos de investigación de los crop circles se han ido sucediendo hasta llegar a documentar oficialmente más de un centenar de círculos de cultivo registrados antes de los años ochenta en Inglaterra, más de 350 en Estados Unidos, y más de cuarenta en Australia entre los años 1965 y 1980. De esta manera, los investigadores crearon archivos nacionales e internacionales que dieron lugar a organismos oficiales y otorgaron al fenómeno la categoría de «objeto de investigación».
A finales de los años ochenta se abrió otra etapa en la historia de los círculos de cultivo cuando los sencillos círculos o combinaciones de estos dejaron paso a formas bastante más complicadas y sofisticadas. Además del hecho de que el número de círculos iba en constante aumento —hasta contar varios al año en algunos países—, se observaron también figuras geométricas muy complejas y combinaciones de círculos, rectángulos y líneas rectas que formaban motivos que recordaban tanto la geometría sagrada (número áureo) como los mándalas espirituales, formaciones de inspiración astronómica(planetas, cinturones de asteroides), espirales iniciáticas, recuerdos de antiguas civilizaciones (nudos célticos, vías solares) o incluso aplicaciones de geometría fractal de una modernidad desconcertante.
Desde este punto de vista, durante los años noventa se alcanzaron cumbres nunca imaginadas anteriormente, tanto en lo que se refiere al número de apariciones como a la gran diversidad de formas, lo que pareció dar crédito a un desarrollo manifiesto del fenómeno, que gozó de una repercusión desconocida hasta entonces. En efecto, se extendió a un gran número de países, como si se propagase con los años, mientras llevaba siempre esos extraños «mensajes» que algunos creían ver. Desde entonces, no sólo se han observado con frecuencia círculos en Inglaterra y Alemania, sino también en lugares repartidos a lo largo del planeta: Países Bajos, Suiza, Francia, España, Italia, Bulgaria, Israel, Estados Unidos, Canadá, Rusia, Australia o Japón, por citar sólo los casos más documentados.
Al mismo tiempo, aumentó también el número de investigadores reconocidos y de adeptos apasionados, hasta que la fascinación ejercida por los círculos se convirtió en una evolución llena de significados. Efectivamente, a la vez que se sucedían los descubrimientos y que los investigadores se hacían eco de los interrogantes que generaban estas misteriosas apariciones, se multiplicaron las hipótesis sobre el modo operativo que había prevalecido en su creación; estas iban desde las que recogían y adaptaban a los gustos del momento las creencias de antaño, hasta las que evocaban causas que hacían referencia a tecnologías futuristas, es decir, a una inteligencia y un dominio desconocidos por la ciencia actual.
Llegados a este punto, todos aquellos que deseen comprender el sentido verdadero de los círculos de cultivo y sus apariciones deberán iniciarse tanto en los aspectos más espectaculares e inmediatos, como en las causas y las especificidades más ocultas e inesperadas.
Naturaleza de los crop circles

En los distintos continentes en los que se ha constatado la aparición de círculos, estos «aparecen» en estrecha relación con el ritmo de las estaciones. En efecto, hace falta que las cosechas se encuentren en estado avanzado, que se trate de colza, trigo, cebada o cualquier otro cereal para que las espigas puedan aplastarse y entrelazarse, tal como se observa en la mayoría de casos, y que sea antes de que los agricultores empiecen el período de recolección, pues borraría todo rastro de círculos en el campo. No obstante, hace falta matizar esta última afirmación, pues veremos más adelante que suelen quedar restos perceptibles de antiguos círculos de cultivo.
En cuanto al continente europeo, el período más propicio para la creación de círculos de cultivo empieza generalmente durante la segunda mitad del mes de abril, aunque a veces pueden observarse excepcionalmente «apariciones» más precoces desde los primeros meses del año. Suelen seguir unos cuatro meses durante los cuales se multiplican los descubrimientos de círculos, sobre todo a finales de agosto, a veces incluso con varias creaciones al día. Por ejemplo, sólo en el mes de julio de 2000 se documentaron más de cien círculos de cultivo en todo el mundo. En algunos lugares se descubren apariciones hasta mediados de septiembre en parcelas sin segar o en zonas cubiertas únicamente de hierba.
Evidentemente, cada año los círculos desaparecen a medida que los agricultores siegan los campos y recogen las cosechas. Llega entonces el momento, para los especialistas, de estudiar todos los datos recogidos hasta las apariciones de laño siguiente. Los mayores expertos seguirán vigilando durante unos meses y analizarán fenómenos directamente relacionados con los círculos, como pueden ser apariciones de dibujos en la nieve o el hielo durante el invierno.
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