
Gato feliz – Happy cat
El siguiente texto es un extracto del libro Gato feliz (ISBN: 9781644617144) Conocerlo, entenderlo, interpretarlo y ayudarlo, escrito por Michèle Fermé-Fradin, publicado por de Vecchi /DVE ediciones.
Prólogo

¿Otro libro acerca de gatos? No. Esta obra ha sido redactada por la doctora Fermé-Fradin, veterinaria especializada en estos animales. Todos los consejos que la autora da a lo largo del libro son el resultado de años de contacto con dueños de gatos. Los temas tratados se relacionan con las preocupaciones de las personas que tienen gatos y con sus preguntas más frecuentes. Tanto si su mascota es un sagrado de Birmania como si se trata de un siamés o un gato común, puede aplicar todos los consejos ofrecidos en este libro. El hecho de comprender al gato, de atenderlo, de detectar cualquier malestar y de determinar su origen son las claves de una vida equilibrada con su gato.
Introducción

Gato común, gato de raza, de pelo largo, de pelo corto… ¿Cuál escoger entre tan gran variedad de posibilidades?
Los criterios no deberían ser solamente físicos. El futuro dueño debe conocer también el comportamiento de las distintas razas, sus particularidades y sus necesidades, así como su forma de vida.
Sólo es posible hacer la elección correcta tras un estudio preciso. Dicha decisión influirá en la relación que usted mantendrá con su gato.
El hecho de conocer a grandes rasgos el comportamiento, el mantenimiento y la salud de su gato le ayudará a entender sus obligaciones como propietario, pero también a apreciar los placeres que ofrece una vida en común.
Elección del gato
En las siguientes páginas, le proponemos que elija entre las diez razas de gatos más corrientes, ¡aunque ello no quiere decir que no pueda escoger otra! Le recomendamos, eso sí, que se informe bien primero.
Siamés
Tal como su nombre indica, el siamés proviene de Siam (antiguo nombre de Tailandia). Se le menciona por primera vez en un manuscrito que data de 1350. El siamés era un regalo real, y el hecho de recibir uno, un raro honor.
El primer estándar lo fijó Harrison Weir en 1889. Eran animales mucho más rechonchos que los siameses que conocemos en la actualidad, con el rostro más redondeado y la cola bastante gruesa, que podía ser acodada o en forma de gancho.
Se toleraban el estrabismo, la cola quebrada y los ojos verdes.
Actualmente, el estándar de 1889 está completamente olvidado. La cabeza es pequeña y triangular; la nariz, larga, y las orejas, separadas. La cola debe ser recta (la cola acodada se considera una tara transmisible); en cuanto al estrabismo, que era uno de los elementos admitidos en el estándar antiguo, ha pasado a ser un defecto que conlleva la descalificación, pero sigue siendo difícil de corregir.
Al nacer, el gatito siamés es blanco y empieza a adquirir color hacia el quinto día.
El pelo corto, de textura sedosa sin apenas subpelo, requiere que se le de unos cuidados mínimos.
El siamés posee carácter, ¡aunque no forzosamente malo! Es muy parlanchín: no maúlla, sino que «habla». Su fidelidad es a toda prueba; es un gato de un solo dueño, pero también puede ser el animal de la familia. Adora a los niños, con quienes se comporta con extraordinaria dulzura.
Cartujo
Tal como su nombre indica, el siamés proviene de Siam (antiguo nombre de Tailandia). Se le menciona por primera vez en un manuscrito que data de 1350. El siamés era un regalo real, y el hecho de recibir uno, un raro honor.
El primer estándar lo fijó Harrison Weir en 1889. Eran animales mucho más rechonchos que los siameses que conocemos en la actualidad, con el rostro más redondeado y la cola bastante gruesa, que podía ser acodada o en forma de gancho.
Se toleraban el estrabismo, la cola quebrada y los ojos verdes.
Actualmente, el estándar de 1889 está completamente olvidado. La cabeza es pequeña y triangular; la nariz, larga, y las orejas, separadas. La cola debe ser recta (la cola acodada se considera una tara transmisible); en cuanto al estrabismo, que era uno de los elementos admitidos en el estándar antiguo, ha pasado a ser un defecto que conlleva la descalificación, pero sigue siendo difícil de corregir.
Al nacer, el gatito siamés es blanco y empieza a adquirir color hacia el quinto día.
El pelo corto, de textura sedosa sin apenas subpelo, requiere que se le de unos cuidados mínimos.
El siamés posee carácter, ¡aunque no forzosamente malo! Es muy parlanchín: no maúlla, sino que «habla». Su fidelidad es a toda prueba; es un gato de un solo dueño, pero también puede ser el animal de la familia. Adora a los niños, con quienes se comporta con extraordinaria dulzura.
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