
Masaje y Linfodrenaje – Massage and lymphatic drainage
El siguiente texto es un extracto del libro Masaje y Linfodrenaje (ISBN: 9781644616291) Conocerlo, entenderlo, interpretarlo y ayudarlo, escrito por Flavio Gazzola, publicado por de Vecchi /DVE ediciones.
La linfa y el sistema linfático
Generalidades
Cuadro histórico
Gaspare Aselli (1581-1626), cirujano y anatomista de Cremona, descubrió los vasos linfáticos y los describió en el libro De lactibus sive lacteis venis, titulado así por el aspecto lácteo de la linfa.
En la misma época, en 1652, Bartolini determinó uno de los puntos más importantes del sistema linfático, la desembocadura del conducto del tórax en la vena subclavia.
Desde entonces, los anatomistas han utilizado fluidos coloreados y métodos de contraste para descubrir las redes linfáticas, así como métodos radio inmunológicos para el estudio de los linfonódulos además de la microscopía óptica y electrónica. Todo esto ha facilitado la comprensión del sistema linfático.
Actualmente, la linfografía, gracias a la utilización de compuestos químicos poco tóxicos, permite examinar directamente el sistema linfático de un paciente. Se trata de un examen que comporta un cierto riesgo, por lo que se aconseja solamente cuando los demás métodos diagnósticos no son suficientes para definir con exactitud cuáles son los problemas del sistema linfático ·como puede ocurrir, por ejemplo, antes de la extirpación de un tumor. La EAV (electroacupuntura según Voll) es otro método muy utilizado. Fue creado en los años cincuenta, no comporta ningún riesgo y permite examinar con precisión la funcionalidad del sistema linfático (véase pág. 161).
Formación del sistema linfático
El sistema linfático pertenece al aparato circulatorio y como este, deriva en parte del mesodermo (una de las tres capas del embrión, en la que se unen las células de un organismo en formación) y en parte del mesénquima (el tejido indiferenciado, de función indefinida, que incluso en los adultos mantiene la posibilidad de transformarse, según las circunstancias, en un determinado tipo de tejido). Algunos rasgos importantes de este origen mesenquimal se encuentran en las células que constituyen el retículo (la urdimbre) y el endotelio (la superficie interna) de los órganos inmunocompetentes (destinados a la defensa del cuerpo), como los linfonódulos, el seno linfático y el interior de los vasos linfáticos.
Las células del retículo, de hecho, en caso de agresión bacteriana, vírica o de otra causa, se pueden transformar en macrófagos capaces de destruir al agente patógeno (véase el capítulo dedicado a los linfonódulos, págs. 47-56).
Todos los vasos linfáticos derivan probablemente de los divertículos de las venas, llamados sacos linfáticos. Cuando el embrión ha alcanzado los 2 cm presenta los siguientes:
· dos pares simétricos, originados por la vena yugular y llamados por esta razón sacos yugulares;
· dos sacos caudales derivados de las venas iliacas y llamados sacos iliacos;
· un saco impar mediano, próximo a la pared abdominal posterior, llamado saco retroperitoneal. Del saco retroperitoneal y de los sacos iliacos parte el principio del conducto torácico.
De los sacos yugulares, en cambio, parten los troncos subclavio, yugular y broncomediastínico.
Los linfonódulos se originan a partir de pequeñas reagrupaciones de células linfáticas presentes a lo largo de los vasos linfáticos. La posición de las partes del sistema linfático que han sido ya citadas, está ilustrada en los esquemas contenidos en el capítulo sobre la circulación (véase págs. 25-46).
Los centros de tejido linfático y los linfocitos en la sangre
El tejido linfático constituye aproximadamente el 1 % del peso corpóreo total y tiene básicamente labores de defensa inmunitaria. Los centros de tejido linfático en el cuerpo son:
· el bazo;
· el timo;
· las amígdalas (palatinas, faríngeas, tubáricas, linguales);
· las placas de Peyer (en el conducto alimentario);
· el apéndice (una verdadera amígdala intestinal);
· la médula ósea (en menor medida).
En la sangre, los linfocitos (células destinadas a la defensa del organismo, producidas por los tejidos linfáticos) constituyen por lo menos el 30 % de los glóbulos blancos, que a su vez mantienen una relación de 1 a 1.000 con respecto a los glóbulos rojos. En un milímetro cúbico de sangre, por lo tanto, hay aproximadamente de 4 a 5 millones de glóbulos rojos y de 4.000 a 5.000 glóbulos blancos.
Clasificación de la linfa
Existen distintos tipos de linfa, según su composición y funciones:
· linfa intersticial o histolinfa: está presente en los tejidos y forma el líquido intersticial, que constituye el medio en el que viven las células (así como el aire es el medio en el que viven las personas);
· linfa circulatoria: la linfa propiamente dicha, que a su vez se divide en linfa periférica, linfa intermedia y linfa central.
La linfa intersticial o histolinfa
ASPECTO Y FUNCIONES
En ayunas, la linfa intersticial es un líquido transparente, de tono amarillento y cierta viscosidad, ya que contiene proteínas y células hemáticas (glóbulos rojos, blancos, etc.).
Después de comer, la linfa, en particular en la zona intestinal, adquiere un aspecto lechoso a causa de la presencia de microglóbulos de grasa.
La histolinfa realiza una función de equilibrio de los líquidos del cuerpo. Además, es un primer filtro de los agentes contaminantes e infecciosos, por lo que se puede afirmar que gracias a ella es posible diagnosticar el estado de salud y el comienzo de cualquier patología.
COMPOSICION
La composición de la linfa intersticial, llamada también histolinfa o líquido intercelular, depende directamente de la actividad de los órganos en los que se encuentra. Por ejemplo, en el caso de un ganglio endocrino, la linfa será muy rica en hormonas producidas por aquella glándula. Es como una corriente subterránea cuya composición depende del terreno por el que transcurre.
En general, la composición de la linfa es muy parecida a la del plasma sanguíneo, si bien se diferencia por la proporción de proteínas, reducida a casi la mitad en este caso. La linfa coagula al entrar en contacto con el aire, probablemente porque contiene aquellas sustancias coagulantes que se encuentran también en la sangre. La cantidad de proteínas que se encuentran presentes en la linfa varía según las distintas zonas del organismo. Por ejemplo, la linfa de origen hepático posee un 6,6 %, mientras que la de origen cutáneo sólo un 2 %.
Como ya se ha dicho, la linfa contiene parte de las numerosas sustancias derivadas del metabolismo celular: enzimas, hormonas, residuos metabólicos y rastros de otros compuestos, así como un pequeño número de glóbulos rojos y linfocitos.
Algunos elementos y compuestos se encuentran en un porcentaje constante.
VOLUMEN
El volumen de la histolinfa se puede calcular restando al volumen de líquido llevado al tejido por el capilar arterial el volumen de líquido reabsorbido en el otro extremo por el capilar venoso.
En cierto sentido, la histolinfa y el espacio intercelular que ocupa hacen de vaso de compensación gracias al intercambio de líquidos entre la sección arterial y la venosa del tejido.
Si el capilar arterial deja una cantidad más grande de líquido, este se recoge en el espacio ocupado por la histolinfa, liberándose paulatinamente hacia el capilar venoso para evitar un vaciado demasiado rápido. El líquido en exceso se absorbe por el capilar linfático y luego es conducido hacia los vasos linfáticos.
Por el contrario, si el flujo arterial es reducido, la histolinfa deja líquidos en el capilar venoso para evitar el colapso de las paredes a causa del vacío.
Cada día la histolinfa recoge de dos a cuatro litros de líquido que se ponen otra vez en circulación.
La formacion de la histolinfa desde la circulacion capilar
Hay dos factores relacionados con la formación, la homeostasis (mantenimiento equilibrado) y la eventual patología de la histolinfa:
· la presión hidrodinámica vascular;
· la presión osmótica. La presión hidrodinámica vascular es la presión que en el vaso capilar empuja el plasma hacia el exterior, es decir, hacia la célula y la histolinfa en la que están sumergidas las células. Deriva del empuje cardiaco, de la actividad del músculo en el que se encuentra el vaso y de la elasticidad de la pared del mismo vaso.
La presión osmótica (de la palabra griega osmós, que podría traducirse por <empuje> o <impulso>) se genera entre dos compartimentos que contienen soluciones cuyas concentraciones son diferentes y que están separados por una membrana semipermeable (que deja pasar el líquido o disolvente y, parcialmente, la sustancia disuelta o soluto). El disolvente, cuya misión es establecer el equilibrio de la concentración del soluto, pasa de la solución cuya concentración es menor a la de concentración mayor. En la membrana de separación, este flujo ejerce una fuerza llamada presión osmótica.
Todas las membranas celulares, como también las de las células de la pared interior (endotelio) de los capilares, son membranas semipermeables que separan el compartimento de los capilares de la histolinfa. El soluto, en este caso, está formado por las proteínas de peso molecular superior a 5.000 (cuando el peso molecular es inferior, las proteínas se propagan libremente en el disolvente; de todas formas, aunque en pequeña proporción y muy lentamente, también las proteínas albumínicas de gran peso molecular, hasta 70.000, logran superar la membrana endotelial) y por las células de la sangre, que son numerosas en ese medio pero no en la histolinfa.
Como se observa en la tabla de la página 15, en la histolinfa hay una concentración de proteínas que equivale aproximadamente a la mitad de la que se encuentra en la sangre, o mejor dicho, la del plasma (7 g/100 ml en el plasma y 3,5 g/100 ml en la histolinfa), con variaciones muy amplias entre un tejido y otro; razón por la cual también la presión osmótica no es igual en todas las zonas capilares.
Debido a la variabilidad de proteínas en la histolinfa, se establece una presión media (llamada oncótica), que depende de los elementos contenidos que tienden a empujar a contracorriente (por ejemplo, en la histolinfa del aparato digestivo justo después de la digestión), hacia el interior de los capilares. En la siguiente tabla se considera este fenómeno.
Presión total hacia el exterior = hidrostática vascular + osmótica de la histolinfa:
Arterial: 32 + 5 = 37 mm Hg
Venosa: 18 + 5 = 23 mm Hg
Presión total hacia el interior = hidrostática de la histolinfa + osmótica del plasma: Arterial: 5 + 25 = 30 mm Hg
Venosa: 5 + 25 = 30 mm Hg
Diferencia de presión total = presión total hacia el exterior – presión total hacia el interior:
Arterial: 37 – 30 = + 7 mm Hg
Venosa: 23 – 30 = – 7 mm Hg
Esta diferencia de presión entre la salida del capilar arterial y la entrada del capilar venoso permite el intercambio fisiológico de la histolinfa y la microcirculación. El equilibrio se puede alterar en diferentes casos, que se refieren a dos problemas principales:
· disminución de la presión osmótica hacia el interior del capilar venoso por falta de proteínas en la sangre;
· aumento de la presión hidrostática en las venas.
La falta de proteínas, a su vez, se debe a tres factores principales:
· enfermedades del riñón: cuando este no logra retener las proteínas, se eliminan a través de la orina, lo cual provoca una drástica reducción de la presión osmótica de la histolinfa, que permite la resorción de los líquidos;
· defectos en la resorción intestinal, como en el morbo celíaco;
· enfermedades hepáticas o situaciones de prolongada postración después de enfermedades agudas o por enfermedades crónicas o tratamientos farmacológicos intensivos. De ello deriva una síntesis proteica insuficiente por parte del hígado.
El aumento de la presión hidrostática venosa se verifica cuando la posición erecta se mantiene durante mucho tiempo, sin movimiento muscular, como ocurre en el caso de todas aquellas personas que permanecen de pie buena parte del día. La presión venosa en el circuito capilar de las piernas puede llegar a los 90 mm Hg, lo que provoca un estancamiento de la histolinfa y la consiguiente hinchazón, sobre todo en los tobillos; si se mantiene esta situación, puede producirse una insuficiencia venosa. La presión hidrostática venosa puede aumentar a consecuencia de un obstáculo en el deflujo provocado por inflamaciones o masas tumorales.
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