Hogar y jardinería

Un bonsái ideal – An ideal bonsai

El siguiente texto es un extracto del libro Un bonsái ideal (ISBN: 9781646998838) Conocerlo, entenderlo, interpretarlo y ayudarlo, escrito por Carlo Genotti, publicado por de Vecchi /DVE ediciones.

Conocer los bonsáis

El mundo de los bonsáis le apasiona: entonces, ¿por qué no dar el paso y entrar en una tienda o en un vivero especializado donde le podrán ofrecer un amplio abanico de especies diferentes? Si los bonsáis le han cautivado, elija uno ya formado y cómprelo. En cambio, si usted es un verdadero devoto de este mundo, quizá desee consagrarse a la búsqueda de bonsáis naturales, es decir, plantas que la naturaleza ha miniaturizado con el paso del tiempo y sin intervención del hombre. Sobra decir que, antes de arrancar un bonsái, conviene pedir autorización al propietario o al organismo competente. Tomando estas precauciones, nadie podrá reprocharle nada, ya que estos bonsáis naturales no tienen ningún valor forestal y están destinados a desaparecer si no se cuidan. Así pues, no dañará el medio ambiente, sino todo lo contrario: contribuirá a mantener un árbol con vida. No obstante, nunca arranque de raíz los ejemplares jóvenes y fuertes: tienen un gran valor ecológico. De hecho, extraerlos y trasplantarlos puede provocar en ellos graves daños; además, esta acción podría tener un impacto negativo sobre el medio ambiente.

Desde nuestro punto de vista, es muchísimo mejor adquirir los ejemplares en un vivero, donde se pueden encontrar plantas fuertes y sanas, que constituyen un excelente material de partida para la formación de bonsáis. Además, los bonsáis de vivero ya están dotados de raíces de tamaño reducido, por lo que son más fáciles de colocar en el tiesto; estas plantas no tienen raíces pivotantes, típicas de las plantas silvestres, que en ocasiones dificultan más su colocación en la maceta. De todos modos, si se dispone a comprar un bonsái, le aconsejamos que antes de hacerlo se haga las siguientes preguntas y reflexione sobre las diferentes respuestas.

_ ¿Dónde va a colocar el bonsái? Si opta por dejarlo dentro de casa, convendrá elegir un bonsái de interior. Por el contrario, si usted tiene jardín o terraza, no estará tan limitado y podrá escoger una especie de interior o de exterior.

_ ¿Cuánto tiempo va a dedicarle a su bonsái? Si dispone de poco tiempo, le aconsejamos que compre una cantidad limitada, puesto que las plantas sufren cuando no reciben los cuidados necesarios y las compras masivas pueden representar un derroche del que arrepentirse. No obstante, si tiene la posibilidad de dedicar mucho tiempo a los bonsáis y de forma regular, podrá dar rienda suelta a sus impulsos consumistas, teniendo en cuenta que las atenciones deben ser constantes y que no puede descuidarlos durante más de 24 horas.

_ No se deje influir por la edad aparente del bonsái: normalmente se utiliza este criterio para llamar la atención del posible comprador y aumentar el precio.

En mi opinión, la única forma de comprobar la edad de un bonsái sin temor a equivocarse es contar los anillos de crecimiento del tronco cuando el árbol ha muerto. Si no, un bonsái tiene la edad que le determina la persona que lo observa; es, pues, un criterio muy subjetivo y variable. De hecho, es el hombre quien, con el paso del tiempo, y gracias a sus intervenciones técnicas, confiere al bonsái el equilibrio y el aspecto de un árbol adulto.

Sólo se puede determinar con precisión la edad de los especímenes producidos por siembra (año de germinación). En general, se trata de ejemplares raros, de obras maestras, que pertenecen a verdaderos amantes de los bonsáis y que no se comercializan.

_ Tanto si quiere comprar un bonsái ya formado como si quiere crear su propia joya, no limite su horizonte a su ejemplar (o ejemplares), amplíe conocimientos. Y para ello, evidentemente, puede consultar la prensa especializada (catálogos de exposición, manuales técnicos, obras fotográficas…) y también intercambiar ideas, consejos y experiencias con otros apasionados de los bonsáis, y si puede, basarse en la experiencia de algún maestro.

_ Una vez haya comprado el bonsái, no debe olvidar que se trata de un ser vivo y que necesita unas atenciones especiales (alimentación, prevención y tratamiento de enfermedades, etc.), a las que responderá con un crecimiento armonioso. Un bonsái nunca se da por acabado y siempre se presta a continuas mejoras.  

Cómo crear un bonsái

Una vez haya elegido la planta que quiere ver evolucionar, será necesario llevar a cabo un determinado número de intervenciones para transformarla. Distinguiremos entre las intervenciones realizadas en la parte hipogea (que se encuentra bajo tierra, es decir, las raíces) y las intervenciones en la parte epigea (tronco, ramas y hojas).

Las raíces

Antes de trasladar la planta de su recipiente de cultivo a un tiesto para bonsáis, es necesario, en caso de que haya raíces pivotantes (es decir, raíces gruesas con función de soporte), colocar alambre en las raíces, antes de eliminarlas, procurando no dañar demasiado el cepellón. De este modo, reducirá el flujo de savia descendente, que se detendrá por encima del estrangulamiento, y aumentará el cuello estimulando la formación de nuevas raíces; estas serán muy útiles en bonsáis que no necesiten grandes raíces pivotantes sino numerosas raíces capilares lo más cerca posible del tronco.

Al cabo de un año, podrá sacar la planta del recipiente de cultivo y eliminar sin miedo las raíces gruesas. No se olvide de cortarlas en bisel, siempre hacia abajo, y de recubrir la parte cortada con un producto a base de hormonas, para estimular la cicatrización y el crecimiento de nuevas raíces capilares a partir de los extremos de la herida de poda.

El alambrado de raíces pivotantes y su eliminación al año siguiente son operaciones que deben efectuarse en primavera, durante el máximo periodo de crecimiento vegetativo, puesto que de este modo se evita alterar el equilibrio existente entre el follaje y las raíces, que se forman y se refuerzan durante los meses de verano y otoño.

¡Atención! Si los alambres no están suficientemente apretados, la operación será inútil y deberá repetirse el año siguiente.

Por el contrario, la situación no es tan grave cuando las raíces de la base no son demasiado gruesas o cuando no se adhieren bien al suelo por algún motivo. En el primer caso, bastará con colocar una piedra en la base del tronco, de forma que se creará el efecto óptico de una base robusta y se suplirá la ausencia de grandes raíces superficiales. En el segundo caso, el espacio vacío entre las raíces y el suelo se tiene que disimular, y el método más común consiste en encajar una piedra en el hueco entre la raíz y el suelo, de forma que dé la sensación de que el árbol esté agarrado a una roca. Al principio, la raíz no se adherirá bien al soporte, pero con los años, se instalará y el conjunto adoptará un aspecto muy natural.

Si elimina demasiadas raíces de golpe, se arriesga a crear desequilibrios graves entre la parte hipogea y la parte epigea. De hecho, la planta sufre lesiones porque no consigue absorber todas las sustancias nutritivas necesarias para su desarrollo. Para solucionar este problema se debe reducir la parte aérea en detrimento de la forma del follaje. También en este caso, desgraciadamente, se corre el peligro de perder gran parte del trabajo realizado para formar una ramificación densa.

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