Zaratustra ¿chamán o filósofo? – Zarathustra, shaman or philosopher?
El siguiente texto es un extracto del libro Zaratustra ¿chamán o filósofo? (ISBN: 9781644614464) Conocerlo, entenderlo, interpretarlo y ayudarlo, escrito por Lionel Dumarcet, publicado por de Vecchi /DVE ediciones.
Cuando en el año 1770, Abraham Hyacinthe Anquetil-Duperron reveló al mundo el Zend-Avesta, tenía la certeza de haber hallado uno de los textos esenciales de la historia de las religiones. Su entusiasmo, sin embargo, duró poco. Maltratado por los filósofos ilustrados, fueron necesarias algunas décadas y gloria póstuma para que su intuición tuviese seguidores. Recuperado su honor, su Vie de Zoroastre llegó a ser el embrión de estudios posteriores en los que el conocimiento científico no cesó de progresar. Es obligado, sin embargo, constatar que los resultados están lejos de ser unánimes.
Paul du Breuil, evocando los trabajos de Murphy, afirma que «el ambiente de Zaratustra en el que, de repente, los Gatha nos hacen entrar» no tiene nada de mítico.
Es positivamente racional, de agradable sencillez y de sensatez campesina.
Marijan Molé adopta por su parte una actitud radicalmente diferente, considerando que una biografía del Profeta basada en los Gatha es una empresa desesperada; y no es eligiendo entre los episodios de la leyenda de Zoroastro aquellos que parecen menos milagrosos, más humanos, como podremos solucionarla. Une vie de Zoroastre continúa siendo, en el estado actual de nuestra documentación, pura utopía…
Nyberg veía en Zaratustra «una especie de derviche anticipado, un primitivo», mientras otros veían en él al primer profeta de la historia del mundo, al iniciador de la primera religión de tipo monoteísta, al eslabón esencial en la evolución de las ideas que, desde la revelación, no ha dejado de evolucionar a través de los hombres y de las edades. Innovador y de una ética definitiva, su pensamiento habría irradiado sobre las religiones del Próximo y Medio Oriente de manera decisiva durante siglos, antes de debilitarse hasta el punto de haberse perdido prácticamente su memoria. ¿Zaratustra es hoy día un profeta olvidado? Al comprobar el reducido número de personas que se acuerdan de él podría pensarse tal cosa.
Zaratustra y el mundo occidental
Recubierta muy pronto por un velo de ignorancia y de superstición, la personalidad de Zaratustra fue rápidamente envilecida. Los griegos, que sólo lo conocieron de forma indirecta, participaron ampliamente en el desarrollo de esta aproximación excesivamente negativa. Asociaron a Zaratustra con la magia antes de presentarlo como un taumaturgo inspirado, incluso como el padre de la astrología. Desde el profeta que verdaderamente fue en vida, Zaratustra fue convertido, paso a paso, en un chamán o un alquimista.
Sin duda fue en el siglo IV a. de C. cuando los helenos tuvieron conocimiento del personaje a través de los magos. En el siglo siguiente, el archimago Ostanes, que dirigía la cohorte de religiosos que acompañaban al ejército persa de Jerjes, como mandaba la tradición, “pretendía ser ya el heredero de las doctrinas de Zaratustra».
Zoroastro procede de Xanthos de Mileto en el siglo V a. de C.Debido a una forma alterada del iraní occidental, Zarahustra, el autor griego adquiriría finalmente la fonética Zoroastro.
Platón retomará esta terminología en su Alcibíades evocando «la magia de Zoroastro, hijo de Ahura-Mazda», mientras que Plinio explicará cómo el futuro autor de los Gatha rió el día de su nacimiento. El malentendido es aún más sorprendente si se tiene en cuenta que, durante siglos, el pensamiento griego ignoró la base del pensamiento religioso persa, el texto del Avesta.
Sería necesario esperar casi dos milenios para que la oscuridad que envolvía a Zaratustra comenzase a disiparse. En 1278, el Zaratust-Nama de Zaratusti Baram i Pazdu aportaba un primer atisbo de luz .Faltaba todavía medio milenio para que se diera el definitivo impulso.
En 1771 aparecía, en París el Zend-Avesta ouvrage de Zoroastre, en una traducción francesa de Anquetil-Duperron. El autor, un orientalista francés llegado «de las Indias», logrará sacar del limbo a un Zaratustra casi desprovisto de sus aderezos clásicos. Publicando el texto —ciertamente no exento de reproches— por primera vez, Anquetil-Duparron dio a Zaratustra su legítima dimensión.
Tras un siglo más de discusiones —en el que Voltaire mostrará su talento polimorfo y multidisciplinar al calificar el pensamiento de Zoroastro de «abominable mezcla»—, la escuela filológica alemana tomará el relevo, la primera vez en 1846 con la primera utilización del término mazdeísmo, y la segunda, en 1872, con la entrada en el vocabulario occidental del término zoroastrismo.
En el siglo XIX, Zaratustra vuelve a aparecer bajo la pluma exaltada del más poético de los filósofos, Friedrich Nietszche.
El siglo que ha acabado ha sido el más prolijo en trabajos científicos de envergadura. Las traducciones del Avesta se han multiplicado, la iranología ha suscitado el interés de los grandes talentos y la investigación arqueológica ha logrado éxitos realmente espectaculares.
La personalidad de Zaratustra ha comenzado por fin a conocerse. Las dificultades del texto no han llevado, sin embargo, a la unanimidad que cabía esperar. Por ello, Zaratustra ha sido entendido de maneras muy diferentes según los autores.
Para Nyberg, citado por Duchesne-Guillemin:
Nada lo caracteriza como un reformador. Mantiene apasionadamente el orden existente. La imagen de un párroco de pueblo progresista, que se interesa por las reformas agrarias, con que lo describían los sabios de las últimas décadas del siglo XIX, es ciertamente típica de lo que en ese tiempo se consideraba como un buen fundador de religión; pero es, desde el punto de vista histórico, completamente errónea.
Este último concluirá, comentando al autor de la obra Die Religionen des alten Iran:
Zaratustra es un profesional del éxtasis, una especie de derviche anticipado, un primitivo. No es posible ver en él a un fundador del monoteísmo, a un moralista que medita sobre el problema del mal.
Y deducirá lógicamente dos preguntas:
¿Zaratustra era en sí mismo un creador de abstracciones, una especie de filósofo…? ¿O bien era una especie de chamán embriagado con los vapores del cáñamo?
Mircea Eliade considera que es posible admitir que Zaratustra estuvo familiarizado con las técnicas chamánicas indoiranianas[…] el éxtasis chamánico no tiene un papel central en el mazdeísmo.
Para Philippe Gignoux, el hecho de que Zaratustra haya sido “sacerdote, profeta y combatiente contra la injusticia“ no excluye en absoluto que se entregara también, por ejemplo, a las técnicas del éxtasis.
Cree que «es preferible no acentuar en exceso la importancia delas posibles experiencias extáticas de Zoroastro» para subrayar un “chamanismo iranio», atestiguado con casi total certeza. A la inversa, esta presencia del chamanismo en Irán no implica de facto que Zaratustra fuera un chamán.
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