Comida y cocina

Nutriterapia. Guía familiar de los alimentos que nos cuidan – Nutritherapy Family guide of the foods that take care of us

El siguiente texto es un extracto del libro Nutriterapia. Guía familiar de los alimentos que nos cuidan(ISBN: 9781644619124) Conocerlo, entenderlo, interpretarlo y ayudarlo, escrito por Dr. Jean-Paul Curtay y Dr. Rose Razafimbelo, publicado por de Vecchi /DVE ediciones.

Alimentos que son medicamentos: la nutriterapia

La nutriterapia o el uso de los alimentos como medicamentos

Definición

La terapia nutricional o nutriterapia es una disciplina médica cuyo objetivo consiste en optimizar las funciones de las personas con buena salud (energía, memoria o fertilidad), reforzar su resistencia ante las agresiones (virus, bacterias, contaminación o estrés), alargar la duración de su vida en condiciones de buena salud y prevenir las enfermedades tanto agudas como crónicas, así como aumentar la capacidad de curación de las personas enfermas o contrarrestarlos efectos de su patología. Para ello, el médico nutriterapeuta combina tres técnicas de diagnóstico de los desequilibrios y déficits nutricionales(interrogatorio, balance alimentario y analítica biológica), y los corrige mediante el asesoramiento alimentario, así como la administración de vitaminas, minerales, ácidos grasos, aminoácidos y otros principios activos procedentes de los alimentos. En suma, el médico nutriterapeuta utiliza determinados alimentos y nutrientes como medicamentos, por sus efectos farmacológicos, independientemente de que exista o no un déficit.

Una larga historia

En la antigua China, hace más de 5.000 años, ya se había observado que los aquejados de paperas se beneficiaban con el consumo de algas, que, como actualmente sabemos, contienen el yodo tan necesario para este tipo de enfermos. Los romanos, por su parte, habían advertido que beber del agua donde se mantenían frescas las armaduras de los soldados en los países cálidos daba más energía (al déficit de hierro se le sigue llamando «carencia marcial», adjetivo que procede del nombre de Marte, dios romano de la guerra). Los griegos preconizaban el uso del ajo, la cebolla o la manzana como medicamentos. En este sentido, hace 2.800 años, Hipócrates pronunciaba su célebre sentencia: «Que tu alimento sea tu medicamento», una prioridad cuya formulación nos gustaría oír en el «juramento» prestado por los médicos, junto a la sentencia «En primer lugar, no hacer daño», con la que tanto tiene que ver, excepto en situaciones graves o de urgencia.

Hasta el siglo XIX no se empiezan a reconocer las diferentes categorías de moléculas que componen el cuerpo humano: proteínas, ácidos grasos y azúcares. Posteriormente, a finales de dicho siglo y principios del XX, la bioquímica alcanza mayor precisión y descubre la importancia de elementos presentes en el cuerpo humano en menores cantidades: los minerales (denominados oligoelementos cuando se encuentran en cantidades muy reducidas)y las vitaminas, cuya ausencia se reconoció como potencialmente mortal y generadora de enfermedades como el escorbuto, el beriberi, la pelagra, el raquitismo o la anemia.

Objetivos

Con el entusiasmo algo excesivo generado por el descubrimiento de potentes medicamentos como los antibióticos, los antiinflamatorios o los antidepresivos, la medicina ha terminado por convertirse en una disciplina que se limita a prescribir fármacos, olvidando que tiene ante sí a un paciente, un organismo cuya salud y capacidad de curación también dependen de la alimentación, el estilo de vida y la psicología. El resultado ha sido un excesivo consumo de medicamentos, en gran medida inadecuado, que ha originado no sólo un aumento de los costes bastante difícil de sobrellevar, sino también un vertiginoso número de efectos secundarios, que, a su vez, suele conllevar la ingesta de nuevos fármacos. Y, para rematar la faena, el asesoramiento negligente en temas de alimentación, ejercicio físico y prevención ha contribuido a un aumento considerable del sobrepeso, la diabetes, las patologías cardiovasculares, el cáncer, las alergias o las patologías inflamatorias, nuevas oportunidades para consumir más medicamentos.

Es urgente poner de nuevo al fármaco en el lugar que le corresponde, aunque sea esencial cuando se prescribe de forma apropiada. En cualquier caso, los componentes nutricionales, de comportamiento, psicológicos y medioambientales de la persona, goce de buena salud o esté enferma, no pueden seguir siendo objeto de palabras condescendientes y accesorias. Por el contrario, es indispensable que se conviertan en ámbitos de formación exhaustiva de los responsables de salud pública, los médicos y los profesionales de la salud en general, como también resulta indispensable que su optimización ocupe un lugar central.

Dietista, nutricionista y nutriterapeuta

El dietista no es un médico, sino que es un profesional que ha recibido una formación centrada fundamentalmente en el balance alimentario, que incluye las calorías, los lípidos (grasas), los glúcidos (azúcares) y las proteínas, así como también las vitaminas, los minerales y otros componentes de la nutrición. La mayoría de las veces este tipo de especialistas suelen actuar en el marco de un hospital o centro público.

El médico nutricionista ha recibido una formación más exhaustiva, aunque su ámbito de actuación se limita casi por completo al sobrepeso y la diabetes. Además, suele dominar mejor los fármacos contra dichas patologías que el asesoramiento en materia de nutrición, que a menudo delega en el dietista. Parece evidente que, en un futuro, tanto su formación como su ámbito de actuación se verán ampliados hasta incluir el diagnóstico y la corrección de déficits nutricionales, así como el uso farmacológico en el asesoramiento alimentario y de nutrientes. Estas herramientas también se integrarán en la actividad de los médicos generalistas y especialistas, como, por ejemplo, los ácidos grasos omega 3, que algunos cardiólogos no utilizan en absoluto, algo que resulta muy poco «ético», como han puesto de manifiesto los doctores Michel de Lorgeril y Serge Renaud, teniendo en cuenta las pruebas existentes que confirman su eficacia en la prevención del infarto.

El nutriterapeuta, por su parte, es un médico generalista o especialista titular de un diploma universitario en nutriterapia. Se dedica a tratar las quejas(cansancio, ansiedad, depresión, infecciones reincidentes) y enfermedades del paciente adoptando una perspectiva bioquímica, con el objeto de intervenir al nivel más específico posible, el molecular. Dado que cada persona posee unos genes, una alimentación y un entorno diferentes, debe tomarse el tiempo de identificarlos y recurrir a análisis especializados en caso necesario. Además, con la edad, la contaminación y las enfermedades, las moléculas pueden verse alteradas, y más concretamente los genes, las proteínas y los lípidos. En la actualidad es posible medir dichas alteraciones. Partiendo de esta información de base, el nutriterapeuta está en condiciones de determinar qué modificaciones alimentarias son prioritarias, qué complementos son necesarios y qué reducciones de excesos deben abordarse. Su objetivo prioritario consiste en paliar siempre que sea posible los déficits, síntomas e indicios de que adolezca el paciente a través de asesoramiento alimentario.

¿Qué es un alimento?

Un alimento es «cada una de las sustancias que un ser vivo toma o recibe para su nutrición» (Diccionario de la lengua espa‚ ola de la RAE). Un alimento o una bebida contiene entre 500 y 1.000 moléculas, de las que tan sólo una parte son nutrientes.

¿Qué es un nutriente?

Los nutrientes desempeñan una función en la bioquímica de las células quecomponen el organismo humano. Se trata de:— elementos estructurales como los aminoácidos, que nos permiten reconstituirnuestras proteínas (como, por ejemplo, las de los músculos), o comoel calcio, que se fija en los huesos;— fuentes de energía como las grasas y los azúcares;— sustancias moduladoras de las operaciones que nos permiten funcionar,como las vitaminas y los minerales.Un gran número de los constituyentes de los alimentos y bebidas no sonnutrientes: las fibras (la mayoría de las cuales no se absorben), los pigmentos(como los carotenoides o flavonoides), las hormonas, los neurotransmisores,las sustancias volátiles, etc. Sin embargo, una parte de estos «no nutrientes»interfieren en nuestro funcionamiento de forma negativa o positiva, por loque resulta fundamental conocer sus efectos y tenerlos en cuenta, por ejemplo,los de los fitoestrógenos, unas hormonas que encontramos en la soja yotros alimentos.

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