
El gran libro de las rapaces diurnas – The great book of diurnal birds of prey
El siguiente texto es un extracto del libro El gran libro de las rapaces diurnas (ISBN: 9781683254430) Conocerlo, entenderlo, interpretarlo y ayudarlo, escrito por Gianni Ravazzi, publicado por de Vecchi /DVE ediciones.
Hablar de aves rapaces y de aves predadoras es lo mismo: nos referimos siempre a aquel grupo de animales voladores que atacan a sus presas y se las llevan aferradas por las garras para comérselas. No es de extrañar, pues, que las características típicas de estas aves sean los instrumentos que utilizan para aferrar y cortar, es decir, fuertes patas dotadas de garras poderosas y un pico encorvado y afilado. Ambas particularidades las diferencian del resto de las aves, con la salvedad de los loros, que tienen un pico similar al de las rapaces, aunque no lo utilizan para cazar (excepto una especie) sino para recolectar la fruta y comerla. Y en cuanto a las garras, no existe en la actualidad ninguna otra ave que las tenga tan poderosas.
En las siguientes páginas nos ocuparemos de un grupo muy concreto de rapaces o predadores: las rapaces diurnas. Son animales que, además, poseen una vista muy aguda (por algo decimos de alguien que tiene un «ojo de halcón» o una «vista de águila» para expresar que tiene una capacidad visual fuera de lo corriente), y que se diferencian de las rapaces nocturnas sobre todo porque se mueven y cazan durante las horas de luz, mientras que las otras lo hacen en el crepúsculo o durante la noche. El parentesco entre los dos grupos, que como veremos dan lugar a dos órdenes diferenciados —Falconiformes (diurnos) y Estrigiformes (nocturnos)— es muy estrecho.

Los dos grupos tienen en común el hábito de aferrar a la presa y lacerar la carne con el pico, que ambos tienen en forma de gancho, y también la fuerza de las garras. Sin embargo, tienen rasgos que las diferencian desde un punto de vista morfológico: la cabeza de los predado res diurnos generalmente está proporcionada con el cuerpo, y sus ojos son laterales; la cabeza de los predadores nocturnos es muy grande con respecto al cuerpo, y tienen el rostro aplanado y los ojos muy grandes. Además, las rapaces diurnas tienen una forma de cuerpo silvestre, alargada y longilínea, con la cola larga y las alas de aspecto ligero; las rapaces nocturnas, en cambio, son más rechonchas, con la cola corta y las alas anchas.
Los Estrigiformes también tienen otras peculiaridades, menos llamativas pero muy importantes desde el punto de vista científico, que los diferencian de los Falconiformes. Por ejemplo, carecen de buche, tienen un arco sobre el hueso radial del antebrazo, poseen largas bolsas cecales en el intestino, tienen una estructura y una disposición diferente del plumaje, y la muda también es distinta. Otro elemento digno de mención es la evolución que han experimentado la vista y el oído, hasta el punto de que, visualmente, tanto los ojos como las orejas son únicos en el mundo de las aves.
El criterio que marca definitivamente la diferencia entre rapaces nocturnas y diurnas se halla en los estudios realizados recientemente sobre la estructura cromosómica y el ADN, que demuestran que los dos grupos han tenido una evolución completamente independiente, y que hay más afinidades entre los Falconiformes y algunas aves acuáticas como los chorlitos (orden Caradriformes), los pelícanos (orden Pelicaniformes) y las cigüeñas (orden Ciconiformes), e incluso otras aves marinas como los albatros (orden Procelariformes). Otra característica peculiar de las rapaces diurnas es la velocidad y la agilidad del vuelo («veloz como un halcón»), que les sirve para cazar mejor, pero también para exhibirse en las paradas nupciales. Un modo de volar, el suyo, magnífico, hecho de planeos, remontadas por las corrientes térmicas, picados y volteos.
En este libro descubriremos qué aves son, como están formadas, cómo viven, qué cazan y cómo se reproducen.
El capítulo final está dedicado a los centros de recuperación y a los consejos sobre qué se debe hacer en caso de encontrar un animal herido.
El núcleo de este libro está formado por una serie de fichas descriptivas de las especies más importantes y más difundidas.
Clasificación
Las aves que normalmente se identifican como rapaces se subdividen en dos grandes categorías: las rapaces diurnas y las rapaces nocturnas, según si sus hábitos de caza se desarrollan de noche o durante las horas de luz.
Los Predadores Nocturnos

Los predadores nocturnos, 162 especies según la clasificación que hemos realizado, a pesar de que presentan varias analogías con los diurnos, forman un orden independiente —Estringiformes (Stringiformes)— con dos familias: — Estrígidos (Strigidae), 148 especies de búhos, cárabos, autillos, mochuelos, que se caracterizan por tener una cabeza grande, ojos enormes y plumaje muy blando. Están difundidos en todo el mundo, — Titónidos (Tytonidae), 14 especies de lechuzas que se caracterizan por tener el disco facial en forma de corazón y el pico casi completamente cubierto de plumas.
Los predadores diurnos
Los predadores diurnos, 292 especies según la clasificación de este libro, están agrupados en el orden de los Falconiformes, que se subdivide en cinco familias:
— Accipítridos (Accipitridae), 223 especies;
— Catártidos (Cathartidae), 7 especies de buitres del Nuevo Mundo (una clasificación más moderna considera los Catártidos como una familia perteneciente al orden de los Ciconiformes);
— Falcónidos (Falconidae), 59 especies;
— Pandiónidos (Pandionidae), una especie;
— Sagitáridos (Sagittariidae), una especie.
Siguiendo la línea teórica que establece un vínculo directo de los Falconiformes con los Ciconiformes se ha elaborado una clasificación posterior en la cual los primeros pasan a ser un suborden de los segundos. Desde estas líneas dejamos al lector la posibilidad de escoger una de las dos clasificaciones. De todos modos, ambas coinciden en subdividir los predadores diurnos en cinco familias (dos de las cuales, como ya se ha visto, incluyen una sola especie).
Clasificación Científica

percnopterus) y, a la derecha,
Halcón abejero europeo
(Pernis apivorus) acechando
a una presa. Fotografía:
M. Bonora, archivo FOI
Reino: Animal
Subreino: Metazoos
Clase: Aves
Subclase: Neognatos
Orden: Falconiformes
Familias: Accipitridae (54 géneros, 223 especies), Cathartidae (5 gén., 7 esp.), Falconidae (10 gén., 59 esp.), Pandionidae (1 gén. y esp.), Sagittariidae (1 gén. y esp.)
Una Clasificación Distinta
Además de la clasificación presentada en las páginas anteriores existe otra clasificación, adoptada por algunos autores importantes, que mantiene las mismas especies pero las subdivide de un modo distinto, con subórdenes y subfamilias, aunque partiendo siempre del orden de los Falconiformes. Esta clasificación queda como sigue:
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• suborden Accipitres (halcones pescadores, azores y afines), con una familia y dos subfamilias:
— familia Accipitridae, Accipítridos (halcones pescadores, azores, milanos y afines);
— subfamilia Pandionidae, Pandiónidos (única especie, águila pescadora);
— subfamilia Accipitrinae, Accipitrinios (azores, milanos, águilas y afines).
• suborden Cathartae (buitres Catártidos y Teratornios), con dos familias:
— familia Teratornithidae, Teratornios (fósiles);
— familia Cathartidae, buitres Catártidos (buitres del Nuevo Mundo o cóndor).
• suborden Falconae (matamicos y halcones), con una familia y dos subfamilias:
— familia Falconidae, Falcónidos (matamicos y halcones);
— subfamilia Polyborinae, Poliborinos (matamicos, halcones y halconcitos de bosque); — subfamilia Falconinae, Falconinos (halcones y halconcitos).
• suborden Sagittarii (secretarios o serpentarios), con una familia:
— familia Sagittariidae, Sagitáridos (única especie, secretario).
La diferencia entre las dos clasificaciones es sencilla: la primera ha simplificado las cosas clasificando con un orden y cinco familias, eliminando subórdenes y subfamilias, y ha separado la única especie de Pandionidae de los Accipitridae, clasificándola como una familia formada por una sola especie, igual que los Sagitáridos.
Morfología y anatomía

Las cinco familias de rapaces diurnas, pese a la tipicidad de cada una y la singularidad de cada especie, tienen algunas características comunes que poseen todos los ejemplares:
— el pico ganchudo, muy afilado, con rostro (parte superior del pico) más o menos pronunciado según la especie, pero siempre con la base insertada en una cera carnosa en la que se abren las narinas, que normalmente son bien visibles y redondas; — patas fuertes, con garras ganchudas y potentes;
— buche poco desarrollado, aunque capaz de contener bastante comida, y pequeños sacos cecales que constituyen un intestino ciego bastante rudimentario (el caso opuesto es el de los búhos, que carecen prácticamente de buche pero tienen un intestino ciego muy desarrollado);
— el ovario y el oviducto con igual desarrollo y funcionamiento en ambos lados, cuando en la mayoría de las aves sólo están desarrollados en la parte izquierda y los de la derecha están atrofiados;
— al nacer, los polluelos ya presentan un bello plumaje juvenil, la primera cobertura, que posteriormente será sustituida por una segunda. El primer plumaje crece de los mismos folículos que producirán el estrato de plumón que quedará debajo del plumaje definitivo;
— en el plumaje adulto de las alas tienen 10 a las primarias funcionales y 11-25 se candarías, mientras que en la cola hay 12-14 timoneras según las especies;
— la mayoría de las especies tienen las plumas laterales de la tibia alargadas y a menudo son de colores característicos que son exhibidos;
— la temperatura corporal presenta variaciones individuales significativas al alza, sobre todo durante las estaciones de calor; estas aves compensan el calor bebiendo más y extendiendo las alas para dispersarlo;
— la mayor parte de las especies tienen la costumbre de secarse al sol, después de un baño o de una tormenta, con el cuerpo erguido, las alas completamente extendidas, muchas veces hacia delante, quietas sobre una roca o en un gran árbol percha (normalmente las otras aves sacuden las plumas cuando están mojadas y las despeluzan hasta que se secan, o bien, después de sacudirse, se alisan las plumas con el pico).
Accipítridos
Accipitridae es una de las familias de aves voladoras más numerosas. Sus especies están repartidas por todo el mundo, excepto en la Antártida. Halcones, águilas, milanos, gavilanes, azores, aguiluchos y buitres del Viejo Mundo son diferentes en cuanto a talla, perfil en vuelo y hábitos de caza, pero les unen una serie de rasgos comunes y una estructura bastante uniforme.
La mayoría de estas especies poseen 14 vértebras cervicales (las otras rapaces tienen 15), que forman lo que técnicamente se conoce como raquis cervical y que posee mucha movilidad, mientras que la raquis del tronco es clarísimamente más robusta y está constituida por vértebras soldadas entre sí que sirven para sostener el cuerpo cuando las alas se mue ven. El esternón, en donde se inserta la poderosa musculatura de las alas, está bien desarrollado, si bien esta es una característica común a todas las rapaces diurnas, como también lo es el hecho de que las vértebras torácicas, sacras y lumbares estén fuertemente unidas a las caudales anteriores, con las cuales forman una estructura ósea única denominada sinsacro.
La glándula uropigial, que sirve para excretar la grasa con la que se impermeabilizan las plumas, está cubierta por el plumaje de la rabadilla: el ave la alcanza con el pico, rotando el cuello, y la «exprime» para obtener una sustancia oleosa e impermeabilizante que luego utiliza para alisarse el plumaje. Esta operación es muy importante para todos los pájaros, pero todavía lo es más para aquellos que, como las rapaces, necesitan para el vuelo, y para cazar con éxito, un control perfecto de timoneras y remeras. Por otra parte, las especies que se zambullen para pescar suelen realizar esta actividad de alisar y engrasar el plumaje todavía con más frecuencia.
Otra característica de los Accipítridos es la falta de músculo expansor secundario del ala, que resulta inútil por su forma de volar, y la presencia de fuertes músculos linguales que permiten al animal utilizar este órgano tanto en el desmembramiento de la presa como para modular la emisión de silbidos típicos de muchas especies.
En este grupo es bastante común el desarrollo del proceso orbital del hueso frontal, una especie de ceja que da al ojo de la rapaz aquella expresión arisca y severa muy típica, y además protege el ojo, sobre todo en las acciones de caza. Se debe señalar, finalmente, que los Accipitridae tienen el plumaje de las alas, que empieza con las primarias internas y sigue hacia el exterior, en orden descendente.
En las especies que, como los buitres y las águilas grandes, no pueden completar el plumaje en un solo año, se empieza a formar una segunda y a veces una tercera serie de plumas cuando la primera todavía no está terminada.
En algunas especies, la producción de plumas cesa durante la reproducción y la migración, ya que para el organismo, la producción de plumas es un esfuerzo difícil de simultanear con periodos de mucho estrés físico, como son la cría de los polluelos o una migración.
Una característica de la forma de cazar de los Accipitridae es que matan a la presa con las garras, que poseen dedos largos y fuertes y uñas afiladas que penetran en la presa y la matan en la misma acción de aferrarla. Luego utilizan el pico para lacerar la carne, y como ya se ha dicho, también la lengua.
La característica de defecar esparciendo los excrementos en lugar de dejarlos caer es otro punto común a todos los integrantes del grupo, si bien algunas especies los dejan caer casi horizontalmente con respecto al suelo y otras casi perpendicularmente.
Para concluir, la última característica común de los Accipitridae es la costumbre de construir nidos con mucha laboriosidad, formando diferentes estratos superpuestos, los primeros resistentes y duros, y los siguientes cada vez más articulados, hasta llegar a lo que se denomina «zona de incubación », con un lecho cómodo y bien protegido en donde se ponen los huevos, que normalmente son verdosos y tienen una importante proporción de nitrógeno soluble en la cáscara.

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