
Enciclopedia del esoterismo – Encyclopedia of esotericism
El siguiente texto es un extracto del libro Enciclopedia del esoterismo (ISBN: 9781644615294) Conocerlo, entenderlo, interpretarlo y ayudarlo, escrito por Roberto Tresoldi, publicado por de Vecchi /DVE ediciones.
En los albores del tercer milenio muchas personas parecen estar convencidas de vivir en una época en la que, gracias a los brillantes adelantos de la tecnología, la mayor parte de los problemas de orden científico, filosófico y social han encontrado respuestas, si no definitivas, por lo menos suficientes para confirmar la idea muy difundida de que nuestra época es superior a otras del pasado e incluso a las propias leyes de la naturaleza.
Sin embargo, no es difícil demostrar que se trata de una convicción ilusoria: al igual que en otros periodos de la historia, en la época en la que vivimos la ciencia, la filosofía y el desarrollo económico son contingentes, es decir, están limitados a nuestro tiempo. Muchos descubrimientos científicos actuales dentro de unos decenios habrán sido superados; en cuanto a los problemas filosóficos, se pondrán en duda las soluciones actuales, mientras que una situación ecológica, demográfica y económica dramática obligará incluso a los más soñadores a replantearse la presunta superioridad del saber moderno.
Nuestra civilización occidental contemporánea, fundamentalmente material y materialista, cuando no se ha visto suavizada y guiada por vías espirituales se ha alejado tanto de la esencia del conocimiento y del saber antiguo que ha perdido incluso las re- ferencias históricas y culturales que se necesitan para estudiar, analizar y entender el saber tradicional, aquella gran herencia que el mundo pasado ha dejado en todas las épocas a pocos iniciados para que fuera transmitida a las generaciones futuras. Por este motivo ya no somos capaces de interpretar los símbolos tradicionales y, por ejemplo, la lectura de un texto sobre alquimia crea momentos de desasosiego por culpa de nuestra incapacidad de «entender». Surge entonces la pregunta inmediata: ¿cuál debería ser el objeto de nuestra comprensión? ¿Qué tipo de saber misterioso nos propone el pensamiento tradicional?

que, pese a llevar gafas y tener suficiente luz,
no quiere ver. Khunrath, Amphiteatrum Sapientiae
Aeternae, 1609 (BFE)
Considerado como una superstición o delirio de hombres tecnológicamente retrasados, el conocimiento del pasado, sin embargo, puede proponer al hombre moderno una respuesta inesperada a numerosas preguntas que tienen que ver con el mundo de hoy. En las páginas de este libro intentaremos identificar algunas de estas preguntas y responderlas según la tradición.
Tiempo atrás, profundizando en el estudio de la alquimia, nos dimos cuenta de que la dificultad de comprensión de los textos se debía a nuestra perspectiva, tan diferente de la del hombre tradicional. El hombre actual establece diferencias fundamentales entre cada una de las manifestaciones de la naturaleza, los seres humanos en general y la conciencia individual de cada persona, distinguiendo una serie de universos que no están relacionados entre sí, salvo en el plano físico (todas las cosas están compuestas por los mismos elementos). Además, muchos creen que no puede existir otra dimensión, de tipo espiritual, que interactúe con la material. La mayor parte de las personas ven esta otra dimensión como un gran sistema mecánico, regido por leyes inmutables. La consecuencia es que los referentes del hombre moderno son totalmente distintos de los del hombre tradicional, para quien todo estaba en constante relación: el plano físico y el espiritual están relacionados; la naturaleza, el hombre y la conciencia individual se relacionan en varios niveles; todo vive, desde las plantas hasta los animales, pasando por las piedras; todo está sometido a una dimensión espiritual que, si es necesario, tiene capacidad suficiente para cambiar hasta el curso de los acontecimientos.
No obstante, esto no se produce como ruptura de las leyes naturales: utilizando el conocimiento superior obtenido del estudio de la naturaleza y secundando algunas de sus leyes, el mago o el alquimista pueden acelerar determinadas reacciones, anticipar ciertos acontecimientos, modificar el resultado del principio causa- efecto, porque intervienen en un nivel de naturaleza más elevado, situado por encima de la transformación de la energía espiritual originaria en materia y acontecimientos. El pensamiento tradicional es típicamente mágico y el conocimiento de las leyes superiores que regulan el universo requiere al iniciado el mismo comportamiento que se exige al mago: secretismo, circunspección, sabiduría y estimación muy atenta de la transmisión de la información, ya que, si es verdad que el espíritu bien dirigido puede modificar la materia, el conocimiento de secretos tan tremendos y a la vez simples por parte de personas de malas intenciones podría causar daños importantes a otros o incluso a los propios adeptos, si no están preparados debidamente. Esta es, después de la diferencia del sistema interpretativo, la segunda razón que explica la oscuridad de los textos y del pensamiento tradicional. Es decir, quien sabe no dice o, si dice, lo hace únicamente de manera que sólo pueda ser entendido por quien es digno de hacerlo, ya sea por capacidad innata (don divino o vocación), ya sea por iniciación (a través de un maestro). No existe una tercera vía.
Acerca de este punto la tradición es muy precisa. Por ejemplo, según el historiador Giamblico, las escuelas fundadas por Pitágoras se caracterizaban por un saber doble: uno esotérico (o más interno), reservado a los adeptos, y otro exotérico (o más externo), resumido generalmente en máximas éticas y de comportamiento, y dirigido a la gran masa de personas. Esta división se remonta a las escuelas de saber del antiguo Egipto, que tuvieron continuación en las escuelas pitagóricas. También a través de Giamblico conocemos el rígido planteamiento iniciático del aprendizaje de los adeptos pitagóricos, que continuaba el modelo muy rígido que tuvo que seguir Pitágoras durante su estancia en Egipto. El joven que deseaba aproximarse a sus enseñanzas era objeto de un atento estudio: Pitágoras analizaba su comportamiento con los padres y sus coetáneos, probaba si sabía callar y contenerse, si era moderado y abierto a la amistad. Durante tres años la persona era ignorada. Después, si se la consideraba digna y si todavía mostraba interés por formar parte de la comunidad de los pitagóricos, debía someterse a varios años de silencio. Además, no podía escuchar directamente las lecciones del maestro, sólo podía oírlas desde el exterior de la tienda donde Pitágoras departía con los otros iniciados. Otro aspecto en el que se asemejan el sistema de enseñanza pitagórico y el egipcio son las fórmulas simbólicas oscuras que el adepto tenía que ser capaz de descifrar.
Todo planteamiento iniciático comporta, pues, la obligación de mantener en secreto los conocimientos esotéricos superiores transmitidos de maestro a alumno, para evitar que experiencias consideradas perturbadoras puedan difundirse entre quienes no sabrían utilizarlas correctamente. Por todos estos motivos puede ser útil este libro, cuyo propósito es ayudar a quien desea conocer, profundizar, entender los grandes temas del esoterismo. Hemos dividido la obra en cuatro grandes secciones para permitir un uso ágil y variado de los términos y los temas.
La primera parte abarca las vidas y las obras de los personajes más significativos del pensamiento esotérico, muchos de los cuales se citan con frecuencia, aunque sin conocer su línea histórica e iniciática.
La segunda sección presenta los temas fundamentales del mundo esotérico y tradicional: pitagorismo, gnosis, alquimia, magia, masonería, templarios…
La tercera parte recoge algunas de las obras importantes de la tradición. En ella se proponen los textos o los monumentos más relacionados con los temas tratados, junto con resúmenes y comentarios. En la cuarta parte se describen algunos símbolos esotéricos y se propone una lectura de tipo energético de símbolos tradicionales.

conservan numerosas obras herméticas antiguas, sino que también se realizan muestras y se promueve el estudio en los
campos hermético y esotérico (A)
La característica distintiva de este libro es que, pese a ser básicamente descriptivo e informativo, también procura ser «operativo », si bien en menor medida. Con ello pretendemos acercarnos al modo tradicional de comunicar el conocimiento, ofreciendo al lector interesado la posibilidad de convertirse en parte activa de la investigación, invitándolo a la experimentación y a la confirmación directa de lo que ha sido tratado.
En la práctica, el libro es una introducción dinámica e interactiva que requiere, según la capacidad individual de cada uno, la participación en algunos ejercicios simples, igual que se hacía en el pasado con el adepto que quería aproximarse a estos temas. Este planteamiento «desde dentro» es indispensable, porque no es posible aplicar al estudio del esoterismo exclusivamente nuestra visión científica académica. Tal como destaca Titus Burkhardt «semejantes confusiones [de los estudiosos occidentales] fatalmente tienen que ocurrir, ya que la for mación universitaria y el saber adquirido a través de libros autorizan en nuestra cultura a ocuparnos de temas que, en Oriente, están reservados a aquellos que están dotados de intuición espiritual y que se dedican a su estudio en virtud de una afinidad real y bajo la guía de los herederos de una tradición vigente ».
En efecto, una visión occidental puramente descriptiva sería como pretender explicar lo que ocurre en la psique y en el alma de un monje zen durante la meditación. Por mucho que intentemos aproximarnos al contenido de esta experiencia, solamente podrá apreciar qué ocurre en esta situación quien se siente en el zafú, el cojín típico de los monjes zen, con las piernas cruzadas en la postura del loto activando la respiración abdominal y asumiendo la disposición mental correcta. Tal como opinan muchos pedagogos, sólo «se aprende» realmente cuando «se hace».
Por este motivo en varias ocasiones hacemos referencia a técnicas experimentales tradicionales, como la radiestesia, a nuevas técnicas de diagnóstico, como la quinesiología, o bien a la utilización del mundo de las energías (la acción mágica de los antiguos) para hacer más claras algunas teorías o algunos fenómenos descritos, y dar la posibilidad de comprobarlos experimentalmente. Por otro lado, también queremos poner en guardia a quienes opten por seguir la vía experimental. La experiencia esotérica de la vida puede comportar peligros, no sólo materiales, sino también, y sobre todo, espirituales. Muchos autores que presentamos en esta obra han comunicado lo aprendido de entes de difícil identificación, actuando como canales de transmisión de determinados mensajes.
En tales casos no siempre es fácil distinguir lo que es útil para la evolución espiritual del hombre de lo que puede comportar un empeoramiento de sus condiciones. Habrá que mantener, por lo tanto, una actitud crítica, sin dejarse llevar por entusiasmos fáciles, ni por la sensación de poder afrontar cualquier cosa sin la debida preparación y defensa. No olvidemos que por cada alumno aceptado por un maestro, muchos otros son rechazados. Y esto es así porque no todos son aptos para seguir un camino fascinante, pero a la vez difícil, plagado de obstáculos, transgresor, que pasa por un estrechísimo puente que lleva al abismo. Al seleccionar y abordar los personajes que se han ocupado del esoterismo hemos intentado seguir el criterio de la utilidad para una comprensión mejor del fenómeno esotérico.
Por esta razón tratamos con mayor profundidad algunos autores, como Apuleyo, Vilanova, Nicolás Flamel, Basilio Valentino, Paracelso, Boehme o Swedenborg, que han contribuido significativamente a la evolución del esoterismo o que han comunicado informaciones sobre fenómenos esotéricos importantes del pasado, y también otros que con su obra han preparado el terreno sobre el cual se han formado las escuelas y las corrientes de pensamiento modernas y contemporáneas. Y lo hemos hecho con el deseo de que este libro conduzca a muchas personas al camino del conocimiento.
Autores y personas
ABU AL-IRAQ
(SIGLO XIII) ALQUIMISTA IRAQUÍ
De las dos corrientes desarrolladas a partir de la escuela de Geber, la de la alquimia operativa y la de la especulativa, Abu al-Iraqi sigue sobre todo la segunda, y se dedica a la alquimia simbólico-espiritual.
ABU BAKR AL-RHAZI
(SIGLOS IX-X) ALQUIMISTA ÁRABE
Dentro de la tradición surgida en torno a Geber, que abarca todos los aspectos de la práctica de la alquimia, tanto operativa como espiritual, Abu Bakr al-Rhazi se dedica sobre todo a la alquimia práctica.
AGRIPPA DI NETTESHEISM
(1486-1535) MÉDICO, JURISTA Y ESTUDIOSO ALEMÁN, DE CULTURA ENCICLOPÉDICA Y ESPÍRITU INDEPENDIENTE
Nacido en Colonia, se licencia a los veinte años en letras y continúa los estudios de varias disciplinas: jurisprudencia, medicina, teología. Profundo conocedor de varios idiomas, viaja a distintos países europeos impulsado, más que por el deseo de conocer, por las continuas persecuciones de las que es objeto. En contrapartida, es respetado y estimado por monarcas, altos prelados, científicos y filósofos. Finalizados los estudios, viaja a España y más tarde, en 1509, a Francia, donde enseña teología. Sus posiciones teológicas, respetuosas pero innovadoras, provocan la reacción de los franciscanos, que lo hacen expulsar de la ciudad. Años después lo encontramos en Londres, en Colonia y posteriormente en Italia, donde vive siete años. Allí enseña en Pavía y Turín. Alcalde de Metz en 1519, logra que el obispo retire la acusación de brujería impuesta por el Gran Inquisidor contra una campesina. La fuerza de la oposición lo obliga a abandonar la ciudad. Más tarde lo encontramos en Friburgo, donde trabaja como médico; luego, en la corte de Luisa de Saboya, como médico personal de la soberana; finalmente, en Lyon, donde reside cuatro años. La obra De Incertudine et Vanitate Scientiarum et Artium, que ve la luz en aquellos años, fue quemada en 1531 por orden de la facultad de teología de la Sorbona. Otra obra en la que Agrippa trabajaba aquellos años (probablemente desde hacía ya mucho tiempo) es De Occulta Philosophia Libri Tres, que empieza a publicar (con dura oposición por parte de la Inquisición) en Bonn a partir de 1532. Años más tarde encontramos al filósofo en Lyon, donde fue encarcelado por orden de Francisco I y posteriormente puesto en libertad. Se refugió en Grenoble, donde murió.
LA OBRAS
De todas las obras que se le atribuyen (más de 20, algunas de las cuales apócrifas), la más importante y conocida es el De Occulta Philosophia Libri Tres. La obra fue publicada en edición completa en 1533, en un volumen de seis páginas no numeradas y 362 páginas numeradas. No figura el nombre del editor, ni tampoco el lugar donde fue impreso. La única indicación es la fecha: julio de 1533. La publicación costó a Agrippa duros enfrentamientos con el senado de los magistrados de la ciudad de Colonia, quienes habían recibido la acusación de herejía contra Agrippa formulada por un monje de la Inquisición. Estas reacciones de condena son en cierta manera comprensibles al proceder a una lectura atenta del De Occulta Philosophia. La obra, dividida en tres libros, trata la magia desde un punto de vista tradicional e iniciático. No es una antología de supersticiones antiguas (aunque estas también aparezcan), sino un texto de alta magia que hace especial incidencia, desde el principio, en la preparación del mago: debe estar investido con la iluminación espiritual que viene de arriba y le ha transmitido el maestro, después de haberse purificado en función de una maduración y una expansión espirituales. Sin este paso inicial, ninguna obra puede considerarse de verdadera magia, sino sólo un conjunto de actos de brujería y, por lo tanto, estará condenada al fracaso. El primer libro habla de la Magia Natural. Después de un preámbulo en el que se define la magia (ciencia superior que reúne a la física, las matemáticas y la teología), Agrippa trata los elementos, sus relaciones, las correspondencias, los influjos astrales, las características y poderes ocultos de las cosas, las fumigaciones, los ungüentos, las fascinaciones, los encantamientos, los vaticinios y la fuerza de la palabra. En el segundo volumen, dedicado a la Magia Celeste, son especialmente importantes los 28 capítulos que tratan del número, la relación, la música y la proporción. Sigue el tratado de temas astrológicos. El tercer libro está dedicado a la Magia Ceremonial.
EL PENSAMIENTO
La figura de Cornelio Agrippa es básica para cualquier persona que quiera estudiar esoterismo, porque trata de manera completa y exhaustiva los aspectos más importantes relacionados con la magia. El análisis de sus escritos permite hacerse una composición bastante exacta de cómo era visto el mundo por el pensamiento mágico tradicional. Destacan sus intuiciones relativas a la numerología y a la cábala, así como su percepción de la figura del mago. Pese a las persecuciones de las que fue objeto (y a la fama de ser brujo), Agrippa se presentaba como un decidido defensor de la libertad de pensamiento y de prensa, aunque estaba convencido, siguiendo la tradición esotérica, de que el mago debía mantener el secreto sobre temas considerados incomprensibles para los no iniciados y peligrosos si se revelaban a quien no era digno de ellos o a quien estaba falto de preparación.
AL KINDI(YA’ QUB I BN ISHAQ)
(SIGLO IX-873?) FILÓSOFO, CIENTÍFICO Y ASTRÓLOGO ÁRABE
Nace con toda probabilidad en Kufa, ciudad donde su padre ejercía de juez (qadi). Cursa estudios gramaticales y religiosos en Basra. Hombre de vasta cultura, vive en Bagdad, donde frecuenta la Casa del Saber, una academia fundada por el califa al-Ma’mun. Murió en esta ciudad. Es un hombre polifacético, competente en varias disciplinas (ciencia, filosofía, matemáticas, astronomía, magia). En el mundo árabe se le considera uno de los sabios más importantes de las tradición cultural del Islam.
LA OBRAS
Se atribuyen a Al-Kindi más de 260 obras, la mayor parte de las cuales se ha perdido. Destaca un pequeño tratado muy conocido en la Edad Media en su traducción al latín con el título Theorica Artium Magicarum (o, más simplemente, De Radiis, del título árabe Fi’l Shu’a’at, Sobre los Rayos), que constituye uno de los tratados de magia (astrológica) más interesantes que se han escrito.
EL PENSAMIENTO
La obra de Al-Kindi tiene una importancia notable porque encierra y sintetiza influjos provenientes de todas las tradiciones del mundo antiguo de Oriente Medio: pitagorismo, neoplatonismo, pensamiento persa, magia asiriobabilonia e Islam, que estaban difundidos en la espléndida ciudad de los califas. En De Radiis parte del presupuesto de que cada uno de los componentes del universo está en relación con todos los otros, y que dicha relación está regida por los influjos astrales. Según este principio todos los elementos de la creación emitirían unas radiaciones que servirían para relacionarse e influenciarse mutuamente. En este gran esquema, el hombre, por medio de sonidos, palabras y formas (dibujos, símbolos), sería capaz de interactuar con las radiaciones del cosmos, modificando sus características. Desde este punto de vista, la magia no está considerada una disciplina negativa, sino, al contrario, una verdadera ciencia de la naturaleza, capaz de actuar en ella. Un tema especialmente importante es el conocimiento del universo: mediante esta armonía cósmica en la que todo influye en todo, sería posible, partiendo del conocimiento de una determinada relación cósmica, saber lo que ha sucedido, sucede o sucederá en referencia a un solo elemento; del mismo modo, conociendo a fondo un solo elemento, espejo de todas las radiaciones del cosmos, sería posible reconstruir la armonía general de la creación. La obra está dividida en 10 capítulos, que parten del origen del conocimiento y llegan a definir los momentos en los que deben cumplirse las operaciones mágicas. El De Radiis fue considerado durante mucho tiempo un prontuario de magia práctica, pese a que básicamente era un tratado teórico sobre el funcionamiento del cosmos.
ANDREAE, JOHANN VALENTIN
(1586-1654) TEÓLOGO ALEMÁN
Sobrino de Jakob Andreae, rector de la universidad protestante de Tubinga e hijo del pastor alemán Johann Andreae, que ejercía en Württemberg. El padre, dedicado a los estudios de alquimia y ocultismo y que gozaba de buenas relaciones con Federico I, señor de Württemberg, inicia a Johann Valentin en las ciencias esotéricas. Después de la muerte de su padre, en 1601, Johann Valentin se traslada con su madre y sus hermanos a Tubinga, donde la familia, sumida en la pobreza, es ayudada por unos familiares. Andreae cursa los primeros estudios de teología, pero luego prefiere dedicarse a las ciencias naturales, concretamente a la óptica y la astronomía (tuvo el mismo maestro que Kepler, de quien más tarde sería gran amigo). En 1605 se diploma magister, recibe una beca de la universidad y trabaja como docente. Se ve involucrado injustamente en un escándalo, por culpa del cual es apartado temporalmente de la universidad y de la clerecía. Después de una breve estancia en Salzburgo, vuelve a Tubinga, donde hace amistad con algunos personajes de alta cultura y de ideas teológicas con tendencias místicas, alejadas de la tradición luterana. Entrar en este círculo le cuesta la separación definitiva de la clerecía y la universidad. Trabaja como preceptor en Baviera, donde se relaciona con los ambientes católicos, quizás en un intento de solucionar las dudas creadas por la frialdad de la teología luterana. En él la llamada del misticismo es muy fuerte, y ello le hace buscar una dimensión religiosa más interior y totalizadora.

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