
Tantra. Espiritualidad y armonía sexual – Tantra. Spirituality and sexual harmony
El siguiente texto es un extracto del libro Tantra. Espiritualidad y armonía sexual (ISBN: 9781639190706) Conocerlo, entenderlo, interpretarlo y ayudarlo, escrito por Franca Sacchi , publicado por de Vecchi /DVE ediciones.
Introducción

A finales del siglo XIX, lingüistas y filólogos, sobre todo alemanes e ingleses, descubrieron y dieron a conocer en Europa un hinduismo depurado, procedente de la tradición védica y brahmánica, a través de sus tesoros filosóficos y lingüísticos. Así, mientras se traducían a todas las lenguas occidentales los textos de la cultura oficial india, por ejemplo los Upanisad y el Bhagavadgita, aquellos que pertenecían a la cultura, la literatura y la religión tántricas, por el contrario, fueron marginados cuando no voluntariamente ignorados. El tantrismo era un tabú, hasta el punto de verse tildado como un «montón de obscenidades »; puede decirse que pocos sistemas filosóficos fueron tan mal interpretados y distorsionados como el Tantra. Prejuicios e información falsa oscurecieron esta doctrina, magnífica síntesis física, psíquica y espiritual.
El belga Louis de la Vallée-Poussin (1869-1938), uno de los primeros estudiosos que empezó a difundir el conocimiento del Tantra, fue tan criticado por sus contemporáneos que abandonó para siempre la cuestión. Sin embargo, el interés ya se había despertado, y la relación entre los textos védicos y tántricos, y entre el hinduismo ortodoxo, brahmánico, y el tantrismo se hacía cada vez más evidente, hasta el punto de que en la actualidad se ha llegado a admitir que todo el hinduismo —los ritos, las ceremonias, el calendario de fiestas, los templos, la vida cotidiana— se encuentra, en realidad, impregnado de tantrismo.
Debemos manifestar nuestro más profundo agradecimiento y admiración por los valientes estudiosos que se atrevieron a desafiar las críticas y el escarnio social, así como el rechazo del ámbito científico, para sacar a la luz estos textos antiguos. Se trata de textos difíciles, a menudo escritos en clave, que abordan un tema sumamente delicado, comprometedor y que se adapta mal al ideal del puritanismo victoriano: el erotismo, la sensualidad y el sexo como parte de la religión y de la filosofía.
La aproximación entre el sexo y la religión era, y de hecho lo es aún hoy en día, un tabú. Los propios indios, mientras permiten y aceptan la difusión de libros eróticos, manuales del sexo como el Kamasutra (confundido con frecuencia con el Tantra), fotos y reproducciones de las bellísimas estatuas eróticas de sus templos —precisamente porque los consideran «paganos»—, rechazan y des precian el binomio entre sexo y religión, que sin embargo era típico de su cultura. En ocasiones, incluso llegan a negarlo, probablemente a causa de la mentalidad puritana, predominante y bastante extendida, vestigio de la ocupación británica.
A partir de los primeros estudios, se publicaron numerosos trabajos, investigaciones y análisis comparados, la mayoría de las veces de una gran calidad. Deseamos citar a algunos autores, a quienes consagramos toda nuestra estima y gratitud, puesto que contribuyeron con su obra a alimentar el interés por el Tantra y a difundir su conocimiento. No se trata de una lista exhaustiva, sino únicamente una sugerencia destinada a quienes deseen profundizar por su cuenta en este tema, ampliar sus horizontes espirituales y, en su caso, dedicarse a una práctica más comprometida.
• Sir John Woodroffe (1865-1936), juez inglés en Calcuta, fue el primero que liberó el Tantra de los prejuicios de la época, o al menos intentó hacerlo. Naturalmente, fue muy criticado por ello. Escribió muchos libros y acometió traducciones de textos antiguos y comentarios bajo el seudónimo de Arthur Avalon. Entre sus obras, citaremos Shakti y Shakta, El poder de la serpiente y The Garland of Letters.
• Heinrich Zimmer (1890-1943) merece ser recordado por su obra Les philosophies de l’Inde (París, 1953).
• Julius Evola (1898-1974), autor de numerosas obras de metafísica, ciencia espiritual y orientalismo. Injustamente calumniado y criticado, escribió La doctrina del despertar, Metafísica del sexo, El Yoga de la potencia, etc.
• Lilian Silburn, que aún vive, declara en su libro Kundalini, haber conocido «la gran experiencia de Kundalini». Es un ejemplo de fusión entre ciencia y práctica.
• Otros autores de importancia son G. Tucci (Roma), Mircea Eliade (Bucarest- París-Chicago), D. L. Snellgrove (Londres), A. Van Lysebeth (Bruselas), J. Varenne (Francia), Ajit Mukerji (India), M. Y. Evans-Wentz (responsable de la edición del Libro tibetano de los muertos) y Agehananda Bharati (India). Mencionemos, asimismo, como ejemplo de aplicación del tantrismo al uso occidental, Tantra, el Yoga del sexo, del estadounidense O. Garrison, a quien reconocemos el mérito de incitar al lector a emprender una investigación más intensa y profunda. Para quien desee acceder a las fuentes, los textos antiguos y sagrados, con frecuencia de difícil comprensión, son realmente muy numerosos; citemos sólo algunos títulos a modo de pista para ulteriores incursiones.
• De los cuatro Veda, libros venerados por el brahmanismo y equiparables a la Biblia, los más relacionados con el Tantra son el Yajur-Veda y el Atharva-Veda. Desarrollan una teología de la palabra y el sonido, la ciencia de los mantras, palabras poderosas con las que la energía puede ser activada y conducida durante los ritos.
• Los Brahmana, muchos Upanisad (Man dukya, Taittiriya, Katha, Yogatattva, Yo gakundali, Yogacudamany, Dhyanabindu, Nadabindu, Tejobindu); Hatha yoga- pradipika, Gheranda-samhita, Sivasamhita, Goraksa-sataka (estos cuatros úl timos son tratados específicos de Yoga).
• Los Tantra, sumamente numerosos: Mahanirvana-T., Kularnava-T., Kalivi – lasa-T., Kulacudamany-T., Gandharva-T. y, venerados por los tibetanos, Hevaraja- T. y Guhyasamaja-T.; el Vij ña na-bhairava- T. («Tantra de la experiencia de la realidad última») indica ciento doce métodos, con ejercicios precisos y completos que pueden conducir a la liberación final.
• Bhagavata Purana, texto visnuita del siglo VIII, exalta la actitud de devoción, de amor divino. Por último, el gran y genial Abhinavagupta (c. 975-1025), poeta y filósofo tántrico, autor de una gigantesca obra que sintetiza todas las tradiciones tántricas ßivaítas de su época en el Tantraloka. Aunque se hayan proporcionado estas indicaciones, queremos advertir a los lectores que leyendo un libro nunca llegarán a conocer la esencia o realidad profunda de un camino espiritual. Sobre todo, en el caso del Tantra, que es una doctrina basada en el cuerpo, las pasiones, la energía, la inteligencia y, en suma, en todos los componentes de nuestro ser. No se puede observar desde fuera una doctrina como el Tantra, cuya esencia es la experiencia, que requiere una iniciación y una relación con un maestro. A pesar de lo dicho, hemos escrito un libro. Se trata de una invitación a leer participando con la totalidad de uno mismo.
Qué Es El Tantra

El término Tantra, que deriva de la raíz tan («extender», «estirar») así como del sufijo tra («instrumento», «salvación»), alude a un método ideado para la expansión de la conciencia.
En la expresión los Tantra, el término posee, en cambio, el significado de «libro», entendiendo por ello los numerosos tratados concernientes a una o varias doctrinas, con su propio método de práctica.
Nuestra terminología no es lo bastante adecuada y precisa para definir un sistema tan complejo como el tantrismo, el cual implica una práctica de vida, una filosofía y una religión.
Los Tantra (y con este significado hallamos otros términos equivalentes: agama, nigama, samhita, purana, ßas tra) se consideran libros sagrados, revelados por Ziva, el Supremo Señor, en los que se presenta una nueva enseñanza a través de la cual el adepto (sadhaka) puede alcanzar el progreso espiritual y la liberación, gracias a una práctica (sadhana) sumamente personalizada.
No se trata de una nueva religión, sino de una enseñanza original, síntesis y evolución al mismo tiempo de todas las principales religiones de la India: desde el budismo al ßivaísmo, pasando por el visnuismo y el jainismo. Apareció entre los siglos IV-V d. de C. (aunque seguramente es más antiguo) y su máxima difusión se produjo en el siglo VI por toda la India, hasta el punto de que todo el hinduismo se vio impregnado de él. El Tantra habla de su enseñanza como si nunca hubiera tenido un comienzo: existe desde siempre, si bien su sentido únicamente se comprende ahora, en la época Kali-yuga, caracterizada por la máxima corrupción y decadencia.
Según la tradición india, el tiempo se divide en cuatro eras cósmicas que se re – piten cíclicamente.
• La primera, Krta-yuga («era perfecta »), dura cuatro mil ochocientos años divinos (un día de los dioses equivale a un año del hombre), y está presidida por la paz, el orden y la armonía; la tierra produce sin necesidad de ser sembrada.
• La segunda, Treta-yuga, dura tres mil seiscientos años divinos; durante esta era, los hombres realizan sacrificios en honor a los dioses, si bien desean sus frutos, empiezan a cometer culpas y el dios Yama crea los infiernos. Los hombres pierden un cuarto de justicia.
• En la tercera, Dvapara-yuga, que dura dos mil cuatrocientos años divinos, los hombres pierden otra cuarta parte de justicia, y la tierra únicamente da frutos cuando se siembra.
• La cuarta, Kali-yuga, es más breve que las otras: mil doscientos años divinos. En ella, se produce la inversión de todos los valores, se pierde el sentido de la justicia o, cuanto menos, sólo queda una cuarta parte; los hijos ya no atienden a sus padres ni los discípulos a sus maestros, los hombres viven una existencia breve y fatigosa, la tierra únicamente produce si se trabaja intensamente. Habría empezado en el 1301 a. de C., cuando Krsna desapareció de la tierra.
Cada era posee sus escrituras sagradas y prácticas idóneas para el tipo de hombre que les pertenece. Los Tantra son, en tal sentido, adecuados para los hombres del Kaliyuga.
En el contexto tántrico propiamente dicho, el término «Tantra» designa la búsqueda de la liberación con la energía bipolar Ziva/Zakti, considerada en sus dos fases:
• de evolución, como fuente y causa de toda la creación;
• de involución, como movimiento de retorno al origen.
Las escuelas tántricas

A lo largo de los siglos, el tantrismo se plasmó es numerosas escuelas que, en la actualidad, se reducen a cinco:
• La escuela Zaiva-Tantra, muy antigua y difundida por las regiones de Cachemira y Bengala, tiene su representante más preclaro en Abhinavagupta, quien sintetizó las corrientes de su tiempo:
— la corriente ßivaíta Krama, con sus ritos sanguinarios en honor de la diosa Kali, intenta liberar la conciencia, mediante trances espontáneos o provocados, hasta unirla con la diosa conciencia absoluta (representada por Kali), eliminando cualquier dualismo y situándose más allá del bien y del mal, de las castas y la moral sexual;
— la corriente ßivaíta Trika, también llamada Pratyabhijña («reconocer»). Trika significa «tríada», y corresponde a las tríadas que deben superarse para alcanzar, también aquí mediante ritos sanguinarios e ingestión de bebidas alcohólicas y fluidos corporales, la unidad que trasciende la pluralidad de las tríadas (por ejemplo, individuo/energía/energía cósmica, es decir Ziva; o también, tríada del conocedor/objeto de conocimiento/ me dio de conocimiento, etc.);
— la corriente ßivaíta Kula (familia), en cuyo seno vino al mundo Abhinavagupta, nacido como yoginibhu, que quiere decir «concebido por padres unidos como Ziva y Zakti». Su tratado más importante es el Kularnava-Tantra. Aspira a la realización espiritual de la unión con el principio absoluto, último, superior al propio Ziva. Las prácticas deben ser entendidas, sobre todo, como interiorizaciones místicas.
• La escuela Zakta-Tantra, difundida en Orissa, Bengala y Assam, se expresa mediante el culto a la diosa Zakti, que significa «potencia», «energía». Similar a la escuela ßaiva, se diferencia de ella en que el culto se reserva sobre todo al principio femenino del dios. Concede una gran importancia a las prácticas de activación de la energía dormida, llamada Kundalini, basadas en sonidos (mantra) y dibujos (mandala). El propio cuerpo humano se concibe como un mandala.
• La escuela Vaisnava posee el mismo simbolismo tántrico, si bien se relaciona con el culto a Visnu y se basa en el texto visnuita Bhagavata Purana (siglo VIII). Todas las prácticas (mantra, mudra, diversas meditaciones) tienen el objetivo de desarrollar la devoción, el amor divino y el destinado a Visnu, que es la suprema realización de la existencia.
• La escuela Ganapatya, así llamada porque sus seguidores adoran a Ganeßa, dios con cabeza de elefante e hijo de Ziva. Ganeßa se representa con cuatro brazos y tres ojos. Cuenta todavía con muchos adeptos en la India, sobre todo en Maharastra y Karnataka.
• La escuela Saura, por último, es poco conocida, más aún, no se sabe casi nada de sus adeptos. El término deriva de Surya («sol») y significa «adorador del sol». Probablemente, siguen el culto de Visnu. No podemos dejar de mencionar la gran difusión del Tantra en el Tíbet, donde actualmente es una rama del budismo Vajrayana (de vajra, centro indestructible e indivisible del hombre, el equivalente al atman del hinduismo). El Tantrismo budista recibió la influencia del taoísmo, si bien es de origen hindu. Se basa en la experiencia interior y desarrolla un simbolismo bastante complejo de mundos, dioses y demonios. Prácticas físicas, mentales y espirituales aspiran a transformar el hombre en un Buddha realizado, incidiendo sobre la tríada cuerpo/palabra/espíritu.
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