
La acupuntura para prevenir y curar las enfermedades – Acupuncture to prevent and cure diseases
El siguiente texto es un extracto del libro La acupuntura para prevenir y curar las enfermedades(ISBN: 9781646994885) Conocerlo, entenderlo, interpretarlo y ayudarlo, escrito por Jean-Pierre Kauffmann, publicado por de Vecchi /DVE ediciones.
Presentación general de la acupuntura
¿Por qué nació la acupuntura en China?
Sin duda, incluso hoy en día resulta extremadamente difícil responder a esta pregunta. Pero lo que sí resulta cierto es que todos los estudios sobre la historia de la acupuntura convergen hacia lo que se denomina el Imperio del Centro…
Según Tymowski, la acupuntura nació en el fértil valle del río Amarillo, en las costas septentrionales del mar de China. Desde el noreste, la práctica de esta medicina se extendió de costa a costa por todo el imperio, cruzó el mar de Japón y conquistó todo el Extremo Oriente.
En Europa se introduce en una época reciente, concretamente en el siglo XVIII, cuando unos padres jesuitas que estaban de misión en China vuelven subyugados por la historia dela acupuntura y, según se explica, llegan incluso a distraer a la corte del Rey Sol con anécdotas e historias referentes a ella.
Catherine Despeux, que no otorga crédito a las leyendas y realiza de forma rigurosa sus investigaciones sobre la historia de la medicina china, menciona el hecho de que bajo las primeras dinastías imperiales que se conocen —entre los siglos XVI y XI a. de C.— la medicina estaba en manos de los chamanes. La parte esencial de la terapia consistía entonces en exorcismos, encantamientos, plegarias, incluso sacrificios. A continuación apareció el uso de sustancias medicinales, además de otros métodos naturales, entre los que se encontraba el empleo de punzones de piedra con el propósito de efectuar pequeñas heridas en ciertos puntos dolorosos del cuerpo.
Catherine Despeux precisa que, según los estudios efectuados sobre los utensilios de acupuntura descubiertos en distintos lugares de China, dichos objetos tenían distintas formas y usos. Algunos de ellos —de forma plana y redondeada— se utilizaban para calentar una parte del cuerpo, otros para masajear, algunos —que tenían forma de cuchillo de un solo filo— servían para efectuar incisiones, y otros —semejantes a agujas triangulares— se usaban para hacer sangrías; por último, algunos utensilios se utilizaban para hacer incisiones en tumefacciones y abscesos.
Los historiadores discuten acerca del material con que se hicieron las primeras agujas: bambú, hueso, piedra tallada, piedra pulida, metal. El orden en que se ha presentado la lista de materiales se corresponde probablemente con el orden de su aparición cronológica.
De todos modos, eso no nos explica cómo se descubrió el principio terapéutico de la acupuntura.
Hay tres hipótesis plausibles:
a) se constató de forma empírica el efecto terapéutico desiertos heridas producidas en los combates o bien de forma accidental;
b) se observó que algunos problemas relativos a las vísceras venían acompañados de una determinada proyección sobre la capa epidérmica, con lo que se tuvo la idea de herir deliberadamente la zona de proyección con fragmentos de sílex o de piedra;
c) era costumbre en ciertos pueblos (tanto de China como de otras zonas) grabar sobre la piel determinados signos distintivos. Este gesto supersticioso o ritual tenía unas consecuencias de tipo terapéutico que primero fueron observadas y luego reproducidas. De acuerdo con esta hipótesis Ferreyrolles afirma: «Puesto que la necesidad de los signos grabados cesó con el progreso de la civilización, su uso se perdió en la mayoría de las culturas; el remedio se conservó sólo entre los chinos y sus vecinos, los japoneses, quienes consideran que las primeras instituciones son sagradas y que nada puede superar a los antepasados».
Contestamos en este punto a la pregunta que encabeza el capítulo. La acupuntura nació en China por múltiples motivos que no conocemos del todo, pero que no obstante pueden resumir sede la siguiente manera:
• Los chinos constituían un pueblo sedentario, interesado en los fenómenos naturales. Desde siempre, el trabajo en el medio rural se ha visto condicionado por los ritmos naturales —alternancia del día y la noche, ciclos lunares, estaciones, incidentes o accidentes meteorológicos—, que conducen a sus habitantes a una forma de pensar que engloba la idea de una compleja red de flujos de energía, idea que podría constituir una definición simplificada de la acupuntura.
• El pueblo chino es un pueblo oriental, y, por lo tanto, guiado por la sabiduría. La idea de un Oriente complicado, pero observador y respetuoso con las pulsaciones más profundas del universo, en oposición a un Occidente simple, pero apresurado, arrogante y desordenado, podría parecer excesiva. No obstante, permanece la idea de que los orientales se encuentran en el origen de los principios más importantes de la higiene, el uso de las plantas medicinales y la acupuntura.
• Los chinos continúan fieles al espíritu de sus antepasados, que pretendían que el hombre se sometiera a un orden, el mismo que el resto del mundo natural. Nunca han sostenido la idea de un hombre que se halle por encima de las leyes de la naturaleza. El hombre, en Oriente, no se encuentra en el centro del mundo sino que forma parte integrante de él. Debe observar sus leyes, comprenderlas y conformarse con ellas si desea encontrar el lugar que le corresponde dentro de la evolución del mundo. El hombre oriental no se plantea someter el universo sino adaptarse a él.
¿Dónde se esconden los textos sagrados de la acupuntura china?
Las principales obras en las que se basan incluso hoy día los acupuntores contemporáneos ni son sagradas ni están escondidas. Hay que reconocer que a lo largo de los dos últimos milenios se ha propiciado su transmisión e incluso su estudio.
Las obras capitales que fundaron la medicina china parece que vieron la luz bajo la dinastía de los Han, es decir, durante los tres últimos siglos anteriores a nuestra era y los tres primeros después de Jesucristo.
Estos textos se han fijado a partir de manuscritos más antiguos, que, en conjunto, conducen a una verdadera filosofía dela vida y de la salud, además de a una concepción extremadamente original y rigurosa de las relaciones entre el hombre y su entorno, y del hombre consigo mismo.
El primer texto, y el más conocido, se denomina Canon interior del emperador Amarillo. El término interior nos indica, de antemano, que el hombre y el funcionamiento de su medio interior forman el objeto central de estudio de esta fuente de reflexiones y observaciones.
Una vez más, a lo largo de este tratado y de otros dos, el hombre aparece íntimamente vinculado tanto al cielo que tiene encima como a la tierra que lo sostiene.
No puede ignorarse la evolución del clima, los ciclos lunares, el momento del día o del año, o la naturaleza del suelo o del subsuelo. Tampoco puede dejar de tenerse en cuenta el clima interior del hombre. Los chinos definieron muy tempranamente este clima psicológico bajo la forma de cinco sentimientos (la cólera, la alegría, la preocupación, la tristeza y el miedo), que, más adelante, comprobaremos que obedecen a una lógica más rigurosa de lo que parece.
El Canon interior… consta de dos partes: la primera corresponde a los aspectos sobre la aparición de la vida, y estudia con detalle la teoría de lo viviente a través de la exposición de sus leyes (Su Wen); la segunda parte, el fundamento del espíritu (Ling Shu), es más práctica y aborda las cuestiones relacionadas con la práctica de la acupuntura.
Estos textos se presentan bajo la forma de preguntas atribuidas al mítico emperador Huang Di y sus correspondientes respuestas en boca de su médico, Qi Bo. La alternancia de preguntas y respuestas hace que la lectura de la obra no sea ingrata sino, por el contrario, cautivadora, en especial para los espíritus abiertos y curiosos.
A través de la lectura de este extracto, muy general, puede observarse el espíritu que impera en todos los textos tradicionales de la medicina china: el médico no debe alejarse de la observación de la naturaleza, sino que debe estudiar cuidadosamente sus variaciones y tenerlas en cuenta a la hora de efectuar tratamientos.
La otra obra de referencia de la época es La disciplina médicade Shennong. No insistiremos en este tratado, que aborda la clasificación de los remedios y no la acupuntura.
Observemos, no obstante, que la primera versión de este tratado, que se perdió y después fue reconstruido y ampliado, incluía trescientos sesenta remedios, divididos en tres categorías de ciento veinte remedios cada una.
Esta cifra de «trescientos sesenta» no es fortuita, sino que responde a los trescientos sesenta grados de la revolución solar, confirmando así la profunda adecuación entre el espíritu de los textos que hay en la base de la acupuntura y las leyes dela naturaleza y de la numerología.
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