Casa & Hogar

Decorar el jardín ideas nuevas – Decorate the garden new ideas

El siguiente texto es un extracto del libro Decorar el jardin ideas nuevas (ISBN: 9781646999309) Conocerlo, entenderlo, interpretarlo y ayudarlo, escrito por Pierrick Le Jardinier, publicado por de Vecchi /DVE ediciones.

Introducción

El jardín está en permanente evolución. En cuestión de unas décadas se ha pasado de entenderlo como un espacio dedicado esencialmente a la producción de alimentos al jardín puramente placentero, un lugar concebido y arreglado para el descanso. Su estatus ha evolucionado de «despensa» a «sala de ocio». Es cierto que no todos los nuevos jardineros han seguido esta evolución, pero la tendencia se impone año tras año. Del mismo modo que, hoy en día, las tareas domésticas son más llevaderas gracias a los avances técnicos, el jardinero también se beneficia de muchas innovaciones que hacen sus gestos más agradables: unas herramientas más ligeras, el riego automatizado, la motorización, etc. Otro aspecto es que los niños participan cada vez más en esta divertida actividad y las personas mayores tampoco quedan excluidas de ella, gracias a los nuevos diseños de herramientas, mejor adaptadas, y a los nuevos tipos de cultivo, como el huerto con bancales elevados, por ejemplo. Casi sin darnos cuenta hemos pasado del duro y fatigoso trabajo de la tierra al jardín vivido como un arte. Pierrick nos muestra las numerosas innovaciones que simplifican la vida en el medio rural (huerto, vergel, jardín ornamental) y en la ciudad (jardín, terraza y balcón). En este rico catálogo encontraremos ideas que nos servirán para convertirnos en grandes jardineros.

Decorar

Actualmente, muchos jardineros sienten el deseo de cambiar la decoración de su jardín para practicar el nuevo arte de vivir, sin tener que recurrir necesariamente a un paisajista. Los tristes jardines atrapados entre setos de coníferas ya han pasado a la historia. Hoy en día, el jardín vive al ritmo de las estaciones, con setos mixtos de arbustos de flor, de hoja y de frutos ornamentales. El triste césped que se conserva homogéneo durante los doce meses del año como una mesa de billar (a costa de pasar una y otra vez el cortacésped y de un derroche constante de agua) empieza a ceder terreno en favor de las plantas de desarrollo horizontal y los prados de flor. La fauna salvaje entra en el jardín (pájaros, mariposas, libélulas, mariquitas, erizos, etc.) y lo convierte en una «reserva» llena de cantos y de vida. Este regreso a la naturaleza y a la autenticidad está indudablemente relacionado con las diferentes crisis ecológicas que ha padecido nuestra sociedad. Esperemos que no se trate simplemente de una moda pasajera, producto de una operación de marketing. Actualmente, el jardín se ha convertido en una estancia más de la casa, que puede beneficiarse de las mismas tendencias decorativas que el resto de la vivienda.

Los diseñadores entran en escena

En el último salón del jardín de Chelsea, en Londres, un jardín sorprendente, creado por el diseñador Philip Nash, se convirtió en el foco de todas las miradas. Su originalidad residía en un sabio maridaje entre plantas y elementos artificiales hechos con Corian®. Este nuevo material, muy resistente a la intemperie, se utilizó en primer lugar en los hospitales, donde tuvo muy buena aceptación por su facilidad de mantenimiento Pero sólo la mirada poética de un diseñador visionario como Philip Nash podía llegar a imaginar este material innovador aplicado en otro contexto, donde se le devolviera toda su fuerza estética y se convirtiera en un elemento de decoración: «Al concebir este jardín he querido crear un viaje onírico. El visitante que recorre este jardín descubre en él un compendio de emociones y, a la vez, un espacio de diversión. Cami- nando, llegará a un punto que merecerá una pausa, la fuente. Los elementos de cristal, el agua y la luz aportan un toque de magia, mientras que las formas y la estructura de las plantas desprenden vitalidad y energía». Al introducir el diseño en el jardín, se puede recrear un ambiente propicio para la meditación y el descanso, lejos del estrés de la vida urbana. Sin embargo, los jardineros tradicionales no siempre entienden la tendencia art land, como demuestra el gran revuelo que ocasionó la exposición de Jeff Koons en la Orangerie de Versalles. Es cierto que el montaje de un caballo mecedora de 12 m de altura (convertido en soporte de 85 000 plantas anuales) costó la nada despreciable cantidad de 800 000 euros.

Para incorporar armoniosamente el diseño en el jardín clásico (basado en minerales y vegetales), aquel debe mantenerse en un plano discreto y no ha de pretender ocupar una posición predominante. Desde 1992, en el festival de los jardines paisajísticos de Chaumontsur Loire se exhiben 24 «jardines escaparate ». Se trata de un verdadero baró metro de la evolución de las tendencias, muy útil para los paisajistas y también para los jardineros aficionados. Cada paisajista invitado dispone de una parcela de 240 m2 y un presupuesto determinado (de aproximadamente 15 000 euros). Dentro de este espacio y con este dinero, puede liberar su imaginación, ajustándose simplemente a unas indicaciones precisas que tienen que ver con el tema del año. Tal como explica el director de este festival, «lo que aportan los paisajistas es imaginación y creatividad. Se da una particular importancia a la diversidad y la complejidad de los ensamblajes de vegetales. La premisa básica es que la imaginación y la renovación del lenguaje de los jardines tienen que proceder de los paisajistas. Se admite que los jardines puedan ser reflexiones simbólicas sobre el paisaje y una apertura a diferentes niveles de ordenación». Si tenemos ocasión de visitar una feria importante del sector, advertiremos que las exposiciones de jardinería constituyen un marco idóneo para observar ideas nuevas a la hora de preparar un jardín.

Green kitchen kit: un jardín por catálogo

Philippe Doussot, un emprendedor bretón que inventó el concepto del green kitchen kit a partir de una idea del arboricultor Jean Thoby, se preguntó: «¿Por qué no ofrecer jardines en forma de kit, igual que las cocinas, que permitan prolongar en el exterior el estilo del interior de la casa? Pero, a diferencia de lo que ocurre dentro, esta idea se complica por la presencia de vegetales vivos, los cuales deben elegirse según la región, el tipo de suelo, la exposición solar, etc. Cada jardín tiene que adaptarse al lugar donde se encuentra. Por ello seleccioné, con la ayuda de paisajistas diseñadores y arboricultores de todo el país, 400 variedades de plantas adaptadas a las características climáticas y edafológicas de cada zona. El cliente puede elegir, a través de internet, el jardín que le guste, con vídeos y fotos, y realizar la compra en línea; el material se entrega en un plazo de seis a diez semanas.

Hasta el momento, tengo ya seis modelos de jardines en forma de kit, pero esto no es más que el inicio del catálogo, cuyo objetivo es el desarrollo de todos los estilos posibles, ¡tantos como hay de lavabos o cocinas!». La ventaja de esta innovación, más próxima a la jardinería que al paisajismo, es que se adapta a todos los bolsillos. La fórmula más económica está pensada para los jardineros que quieren construir ellos mismos su propio jardín (una semana de trabajo entre dos personas). La fórmula más costosa está pensada exclusivamente para profesionales. La fórmula intermedia está orientada hacia quienes sólo necesitan unos consejos para poder empezar y luego vuelan con sus propias alas; en este último caso, un equipo de técnicos acude al lugar para poner en marcha el proyecto que, a continuación, desarrollará el jardinero en persona. El objetivo final de esta novedosa tendencia es la satisfacción de los aficionados al bricolaje y de todos aquellos que no desean tener un jardín convencional.

Los nuevos jardines colgantes

El arte de vivir rodeado de vegetación no es exclusivo del mundo rural; los habitantes de las ciudades tienen cada vez mayores deseos de incorporar plantas a su entorno. Un visionario en este ámbito es Patrick Blanc, del Centro Nacional de Investigación Científica francés, especialista en plantas tropicales epifitas. Blanc ha logrado explotar cada centímetro de asfalto para hacer crecer plantas exóticas en sus «muros vegetales». Actualmente su innovador proyecto se exporta a todo el mundo: Génova, Madrid, Nueva Delhi… Sol- mente en París puede admirarse en muchos edificios: la Fundación Cartier, el Hotel Pershing Hall, el Museo de Quai Branly, el Espace Weleda, el BHV hombres, etc. También ha conquistado Aviñón, Aix-en-Provence, Burdeos, etc. Veamos cómo este magnífico creador nos presenta su invención: «En una pared o estructura portante se instala un esqueleto metálico que aguanta una placa fina de PVC expandido (10 mm), en la que se grapan dos capas de lona de poliamida (2 ∞ 3 mm).

Estas capas simulan los musgos que se desarrollan en las paredes rocosas de los bosques tropicales y sirven de soporte a las raíces de las plantas epifitas. Una red de tuberías guiadas por electroválvulas aporta una solución nutritiva que contiene los elementos minerales necesarios para que crezcan las plantas. La lona se impregna por capilaridad de esta solución, que baja por la pared debido al efecto de la gravedad. Las raíces de las plantas encuentran allí los elementos nutritivos que necesitan, y el exceso de agua se recoge en la parte baja de la pared mediante un canalón. La ventaja de este sistema es que funciona como un circuito cerrado y requiere poco mantenimiento una vez que se pone en marcha. He seleccionado las plantas por su capacidad de crecer en este tipo de medio y en función de la luz que tienen a su disposición.

Mis muros vegetales pueden aplicarse a distintas superficies, desde una casita hasta un rascacielos». Las creaciones de Patrick Blanc están orientadas al mercado profesional, pero hoy en día existen kits dirigidos al gran público. También podemos hacer que la naturaleza entre en el salón gracias a los murales vegetales colgantes que ofrecen muchas empresas. Y si nuestro sueño es dar a nuestro piso una imagen completamente verde, hay diseños modernos que ofrecen techos totalmente verdes e incluso paredes descontaminantes.

Paredes vegetales

Existen algunas marcas que ofrecen paredes vegetales de varios tamaños, que van desde el modelo de bolsillo (40 ∞ 80 cm) hasta el panel grande de 2 m2. El primero cuesta unos 300 euros y el segundo, alrededor de 3000. Si la pared a la que deseamos dar un toque verde es aún mayor, tenemos que calcular que cada metro cuadrado cuesta aproximadamente unos mil euros. Los precios incluyen el sistema de fertilización líquida, el depósito de recuperación, la bomba y los vegetales.

Jardines verticales

Los jardines verticales, compuestos de recipientes estancos, permiten tener plantas aromáticas a nuestra disposición en la cocina o cultivar orquídeas en el salón. Los recipientes de Tyvek® (una lámina opaca fabricada con fibra de polietileno impermea ble al agua) se fijan mediante varillas de madera y de acero; impiden el paso del agua, pero no dejan entrar el aire, con lo cual no se pudren las raíces de las plantas. La parte posterior de los jardines verticales también está hecha de Tyvek® para que no se ensucien las paredes de la cocina. Los elementos se ensamblan entre sí y son modulares, de manera que se adaptan al espacio disponible en la cocina o en el salón. Esta tecnología registrada por Dupont De Nemours está comercializada por la marca Les Jardins Animés, que vende sus productos por correo o a través de internet: http:// fr.jardins-animes. com/jardin-vertical-p-224.html.

Paneles vegetales colgantes

Otra innovación destinada a los jardineros de ciudad que ofrecen algunas empresas son unos plafones vegetales de doble pared estanca que se suministran en forma de kits y se cortan con una cuchilla a la medida deseada. El conjunto incluye un plafón vegetal de 15 plantas, el circuito de riego (una bomba de 800 l/h, tubos y canalones) y un depósito. Sólo se debe añadir a los recipientes un sustrato de cultivo (bolas de arcilla expandida, mantillo, turba, etc.) para plantar las plantas aromáticas, las minihortalizas o las flores. Este plafón vegetal adquiere rápidamente una forma y se convierte en un elemento de la cocina o de la terraza, útil y a la vez decorativo. Su sistema modular se adapta a las formas redondas y puede ocultar una columna; sus dimensiones son 100 ∞ 55 cm. Esta novedad, ideada por Benoît de Bisschop, constituye un jardín en miniatura fácil de instalar… siempre y cuando se sepa taladrar la pared.

Flowertubes

Gracias a un innovador sistema patentado, Thibault de Breyne y Philippe Tisserand han inventado una manera original de decorar las paredes con plantas dispuestas verticalmente. Es posible que la idea parezca muy sencilla, pero los diseñadores han necesitado más de un año de pruebas para alcanzar el éxito. La Flowerbox (una versión más alargada del Flowertube) está compuesta de microplantas y un sustrato vegetal enriquecido que las alimenta permanentemente. Este cuadro viviente asombrosamente cambia de aspecto a medida que las plantas crecen. Necesita un mantenimiento mínimo, que se limita a un microrriego con una pipeta de una a tres veces por semana según las variedades. La posibilidad de elegir entre más de un centenar de variedades de plantas de hoja y de flor permite elaborar un amplio abanico de composiciones que resultan muy diferentes entre sí.

El world garden

Aunque una parte de la población tiene como destino vacacional puntos de nuestra geografía, también es muy significativo el número de personas que visitan otros países aprovechando la oferta de viajes a bajo coste. Y al regresar, muchas veces les gustaría recrear en sus jardines los paisajes que han visitado, tanto fuera como dentro de las fronteras, y crear un jardín japonés, hispanomorisco, inglés, etc. 

Jardín de estilo japonés

Para dar un aire oriental al jardín, debemos seguir unas normas vegetales y decorativas precisas. Aunque un jardín japonés puede existir sin plantas (es el caso del jardín zen, realizado únicamente con minerales), una aportación de elementos vegetales le da un aspecto menos estático a lo largo de las estaciones. Según las dimensiones del terreno, se puede optar por árboles o arbustos originarios de Japón. Los arces pequeños, como el Acer palmatum, con un follaje rojo en otoño, se adecuan perfectamente a los jardines pequeños, mientras que en espacios más grandes pueden utilizarse arces de mayor tamaño, como el Acer maximowikzianum, que puede alcanzar los 15 m de alto.

Como la mayor parte de las plantas originarias de Asia, estos arces requieren, antes de plantarlos, un aporte de tierra de brezo si el suelo no es ácido. Para incorporar manchas floridas de color a este fondo de hojas, se pueden plantar unos pies de rododendro y azaleas. Si se combinan variedades precoces y tardías, la floración se escalonará de abril a mayo: «Hino Crimson» y «at- sugiri» (de tamaño pequeño y floración precoz), «Etna» (de tamaño pequeño y media estación), «Kermesina » (de tamaño pequeño y floración tardía), «Hino-Mayo» (de tamaño grande y floración precoz), «Christina » (de tamaño grande y media estación), «Blue Danube» y «Rosa King» (de tamaño grande y floración tardía).

Para dar un toque ambiental nipón, resulta perfecto el cerezo ornamental. Para compensar su corta floración, un truco es la combinación de variedades que permitan escalonar las floraciones: «Hisakura», «Hamanogawa», Prunus glandulosa (enano), P. okame, P. mume, P. incisa, etc. Los pinos, símbolo de longevidad, son habituales en los jardines japoneses, pero necesitan mucho terreno, a no ser que se poden en forma de candelabro o en Niwaki. Existen muchas variedades para elegir: Pinus strobus «nana» (pino enano), Pinus mugo (pino de mugo o pino suizo de montaña), Pinus parviflora (pino blanco japonés), Pinus nigra (pino negro), Pinus contorta (pino de playa), etc.

Otro símbolo de Asia, el bambú, crece en todos los suelos húmedos. Se cultiva bien en macizos, en setos, en muros de vegetación e incluso en forma de cobertura del terreno, como si se tratase de un césped (¡a 10 cm de altura!). En los jardines pequeños, donde se corre el riesgo de que pueda convertirse rápidamente en una planta invasora, puede sustituirse por otras gramináceas (miscanthus, carrizo, caña, etc.) o por helechos. Pueden plantarse cerca de un estanque de carpas Koi, otro símbolo de los jardines de estilo japonés. Finalmente, para dar el toque final a la obra, podemos añadirle algunos accesorios de una tienda de productos japoneses, antigüedades o algún artículo curioso que hayamos encontrado en un mercadillo: un pequeño puente, unos farolillos, una fuente de bambú, un buda, etcétera.

Jardín de estilo hispano-morisco

Si nuestro sueño es poseer un jardín como el de los palacios de Granada o de Sevilla, podemos recrear uno similar en nuestra casa. Este tipo de jardín es aconsejable para los lugares cálidos, donde el clima sea propicio para el cultivo de plantas mediterráneas: cítricos, eucaliptus, cactáceas, olivos, higueras, etc. Sin embargo, el jardín hispano-árabe no se limita a las plantas del sur; los estanques y los puntos de agua aportarán frescor y sonidos relajantes. Aunque el agua salga a chorro, proviene en realidad de un circuito cerrado. Las plantas que mejor encajan en este tipo de jardín suelen ser poco exigentes en cuanto al riego. Debemos elegir preferiblemente plantas resistentes a la sequía si nos preocupa ahorrar agua.

Entre las vivaces y las anuales, tenemos la siempreviva o rebullón, la milenrama o hierba de Aquiles, el telefio, la hortensia de invierno, la valeriana, la verbena, las euforbias, la hierba gatuna y la amapola (Papaver nudicale), así como otras plantas de hoja velluda que engañan al rocío de la mañana: el abrótano, la manzanilla basta, la artemisia, etc. Algunas especies aromáticas, como la lavanda, el romero, el tomillo o la salvia, también son muy resistentes a la sequía. Han de plantarse a resguardo del viento en un terreno con un buen drenaje (debemos añadir arena o grava en el fondo de los hoyos de plantación). Si se cubren regularmente los pies de las plantas con paja (pajitas de lino, cortezas de cacao o de pino) podemos frenar la evaporación del agua y eliminar las malas hierbas sin necesidad de herbicidas tóxicos.

Debe regarse preferiblemente al final del día, con la ayuda de un sistema automático de riego (gota a gota) que economiza agua. Además de estas vivaces, algunos arbustos y árboles proporcionan volumen al jardín morisco, como es el caso del olivo, la viña, la jara, el eucaliptus, la potentilla arbustiva, el eleagnus, el tamaris, el citrus, la higuera, etc. No es necesario plantar muchas especies en este tipo de jardín para que tenga un estilo mediterráneo. En una muestra paisajística, Fernando Caruncho, uno de los paisajistas españoles más destacados, fue capaz de crear un ambiente morisco con tan sólo dos especies florales. Su jardín, muy simple y cruciforme, tenía únicamente dalias amarillas (dalia «München») y salvias azules (Salvia farinacea «Victoria»).

Para favorecer la meditación, había un banco adosado a un pequeño pabellón de madera, delante de un chorro de agua. Para este paisajista, los tres elementos esenciales de un jardín arábigo-andaluz son el agua, la luz y la geometría; además, reivindica la presencia de la poesía en sus jardines (más de 200 en todo el mundo) para aportar serenidad y felicidad a quienes los visitan. Si queremos admirar algunas de sus obras, podemos consultar su página web: http://www. fernandocaruncho.com.

Jardín de estilo inglés

Los partidarios de los espacios verdes más naturales pueden decantarse por un jardín de estilo inglés; pasear por uno de ellos «tiene un componente de sorpresa y descubrimiento». A diferencia de los jardines de estilo francés, con sus calles rectilíneas, los jardines ingleses ofrecen al paseante la posibilidad de perderse en una multitud de caminos en medio de una naturaleza de aspecto salvaje. Las ondulaciones del terreno añaden una impresión de evasión poética: lo vegetal se combina con lo mineral (escultura, casetas, rocas, bancos, etc.), y las formas y los colores de los vegetales son variados y no cansan. Se trata más de un paisaje que de un jardín, un lugar que, ante todo, quiere ser artístico. Nunca está cerrado y a menudo proporciona enfoques de enorme belleza para ser retratados por un pintor. En Gran Bretaña resulta tradicional que los diseñadores de jardines también sean pintores, como es el caso de Gertudre Jekyll, a quien la catarata que padeció le obligó a cambiar los pinceles por el diseño de jardines.

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