Cómo curarse con ajo, cebolla, naranja y limón – How to heal with garlic, onion, orange and lemon
El siguiente texto es un extracto del libro Cómo curarse con ajo, cebolla, naranja y limón(ISBN: 9781639199105) Conocerlo, entenderlo, interpretarlo y ayudarlo, escrito por Eugenio G. Vaga , publicado por de Vecchi /DVE ediciones.
Prólogo
A veces resulta difícil tomar en consideración las cualidades intrínsecas de los productos que tenemos más al alcance.
Para ilustrar esta afirmación baste con pensar un momento en lo importantes que pueden ser, tanto para la nutrición como para la terapia y para muy diversos trastornos, frutos como la naranja, el limón, el ajo y la cebolla. Estos productos forman parte de la herboristería moderna, que sigue las huellas de la antigua terapia vegetal. Desde siempre, la medicina natural ha utilizado estos frutos de la tierra para combatir, curar, luchar contra infinidad de enfermedades y dolencias. Hoy, de nuevo, se está desarrollando y enriqueciendo el método natural con nuevas nociones de gran importancia para la salud pública. Naturalmente esto se logra gracias a los múltiples y profundos estudios que se desarrollan en los laboratorios modernos.
Desde el pasado se ha intentado obstaculizar y sofocar la herboristería, con medios no siempre lícitos, pero la fuerza de la naturaleza ha prevalecido siempre porque el hombre, instintivamente, ha procurado siempre recurrir a los vegetales, con los cuales «debería vivir en perfecta simbiosis» para curarse de los numerosos males que la moderna e «innatural» vida le causa.
Ahora más que nunca el hombre se encuentra envenenado por los modernos productos químicos, por las aguas contaminadas, por los vegetales rezumando insecticidas, que no son precisamente lo más aconsejable para la salud. Por esto siente la necesidad de acogerse de nuevo a la naturaleza, de la que podrá obtener todo lo que necesite para una vida más sana.
También el moho, del cual se extraen los antibióticos, son vegetales; a tal propósito, recordamos que en la antigüedad no conocían la forma más correcta y adecuada para aplicar estos descubrimientos, pero sabían, por ejemplo, que el moho producido por el limón en estado de putrefacción servía eficazmente para proteger las heridas supurantes de los legionarios romanos.
Propiedades curativas
El ajo
A partir de las investigaciones que han realizado científicos de diferentes nacionalidades, se ha descubierto que el ajo contiene un conjunto de elementos que interesan directamente al bienestar de nuestro organismo.
Sólo señalamos aquí los más importantes desde nuestro punto de vista, ya que este libro no tiene pretensiones científicas sino únicamente la finalidad de divulgar una fitoterapia al alcance de todos. Diremos primeramente que el ajo contiene aliína, sustancia que posee excelentes propiedades bactericidas y puede ser considerada como uno de los antibióticos más antiguos, aunque esas propiedades hayan sido desconocidas por la ciencia oficial durante muchísimos años.
El ajo contiene también sustancias cuyas propiedades son similares a las de las hormonas (razón por la cual tiene una acción frenante ante la glucemia y la glucosuria); ácido nicotínico o vitamina PP (óptima en la insuficiencia hepática como vasodilatadora, etc.); biotina (necesaria para mantener lúcida la mente, sobre todo a las personas maduras); vitaminas A, B1 y C (cuya importancia biológica es de todos conocida); levulosa, pectinas (que tonifican el intestino y además corrigen los efectos de la acidez gástrica); fitosteroles, enzimas, lisozima (fermento bacteriolítico), sustancias radioactivas de uranio (cuyos influjos radiantes son capaces de modificar la actividad bioeléctrica de los plasmas vitales); sodio, potasio, fósforo, calcio, y una cantidad de azufre que varía según el origen de la planta.
Debemos señalar también, en estos tiempos difíciles, desde el punto de vista alimenticio (dada la gran cantidad de aditivos y conservantes artificiales que incluyen los alimentos que tomamos) que el ajo tiene marcadas propiedades anticancerígenas. Como testimonio de esta afirmación, podemos citar al eminente profesor Lochowski, quien, después de cuidadosas investigaciones, escribió que el cáncer es casi desconocido en los pueblos que consumen mucho ajo, citando en particular a los chinos, los serbios y los franceses de la Provenza, que son grandes consumidores de esta hortaliza. Por esa razón se presume que el ajo tiene una notable acción inhibidora sobre las causas que provocan las neoplasias. Pero también los aparatos cardiovascular y respiratorio se benefician de sus virtudes. La tintura de ajo también refuerza la energía de las contracciones de los músculos cardíacos y produce un benéfico efecto vasodilatador en las coronarias. Los pulmones, a su vez, también se benefician, porque el ajo aumenta la actividad respiratoria, tanto en lo que se refiere a la amplitud como a la frecuencia de la respiración. El aceite esencial que contiene se elimina casi totalmente a través del aparato respiratorio, donde cumple una óptima actividad balsámica, expectorante y antiséptica. La vida humana depende exclusivamente de la respiración y, por tanto, un cuidado inteligente de la función respiratoria prolonga la vida y proporciona una mayor resistencia contra las muchas enfermedades que están siempre al acecho de la humanidad.
La tintura de ajo es también valiosísima para combatir las enfermedades artríticas, reumáticas y el estreñimiento pero, sobre todo, impide las lesiones arterioscleróticas y provoca la desaparición de muchas molestias subjetivas.
De cualquier forma que se tome, el ajo tiene además una notable acción antidiarréica y calmante, ya que está dotado de una buena acción antiséptica sobre la flora intestinal patógena y es, por tanto, excelente para suprimir las incómodas y fastidiosas formaciones anormales de gases. Además, estimula la actividad antidispépsica y anti nicotínica. Es un buen colagogo (estimula el aflujo de bilis al intestino), un buen colerético (excita la secreción biliar del hígado) y combate los nematodos, los áscaris y los oxiuros, lombrices que tanto molestan a los niños y, a veces, también a los adultos. Además, es conveniente en las inflamaciones catarrales intestinales, en las enfermedades gastroentéricas, en la enteritis, la disentería amebiana, la tuberculosis intestinal y sus complicaciones. En los casos de anorexia es un buen aperitivo y aumenta las secreciones gástricas (según las investigaciones del profesor Bonem) hasta en un 30 %.
El ajo no es aconsejable para los hiperclorídricos, para quienes padecen úlceras gástrica o duodenal o enfermedades de la piel. Para evitar que las sustancias volátiles se evaporen, es preciso fragmentar con un tenedor los dientes de ajo sumergidos en aceite de oliva.
Enfermedades tratadas con el ajo
En esta obra encontrará el tratamiento con el ajo de las siguientes afecciones:
Abscesos, alopecia, anorexia, arenillas, arteriosclerosis, artritis, bronquiectasia, bronquitis fétida, cálculos urinarios, callos, caries dental, cistalgia, cólico gaseoso, debilidad orgánica, diabetes, disentería, disentería bacilar y amebiana, enfermedades cardiovasculares, enfermedades infecciosas, enfermedades parasitarias, escaldadura, estados enfisematosos, estreñimiento crónico, fiebre tifoidea, gangrena pulmonar, gastroenteritis, helmintiasis, hinchazón de los gánglios linfáticos, hipertensión, infecciones, lumbago, meteorismo, odontalgia, otalgia, quistes externos, reumatismos, sarna, sordera de origen reumático, tabaquismo, tonsilitis, tortícolis, tos ferina, tos nerviosa, tuberculosis intestinal y sus complicaciones, tumorcillos superficiales y verrugas.
La cebolla
Los astrónomos caldeos, mientras escrutaban el cielo estrellado de Babilonia desde las terrazas-jardines de la bellísima ciudad, aspiraban el perfume emanado de las cebollas que se cocían lentamente sobre los braseros ardientes en los trípodes sagrados. Este vegetal les ha sido dado por sus vecinos los persas para uso comestible, pero ellos preferían usarlo en las ocultas artes mágicas, de las que eran maestros.
A su vez, los caldeos introdujeron esta hortaliza en Egipto, sólo con fines alimenticios, durante la primera dinastía, y el pueblo egipcio lo tuvo en tal estima que la convirtió en planta sagrada y la tributaba honores reservados sólo a las divinidades. Esto se confirma por el hecho de que a menudo las cebollas se encuentran representadas en la decoración de sus tumbas.
El cultivo de allium cepa, de la familia de las liliáceas se extendió después a todo el mundo conocido, llegando así hasta los romanos, los cuales la tuvieron tan en aprecio que la aconsejaban como remedio óptimo en las hidropesías bajo la forma de diurético.
El uso de la cebolla como planta medicinal es, actualmente, poco conocido entre nosotros; por el contrario, en otros países muy avanzados esta liliácea tiene un lugar muy definido entre los medicamentos oficiales. En países donde se consumen muchas cebollas crudas es muy frecuente la longevidad y son raros los tumores malignos. Las numerosas investigaciones de los laboratorios han confirmado sus condiciones empíricas y han evidenciado sus propiedades, tanto terapéuticas como farmacológicas, descubriendo y estudiando sus componentes principales, que son: ácido glicólico, compuestos orgánicos sulfurados, azúcares, insulina, fosfatos de calcio, sales de sodio y de potasio, azufre, flúor, enzimas, proteínas, pectinas, hierro, vitamina B1 B2 C y G, que mezcladas desarrollan una acción farmacodinámica, antibiótica, bactericida, cardiotónica, hiponitrogenosa, hipoblicemisante, vaso dilatador arteriales, razones por las que se aplica el uso de la cebolla en las curas de astenia, albuminuria, ascitis, atrofias hepáticas, edemas, hiperglicemia, hipertrofias esplénicas, uricemias, etc.
La cebolla cruda aumenta fuertemente la acidez del zumo gástrico, por lo que es contraindicada a los que sufren de hipercloridria, mientras que es aconsejable para aumentar el estímulo de la secreción biliar porque, en su composición química, han sido descubiertas otras dos sustancias: ácido cafeíco y ácido clorogénico, ambos tienen propiedades similares a la cinariana, sustancia contenida en la alcachofa (cynara escolymus), que tiene una acción reconocida como colerético.
Para hacer que la cebolla sea aceptada hasta por los paladares más delicados es preciso cortarla y macerarla durante algunas horas en aceite. El estómago que no tolera la cebolla evidentemente está enfermo.
Enfermedades tratadas con la cebolla
En esta obra encontrará el tratamiento con la cebolla de las siguientes afecciones:
Afonía, albuminuria, alopecia, anginas, anuria, arenillas, arteriosclerosis, articulaciones enquilosadas, ascitis, asma, astenia, atrofia hepática, bronquitis, cabellos enfermos, cálculos renales, callos, cirrosis hepática, cistitis, cloruremia, congestión, contusiones, diabetes, diarrea, dispepsia, dolores en el bajo vientre, edemas, epistasis, eritremia, escoceduras, estreñimiento, flemones y forúnculos, gota, gripe, helmintiasis, hemicránea, hemorroides, hiperglobulia, hipertrofias esplénicas, hipoclorhidria, infecciones intestinales agudas, manchas rojas sobre la cara, afecciones de las manos, morbo de Basedow, nefritis, obesidad, afecciones de los ojos, otitis reumática, pericarditis, picaduras de avispa y de araña, plétora, próstata hipertrófica, reumatismo, rinitis catarral, sabañones, tos, trombosis coronaria, tuberculosis, tumores endurecidos, tumores malignos, uremia y uricemia.
Para tener una mejor idea de Cómo curarse con ajo, cebolla, naranja y limón .Entenderlo, ayudarlo, por favor continúe esta emocionante aventura haciendo clic en Amazon Spain, Amazon Mexico, Amazon US, Amazon UK, Amazon Australia, Amazon Canada, Amazon India, Casa deLibro, Google, Apple, Scribd, Barnes & Noble, Bookmate, Kobo, Bookbeat, Fnac, 24 Symbol, Amabook,…
Otras lecturas:



