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El Chihuahua – The Chihuahua

El siguiente texto es un extracto del libro El Chihuahua(ISBN: 9781644615331). Conocerlo, entenderlo, interpretarlo y ayudarlo, escrito por Licja Berlingeri Lanza di Mazzarino, Alberto Marengoni, publicado por de Vecchi /DVE ediciones.

Orígenes e historia

Al hablar de una raza de orígenes tan remotos y geográficamente tan lejanos, es fácil dejarse deslumbrar por hipótesis demasiado fantasiosas y que carecen de una sólida documentación histórica. En no pocas ocasiones el mismo documento iconográfico ha aparecido en diferentes textos como la representación del ancestro de razas muy diferentes. Otro motivo que induce a una cierta cautela es la convicción de que, con excepción de situaciones muy específicas y limitadas a algunos documentos históricos, la cría canina se haya desarrollado por motivos de utilidad y no sea fruto de la casualidad.

Más allá de estas consideraciones es innegable que la fascinación por una determinada raza está estrechamente relacionada con la imagen que esta puede evocar y que, si el patrimonio cinófilo de cada civilización puede considerarse como un componente de su historia,es indispensable conocerla para apreciar plenamente las peculiaridades de la raza en cuestión.

Debemos decir que, a falta de fuentes fidedignas, aceptaremos la hipótesis que sostiene el origen mexicano del chihuahua, ya que la Fe deración Cinológica Internacional,a la cual está afiliada la RSCFRCE, atribuye a México no sólo la paternidad, sino también la tutela de la raza. Chihuahua es también el nombre de una importante ciudad mexicana, capital de una región limítrofe con Estados Unidos.

Pese a todo, tiempo atrás se formularon otras hipótesis. Una de ellas pretendía que estos pequeños perros eran originarios de la cuenca mediterránea, y más concretamente de la isla de Malta, y que llegaron a América central acompañando a los conquistadores.

Según otra teoría basada en algunas analogías con el china crested,la raza procedería de China y se habría extendido por el mundo después de una larga migración através del estrecho de Bering. Sin embargo ambas hipótesis parecen bastante improbables, porque no se explica cómo un perro tan particular habría desaparecido de los países mediterráneos para encontrar mejor suerte en territorios menos hospitalarios, o cómo y por qué motivo, habida cuenta de sus características físicas, habría llevado a cabo una migración de tal magnitud,sin dejar ningún rastro de su paso. Es comprensible que el parecido con el oloitzcuintle o perro desnudo mexicano pueda inducir a sugerentes hipótesis de relaciones entre civilizaciones geográficamente tan lejanas, aunque en este caso la característica peculiar de estas dos razas podría atribuirse con mayor verosimilitud a mutaciones relacionadas con determinadas condiciones climáticas.

Para no retroceder excesivamente en el tiempo, tomaremos como referencia una fecha que para nuestra cultura occidental tiene un gran valor simbólico: el año 1000.

En aquella época, en América Central termina la etapa clásica de la civilización maya, que junto a la de Teotihuacán dominaba en aquellas regiones desde hacía unos 3.000 años, alcanzando el máximo esplendor alrededor del año 500 d.de C., después de la decadencia de los antiguos olmecas. La economía de aquellos pueblos estaba vinculada a la actividad agrícola (maíz,pimientos, frijoles), a la artesanía de la madera y a la elaboración de instrumentos con obsidiana.

La civilización de Teotihuacán,que desapareció por razones desconocidas hacia el 750 d. de C.,desarrolló una intensa actividad artesanal y una importante capacidad constructiva, basada especialmente en el culto funerario. En la capital que lleva este mismo nombre,emplazada en el Golfo de México, se encuentra una extensa área arqueológica, el Valle de los Muertos, donde hay más de 75 templos en forma de pirámide.

A partir del siglo XI la civilización maya inicia una lenta pero inexorable retirada de la península de Yucatán, para ceder la hegemonía a una nueva población, originariamente nómada y dedicada a la caza,procedente de regiones más septentrionales: la tolteca. A ella, que por el año 850 había fundado la ciudad de Tula, considerada una de las capitales de América central más antiguas, se atribuye la construcción de las pirámides de Cholula,en las que aparecen esculpidas unas figuras que algunos consideran el testimonio más antiguo de la presencia de perros pequeños parecidos al chihuahua. Sin embargo,Thelma Gray, en su obra The Popular Chihuahua publicada en 1961,sostiene que anteriormente los indios mayas <ya tenían un perro pequeño conocido como el techichi. Los historiadores lo describen como un perro pequeño y gordo,sin más>.

En el siglo XII, los toltecas, a su vez presionados por otras poblaciones procedentes del norte, probablemente las tribus chichimecas,se trasladaron al sur de la península de Yucatán, en donde se integraron con los mayas.

Un siglo después, siguiendo la corriente migratoria que ha caracterizado hasta ahora la historia de esta región del continente americano,otro pueblo se estableció en el territorio mexicano: el azteca.

En su larga marcha, los aztecas también tuvieron que enfrentarse con tribus que se habían instalado en la ciudad de Tula y en las regiones adyacentes. Durante este periodo de conflictos, los nuevos habitantes fundaron en una isla del lago Texcoco la ciudad de Tenochtitlán,que más tarde fue la actual Ciudad de México.

A principios del siglo XV, los aztecas ocupaban un vastísimo territorio entre el Atlántico y el Pacífico,poblado por 2,5 millones de habitantes,dedicados mayoritariamente a una agricultura basada en la explotación de pequeños terrenos convertidos en tierra fértil gracias a un sistema de riego bastante complejo.

La cultura azteca presenta aspectos en algunas ocasiones oscuros,en otras contradictorios. Por ejemplo,no conocía la rueda, a pesar de que muchos objetos, como el famoso calendario de piedra del templo de Moctezuma, tuvieran una forma perfectamente circular; tampoco se trabajaban demasiado los metales,en contraste con el sorprendente nivel técnico de las manufacturas de piedra.

La religión era funcional y correspondía a un sistema social en el que tenían que convivir pueblos de distintos orígenes. Por lo tanto, sus cultos abarcaban a todos los dioses,incluso los extranjeros.

La divinidad suprema que en cierto modo los unía era el dios Sol, a quien se ofrecían sacrificios humanos. A este respecto, algunos estudiosos barajan la posibilidad de que algunas de las víctimas sacrificadas hubiesen sido pequeños perros autóctonos, a veces descritos como <carentes depelaje> y a veces <mudos>, hecho que ha inducido a suponer otro improbable parentesco con el basenji (que como es sabido noladra), ya que este es originario del Congo. Por otro lado, la analogía con una raza muda resulta poco realista, ya que quien haya convivido con un chi huahua sabe perfectamente que el adjetivo silencioso no es precisamente el más adecuado para calificarlo.

La misma tradición literaria referida a la era precolombina atribuye a este perro varias funciones: la de favoritos de las princesas aztecas,porque gracias a su fontanela craneal tendría una relación privilegiada con el dios Sol; la de alimento en los rituales sagrados celebrados por los sacerdotes, y la de guías de las almas de los difuntos al mundo de ultratumba.

Vera Temple, en su libro An Artist Goes to the Dogs, dice a propósito del chihuahua: <Se usaba también como chivo expiatorio… un perro de pelo rojo era quemado sobre la tumba del difunto, cuyos pecados pasaban en aquel momento al alma del perro>.

Para corroborar la hipótesis sobre el uso alimentario, están los escritos del fraile español Bernardino de Sahagún, quien, en un estudio dedicado a la civilización azteca, contabiliza siete variedades de perros entre las cuales hay un perro <detalla pequeña y gordo>, similar a los pequeños y orondos perros de terracota hallados en Colima.

En algunas de estas representaciones muchos aficionados han reconocido las formas de una hembra chihuahua gestante; otras acentúan otras características peculiares de la raza, como la cola plana en forma de hoz, la cabeza redonda,los ojos grandes y la frente amplia.

En la iconografía occidental, una de las representaciones en la que los estudiosos reconocen un chihuahua es en el fresco de Boticelli que representa las pruebas de Moisés y que se encuentra en la Capilla Sixtina. En efecto, en la escena que representa a Moisés con su familia durante el regreso a Egipto, un paje sostiene debajo del brazo un perrito de color crema que posee las características típicas del chihuahua: talla reducida,cráneo globoso, ojos redondos, orejas erguidas insertas casi lateralmente pies con los dedos bien diferenciados y cola en forma de hoz.

Thelma Gray comenta: <Américo Vespucci (1451-1512), de quien tomó el nombre América, era contemporáneo de Boticelli (1444-1510). Boticelli vivió en Florencia cerca de la familia Vespucci, con quienes tenía muy buenes relaciones…Américo Vespucci hizo muchos viajes al Nuevo Mundo y visitó La Española y Santo Domingo entre 1492 y 1503 (antes de la conquista española de México). Se hizo famoso por haberse interesado por los pueblos locales y por sus costumbres>.

La hipótesis según la cual Boticelli se habría inspirado en un perro presuntamente traído por Vespucci en uno de sus viajes al Nuevo Continente,iniciado en 1499, queda desmentida por el hecho que el fresco había sido elaborado antes de 1482,como demuestra un contrato que se conserva en el archivo del Vaticano fechado el 27 de octubre de 1481.

Se hace más consistente pues la hipótesis que contempla la región mediterránea como cuna de la raza?

Desde finales del siglo XV, después de la entrada de las tropas españolas a las órdenes de Hernán Cortés en la capital azteca de Tenochtitlán, el territorio mexicano se convierte definitivamente en colonia española, donde los conquistadores irrumpen con la violencia (y el desprecio por las otras culturas) que tan tristemente ha quedado escrita en la Historia. No podemos pretender que en esta etapa tan dura, las culturas indígenas reducidas a la esclavitud pudieran dejarnos algún tipo de testimonio útil para nuestras indagaciones,y todavía menos que la clase militar española se interesara por la cultura local, que sólo despertaba interés por cuanto a poder ser convertida al catolicismo.

No fue hasta 1821, después de una época de guerra, que México fue independiente y la cultura autóctona empezó lentamente a despertar el interés de los historiadores occidentales.

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