
Curso de reflexología – Reflexology course
El siguiente texto es un extracto del libro Curso de reflexología(ISBN: 9781644615034). Conocerlo, entenderlo, interpretarlo y ayudarlo, escrito por Dalia Piazza y Antonio Maglio, publicado por de Vecchi /DVE ediciones.
Curso de reflexología

El concepto de reflexología puede ser muy simple y, al mismo tiempo, extremadamente complejo.
La reflexología es una técnica que aprovecha el acto innato de la persona que se da masajes instintiva e inconscientemente donde siente dolor, sin saber qué misteriosos mecanismos se han activado con este simple gesto.
Existen, en efecto, principios que explican cómo puede obtenerse la máxima eficacia de un masaje reflexológico con el fin de alcanzar objetivos precisos, fundamentales para lograr el bienestar.
_ La relajación: el masaje en los pies debe, en primer lugar, constituir un momento de extremado bienestar físico y psíquico. Las tensiones que generalmente acompañan a una situación de incomodidad se reducen gracias al terapeuta, que actúa de manera muy suave y relajante. Cualquier sufrimiento aumenta en un individuo tenso y contraído; una acción sedativa del sistema nervioso puede reducir incluso el dolor más intenso.
_ La depuración: ninguna terapia es capaz de conseguir resultados cuando trata a alguien con una intoxicación severa. Por este motivo, antes de comenzar cualquier tratamiento, es necesario actuar sobre los órganos excretores para lograr que el organismo pueda eliminar todas las toxinas en circulación y preparar el cuerpo para encauzar aquellas que, gracias al masaje, serán desalojadas. De este modo se evitan las eventuales reacciones que, en algunas ocasiones, provoca el masaje.
_ La mejora de la circulación linfática y sanguínea: el perfecto flujo de la sangre y de la linfa en nuestro cuerpo es una de las causas principales del buen funcionamiento de los órganos y de los aparatos. El masaje podal actúa de manera muy eficaz sobre ambas funciones fundamentales y aporta vitalidad a todo el organismo.
_ El efecto analgésico: una de las principales características del masaje reflexológico es su capacidad para actuar sobre los mecanismos nerviosos que inhiben el dolor. La producción de endorfinas, estimulada mediante las maniobras adecuadas, consigue una remisión temporal del dolor, mientras que las acciones de depuración y restitución del equilibrio logran una mejora gradual de los síntomas.
_ El equilibrio de la energía: nuestra energía vital puede sufrir interrupciones debidas a «bloqueos» que obstaculizan su flujo normal. De este modo se producen desequilibrios y los órganos enferman al no disponer del adecuado aporte energético. El masaje reflexológico logra restablecer el equilibrio y previene, de este modo, la aparición de la enfermedad.
Puede percibirse ahora claramente la importancia de la terapia reflexológica, que asume incluso una notable función preventiva. No debe olvidarse que el mal casi siempre anida en el organismo mucho antes de manifestarse. Tan sólo hace acto de presencia cuando una parte del cuerpo, debilitada por un inadecuado aporte energético, no opone resistencia al ataque.
La búsqueda de alivio en este momento puede resultar insuficiente, si previamente no se han respetado ciertas normas de vida.
A menudo el hombre moderno, sobre todo en la civilización occidental, no es un buen guardián de su propia salud, que considera un derecho y por la cual no está dispuesto a sacrificarse, a menos que la haya perdido. Sólo en ese momento realiza un último examen de conciencia y reconoce haber desperdiciado el bien más preciado y no disponer de armas suficientemente eficaces para reconquistarlo.
El concepto de prevención era tenido en cuenta por los antiguos, y sin duda constituye el fundamento de la filosofía y de la medicina orientales.
Pero hemos nacido y crecido en esta época y en esta civilización, y sólo podemos intentar recuperar una parte de lo que hemos perdido haciendo buenos propósitos para el futuro.
Seguramente nuestros hijos, si somos capaces de educarlos convenientemente, aprenderán a valorar sus energías y la reflexología podrá formar parte de las costumbres y delos hábitos de cualquier familia.
Toda edad tiene sus problemas y sus exigencias, y un masaje reflexológico puede tener diferentes y particulares aplicaciones.
Todos debemos aprender a dar masajes en los pies y las manos, propios y ajenos, para prevenir, aliviar y solucionar los problemas cotidianos que se manifiestan incluso en personas que gozan de buena salud. Esto no excluye el normal control sanitario y la intervención del médico cuando aparezca una enfermedad o problemas difíciles de evaluar.
Sin embargo, para complementar el tratamiento y mantener un buen estado de salud, el masaje reflexológico constituye una baza que no debe menospreciarse y una increíble fuente de bienestar.
Principios básicos
Fundamentos

A comienzos de los años ochenta, el concepto de masaje reflexológico y, en particular, de masaje reflexológico podal era casi totalmente desconocido por el gran público. El hecho de sostener que al dar un masaje en los pies se podía intervenir en otras partes del cuerpo, era para casi todos algo divertido, una excentricidad según algunos, según otros una herejía. El concepto de reflejo aún no había pasado a formar parte de una terminología que, en cambio, con el paso del tiempo ha obtenido cada vez más confirmaciones, incluso por parte de quienes habían negado inicialmente sus fundamentos.
En efecto, el masaje reflexológico parece haber conquistado en nuestros días su dimensión, y no existe periódico, revista o publicación, incluso de carácter científico, que no reserve un espacio para su difusión.
Es como si, tras un prolongado letargo, una ciencia tan antigua como el mundo se haya despertado de improviso y se abra paso de forma pujante entre gran cantidad de técnicas entre lo antiguo y lo futurista, medios adecuados para recrear en el hombre, maltratado por el progreso, las energías vitales inherentes a su naturaleza misma. Bajo la denominación de medicina alternativa o medicina natural son catalogadas todas aquellas disciplinas que pretenden recrear en el hombre su integridad física y espiritual, porque, según la advertencia del filósofo Leibniz, es importante que el «médico sepa que el hombre es un compuesto de tiempo y eternidad».
En efecto, no deben existir distinciones entre las diversas formas de medicina, oficial o no, puesto que existe el hombre en su totalidad y, por lo tanto, todo lo que lo cura constituye la medicina. Este concepto, difícil de adquirir en el mundo occidental, es, en cambio, la base de la medicina y de la filosofía orientales. Digitopresión, shiatzu, acupuntura, micromasaje, etc. representan la expresión de estas metodologías, que actúan en puntos reflejos trasladados a varias partes del cuerpo, según esquemas derivados precisamente de culturas sobre todo orientales y antiguas. La reflexología podal, en cambio, en su acepción más moderna, tiene orígenes mucho más cercanos a nuestra mentalidad y cultura, aunque exista cierta tendencia a remontar la práctica del masaje del pie a épocas remotas y países muy lejanos.
Lo cierto es que la historia nos transmite ritos y ceremoniales dedicados al culto del lavado de los pies, entendido como homenaje y señal de bienvenida al huésped ilustre.
El masaje del pie, practicado probablemente de forma intuitiva a lo largo de los tiempos, pasa a una situación científica a comienzos del siglo xx gracias a los estudios de un médico norteamericano, W. Fitzgerald, que codifica sus primeras correspondencias de carácter anatómico. Más tarde, y después de los numerosísimos experimentos efectuados tanto en Estados Unidos como en Europa por el propio Fitzgerald y sus colaboradores, toma cuerpo y forma un mapa de las zonas reflejas, que con los años se enriquece sin cesar con nuevas confirmaciones y verificaciones.
Pero ¿qué es, en realidad, la reflexología del pie, denominada también masaje reflexológico o masaje zonal? Todo el mundo conoce el significado de la palabra masaje. Para curarse, el hombre primitivo sólo disponía de sus manos y su instinto, que lo impulsaba a frotarse la parte afectada por un dolor, cualquiera que fuese su naturaleza.
A lo largo de los siglos, el masaje se ha transformado y perfeccionado y ha alcanzado refinadísimas técnicas tanto terapéuticas como de relajación y bienestar, hasta el punto de que era practicado en la Antigüedad por los esclavos o por los siervos a las personas adineradas e importantes.
Así pues, sabemos que el masaje forma parte de la naturaleza y de la cultura del hombre, que siempre lo ha combinado con la expresión de sus usos y costumbres, además de su instinto. Incluso médicos ilustres y cultivadores de la medicina en todos los tiempos, desde Hipócrates y Galeno hasta Francis Bacon, el primero que propugnó su validez científica, ejercían el masaje en el lecho del enfermo.
Pero, más allá de cualquier consideración de carácter científico, permanece el gesto atávico que impulsa al hombre a frotar el punto dolorido, acción que suele efectuarse de forma automática y sin reflexionar acerca de su importancia y significado.
Sin embargo, en este gesto se concentran los dos principios de la reflexología. En efecto, el mecanismo del dolor y el consiguiente remedio derivado del hecho de frotar el punto dolorido son la expresión del circuito de impulsos nerviosos que se ponen en movimiento cuando se altera el estado de bienestar, como consecuencia de un hecho traumático procedente del exterior o del interior del cuerpo.
Mecanismos

Para explicar este concepto es necesario realizar una breve disquisición de tipo científico, puesto que no podemos prescindir de algunas consideraciones de carácter anatómico y fisiológico.
El sistema nervioso es el centro de mando de todas las actividades corporales, tanto físicas como psíquicas. Los órganos sensoriales internos y externos proporcionan datos a los centros nerviosos superiores mediante los nervios sensitivos. Los centros nerviosos dirigen a continuación las respuestas a estos masajes por medio de los nervios motores hasta los músculos.
El sistema nervioso y la piel tienen su origen en la membrana embrional externa llamada ectodermo.
Esta circunstancia resulta muy importante, dado que la piel y el sistema nervioso, al tener el mismo origen, se hallan muy vinculados, y se debe precisamente a esta relación la posibilidad de actuar profundamente en el sistema nervioso mientras sedan masajes en la piel.
Por consiguiente, los mensajes recibidos del exterior, valorados, medidos y estudiados, recorren en todos los sentidos nuestra materia gris y luego son transmitidos a los órganos interesados, enriquecidos con instrucciones oportunas.
Todo este extraordinario mecanismo forma parte del arco reflejo, ese maravilloso puente construido en nuestro cuerpo. Los reflejos no son sino respuestas solicitadas por estímulos particulares.
En este punto se planteará de forma instintiva una pregunta: ¿por qué se han centrado en el pie, de forma específica, las investigaciones y la atención de quienes cultivan las técnicas reflexológicas? Nuestro cuerpo está provisto de terminaciones nerviosas en toda su superficie, pero es interesante observar que, en la corteza cerebral, son precisamente los pies y las manos los que ocupan un área mucho más amplia respecto a las demás partes del cuerpo.
En consecuencia, es fácil deducir que, mediante una estimulación de las zonas reflejas de los pies y las manos, es posible obtener respuestas particularmente vivas por parte del sistema nervioso.
Pero el pie representa el terreno óptimo por múltiples razones. En efecto, las manos no constituyen en todos los casos un campo de trabajo lo bastante receptivo, además de estar demasiado sometidas al deterioro provocado por la actividad cotidiana. Sólo representan una óptima alternativa en casos de urgencia, imposibilidad de actuar en los pies o como forma de automasaje (véase el capítulo «Reflexología de la mano»).
Por lo tanto, es comprensible que la elección haya recaído en los reflejos podálicos, puesto que existen muchos motivos que avalan su validez.
A este respecto, me complace citarla opinión de un conocido angiólogo milanés, el profesor Giancamillo Donadi, acerca de la relación entre la reflexología del pie y la medicina: «Los pies son nuestro primer punto vital. El pie, constituido por una pirámide de huesos, asume en sí una afinidad de prerrogativas de las que sólo somos conscientes cuando, a causa de un dolor, falta la libertad de movimiento. Este último condiciona al hombre, puesto que el movimiento es salud, es libertad, es vida. Además, el pie tiene una sensibilidad propia y, antes de hablar de reflexología, debemos hablar de neurología, dado que cualquier médico o estudiante de medicina aprende antes que nada a hacer cosquillas en el pie de un niño para ver sus reacciones. De cualquier modo, los signos de Babinski y los signos neurológicos importantes nacen de los pies, y ello forma parte de la ciencia neurológica. A esta ciencia se une una visión moderna del pie como sede de reflejos, estudiados como punto de partida hacia los órganos-meta, en los que se influye mediante la estimulación de determinadas zonas».
La reflexología es un fenómeno elemental diagnóstico, una manifestación que todos conocemos, importantísimo.
Además de las características neurológicas, el pie representa un punto focal importante del sistema circulatorio y vascular.
La planta del pie es como una esponja, la esponja de Lejart, la cual se ve comprimida a cada paso y es el primer impulso que lleva el retorno circulatorio hacia arriba.
En efecto, la circulación está constituida de un impulso arterial que, dirigido hacia abajo, puede ser facilitado por la fuerza de gravedad y aporta nutrición a los tejidos, y de un retorno venoso que se produce contrala fuerza de gravedad y que se ve favorecido por las venas que hacen de peldaños. Por lo tanto, todo lo que determina un reflejo en general y una estimulación de los puntos reflejos en particular activa una bomba importantísima, el pie, que es considerado el corazón periférico.
A partir de estas consideraciones queda claro que un masaje de las extremidades inferiores crea innegablemente un efecto beneficioso para todo el organismo. Si además tenemos en cuenta que todos y cada uno de los órganos son proyectados en el pie por vía refleja, es fácil comprender que una estimulación de dichas áreas puede reavivar sus funciones, tanto desde el punto de vista energético como circulatorio.
Antes de entrar de lleno en este tema haremos una importante precisión. La reflexología podal presentados aspectos. Dado que el masajees un hecho instintivo, inscrito en la naturaleza humana, es muy evidente que se trata de una intervención dotada de una eficacia propia natural e innegable.
Esta consideración nos permite ver el masaje del pie como una acción que puede ser ejercida incluso por quien no es profundo conocedor dela materia. Una estimulación genérica de las zonas reflejas, aunque no se sitúen y coloquen exactamente, puede ser beneficiosa para la relajación física y psicológica. En general, un masaje en los pies provoca una sensación de bienestar y tranquilidad, siempre que no se efectúe de forma demasiado intensa, prolongada o dolorosa.
En efecto, existen pies muy sensibles que no soportan ser tocados, sobre todo por manos torpes que pueden, a veces, provocar cosquillas o una sensación de malestar.
Muy distinto, y sin duda más eficaz, es el masaje efectuado de forma profesional. Sin embargo, la cuestión en este caso deviene más rigurosa, puesto que nos adentramos en un campo que requiere competencia e intuición, además de una escrupulosa preparación.
Aunque esta técnica puede parecer sencilla y elemental, sus mecanismos son tan elaborados y refinados que escapan incluso a investigadores muy atentos y preparados, hasta el punto de inducirles, en muchos casos, a constatar simplemente su validez y eficacia.
Por lo que a mí respecta, y dados los objetivos que persigue este libro, me limitaré a enfocar el tema del modo más sencillo posible, a fin de permitir a todo el mundo acercarse a un método que, en muchos casos, permite restituir serenidad y salud incluso al individuo más estresado, cansado o debilitado.
Una de las preguntas que me formulan con mayor frecuencia es: ¿en qué casos y a quién es posible practicar con éxito la reflexoterapia? La respuesta es: en líneas generales, siempre y a todo el mundo.
La razón de una respuesta tan concluyente e indiscriminada debe buscarse en la inexistencia de contraindicaciones a un masaje, a condición de que sea efectuado de forma correcta y adaptada a las circunstancias. En efecto, el cuerpo humano y su sistema nervioso pueden compararse con un ordenador al que damos las órdenes con los dedos.
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