Hogar y jardinería

Enciclopedia familiar del jardín y el huerto – Family Encyclopedia of the Garden and Orchard

El siguiente texto es un extracto del libro Enciclopedia familiar del jardín y el huerto(ISBN: 9781646998302) Conocerlo, entenderlo, interpretarlo y ayudarlo, escrito por Fausta Mainardi Fazio, Enrica Boffelli, publicado por de Vecchi /DVE ediciones.

La jardinería siempre ha sido considerada, por parte de numerosos escritores y filósofos, como un arte y como una actividad beneficiosa a cualquier edad.

«Que tu alimento sea tu única medicina», decía Hipócrates en el siglo IV a. de C. Estas palabras cobran hoy más vigencia que nunca, en referencia a los huertos familiares y ecológicos. Quien cultiva un jardín cultiva la felicidad; podemos cultivar nuestro propio jardín o nuestro huerto como aficionados, tal y como recomendaba Jean-Jacques Rousseau, para alegrar la vista y satisfacer el paladar. Más allá del provecho espiritual y material que se pueda obtener, nada causa tanta satisfacción como trabajar en él. Puede llegar a convertirse en una pasión muy adecuada para estos tiempos de crisis. ¡Se puede recuperar el contacto con la tierra y redescubrir la lluvia, el viento, el sol, el paso del tiempo, el ciclo de las estaciones…!A lo largo del año, esta enciclopedia práctica le guiará en la realización de todos sus proyectos y le facilitará toda la información para diseñarlos: del jardín ornamental al huerto, pasando por el vergel, el arriate de plantas aromáticas y especias, el jardín de rocalla, el jardín acuático y el césped.

Tanto si se trata de un jardinero experimentado —con o sin «mano verde»— como si es simplemente un aficionado a la jardinería, un coleccionista de plantas o un principiante, descubrirá en cada página de este libro innumerables datos, ideas, consejos y trucos para lograr el jardín o el huerto con el ideas, consejos y trucos para lograr el jardín o el huerto con el que siempre había soñado. Esta obra de referencia pone al alcance de su mano los conocimientos teóricos y prácticos indispensables para cualquier aficionado a la jardinería y a la horticultura. Concebido y escrito por maestros jardineros y especialistas, se convertirá muy pronto y durante mucho tiempo en su libro de cabecera.

¿Qué aficionado a los jardines no sueña con crear el jardín ideal? La belleza de un jardín se debe sin duda a las plantas que acoge y al modo en que estas se combinan entre sí. Para conseguir un hermoso jardín hay que lograr el equilibrio entre el espacio del que se dispone y su organización. Primeramente, resulta esencial analizar el lugar: estructura, vegetación existente, suelo y clima. Hay que tener en cuenta la orientación y los microclimas para elegir bien las plantas que se adaptarán mejor a cada parte del jardín; una vez establecidas las bases del diseño, llega el momento de plantar.

Un jardín es un remanso de paz y felicidad; debe ser la síntesis plena de sus componentes naturales y de los sueños, la voluntad y los esfuerzos del jardinero. El jardín familiar es el reino de las flores y de los arbustos ornamentales; es un nuevo espacio habitable de la casa. Su componente alimenticio (huerto y vergel) había perdido parte de su importancia, pero en la actualidad se ha vuelto a poner de moda. Sin embargo, las reducidas dimensiones de los jardines actuales no permiten siempre establecer un huerto: ¿hay que privarse, por tanto, de cultivar hortalizas? Al margen de consideraciones económicas, el huerto puede transformarse en un lugar fantástico; un jardín hortícola puede llegar a adaptarse a las formas más variadas, hortícola puede llegar a adaptarse a las formas más variadas, con la condición de respetar determinadas reglas racionales de asociación y rotación de cultivos.

Esta enciclopedia le guiará tanto en el diseño del jardín y del huerto como en su realización y mantenimiento, pero es necesario saber que el jardinero debe conservar su humildad frente a la naturaleza y que la paciencia ha de ser su principal virtud. Hago mío este pensamiento atribuido a Lao-Tse: «El mayor de los árboles nace siempre de una pequeña semilla».

La Historia Del Jardín

El jardín en las civilizaciones antiguas

La Biblia no cuenta cómo estaba distribuida la vegetación en el paraíso terrenal, pero se sabe que Adán y Eva paseaban por un lugar encantado entre árboles, arbustos y flores de aspecto lozano. Sus andaduras «en el jardín del Edén, que Dios plantó para el hombre y en cuyo suelo hizo germinar todo tipo de árboles atractivos para la vista y buenos para comer», sugieren la imagen de caminos y senderos, en definitiva, de un lugar ordenado, diferente de esa naturaleza salvaje en donde, todavía hoy, hay que abrirse paso con la ayuda de cuchillos.

El concepto de jardín como «paraíso terrenal» es un motivo recurrente, tanto en el mundo occidental como en el oriental. Los componentes esenciales, que se encuentran presentes en todas partes, son los cuatro elementos sagrados, fuente de la vida: agua, aire, tierra y fuego. En esta concepción bíblica y filosóficas e hallan las raíces del concepto de jardín.

Además de la Biblia, con sus referencias a lugares muy antiguos, cabe mencionar los jardines de los emperadores chinos, de épocas muy remotas, que datan de hace más de 5.000 años. Estos jardines estaban realizados y elaborados con un estilo minucioso que recurría a muchos elementos decorativos (cursos de agua, cascadas, puentes y pequeños templos), por donde vagaban animales y pájaros de colorido variado. Al parecer, el máximo esplendor se alcanzó con el emperador Chin Ming (2700 a. de C.), cuyos jardines contaban con sistemas de riego y protecciones térmicas para las plantas, sobre todo para las flores, que las protegían ante condiciones climáticas desfavorables.

En Occidente, griegos y romanos desarrollaron y perfeccionaron a lo largo de los siglos estilos propios para crear armonía en el jardín, adaptándolos a las condiciones climáticas y ambientales de cada región, y organizándolos según una concepción de la forma muy rigurosa. Los jardines cuadrados y simétricos de los egipcios, o los jardines colgantes babilonios, ricos en elementos decorativos (terraplenes, barandillas, escaleras), en las civilizaciones griega y romana evolucionaron según el gusto predominante del momento.

Mientras los esclavos se ocupaban a diario de los jardines colgantes y cultivaban flores de loto y nenúfares azules para Ramsés o Cleopatra, en los horti romanos, cerrados entre las paredes de la casa y divididos en viridarium y pomarium, empezaba la diferenciación de los cultivos en las distintas parcelas. En el viridarium se cultivaban las hortalizas y las especies ornamentales, mientras que en el pomarium, dividido rigurosamente en cuadrados regulares, se cultivaban árboles frutales en las esquinas y en el centro de un cuadrado que se iba repitiendo.

De numerosos frescos y manuscritos se deduce el refinamiento con que los pueblos antiguos creaban y cuidaban sus lugares de ocio y de descanso. En muchas zonas de Italia —sus lugares de ocio y de descanso. En muchas zonas de Italia —Capri, Taormina— hay testimonios de mansiones suntuosas con jardines también suntuosos, en donde la vegetación que llegaba al mar formaba una unidad con la casa y el ambiente circunstante. Nada quedaba al azar, la mano del hombre no dejaba que la naturaleza se expandiera y creciera a sus anchas. Se podría decir que las plantas debían atenerse al rigor y a la linealidad del pensamiento. Muros, escaleras, asientos de piedra, estatuas y fuentes tenían el objetivo de hacer más agradable el recorrido y contribuían (sobre todo, el uso abundante de agua) a mantener la vegetación en las mejores condiciones.

El jardín de estilo italiano

El rigor de las formas en el jardín romano conoció un periodo de gran desarrollo en la época de los Médicis en Florencia. Esta familia contaba con los servicios de los arquitectos de más renombre de la época para la construcción y el embellecimiento de muchas villas de las poblaciones toscanas, que todavía hoy se conocen por su esplendor.

La primacía de la cultura, que se manifestó en la protección concedida por el príncipe a poetas, artistas y pintores, llegó también al concepto de jardín, que fue ocupando cada vez más espacio. El deseo de ordenar todas las cosas, incluso las naturales, se acompañaba de la necesidad de manifestar la riqueza y, sobre todo, de exhibir el poder. El jardín, juntamente con la mansión, fue uno de los principales exponentes de los ideales del Renacimiento. Se encargaba a los arquitectos de las grandes mansiones la realización de estos espléndidos jardines.

El jardín renacentista es de líneas cuadradas, simétrico, con parterres circundados por setos bajos de plantas de hojas persistentes, hechos con especies aromáticas mediterráneas y variedades de boj, aligustre y tejo. Los arquitectos renacentistas proyectan los jardines como espacios divididos en varios sectores, que adoptan una disposición precisa basada en reglas matemáticas. Un eje central guía la mirada del espectador desde matemáticas. Un eje central guía la mirada del espectador desde las terrazas de la casa hacia el jardín y el paisaje de su alrededor. Entre escalinatas y cursos de agua, situadas en zonas delimitadas por parterres de formas geométricas, exactas y simétricas, encuentran su espacio las plantas, utilizadas como elemento arquitectónico. Los anchos senderos de grava acentúan las formas geométricas. La anchura de los senderos, la altura de los setos, las dimensiones de los parterres deben estar perfectamente proporcionadas, con independencia de las dimensiones del jardín.

Los parterres también deben estar en terreno totalmente llano. Las posibles diferencias de nivel se superan con escaleras bajas.

En el jardín italiano no hay lugar para el color (el cromatismo también obedece a tonalidades precisas y a gradaciones rígidas),ni para los caminos empedrados.

Las flores quedan relegadas a los «jardines secretos». La monotonía de las pocas especies cultivadas se aviva con la perfección de los setos, con la simetría del paisaje, con los surtidores de las fuentes meticulosamente orientados, y con la presencia de obras artesanales de piedra clara procedentes delas numerosas canteras locales. Además, contribuyen a iluminar el conjunto los trabajos realizados en la vegetación —el denominado arte topiario—, que originan laberintos o formas variadas de poda de los arbustos. El desarrollo en vertical del jardín se realiza siguiendo piezas arquitectónicas (estatuas, fuentes, pórticos y tiestos de distintas formas y dimensiones),que contienen plantas arbóreas como carrascas, pinos, encinas y cítricos, y con el recurso al arte topiario.

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