
Curso de grabado – Un arte imperial – Engraving course
El siguiente texto es un extracto del libro Curso de grabado(ISBN: 9781644616758). Conocerlo, entenderlo, interpretarlo y ayudarlo, escrito por Nicole Lebourg y Jean Grosjean, publicado por de Vecchi /DVE ediciones.
Un arte imperial

seca original de Salvador Dalí,
Éditions W.U.C.U.A. (Ref.
n.º 292, catálogo Prestel
© Demart Pro Arte B. V.
Ginebra – ADAGP, París,
1996)
Parece que por instinto el hombre confía en el paso del tiempo para expresarse, es decir, cuenta y quiere convencer o bien intenta seducir, canta, hace que los sonidos rimen. Unos anotan los sonidos que inventan para que puedan repetirse, otros redactan sus palabras como quien enhebra cuentas.
Sin embargo, suele ocurrir que la gente desconfía un poco de la eficacia de sus palabras. Entonces añaden gestos o incluso mímica, como esos bailarines a los que una melodía pone en movimiento, como esos músicos que imaginan ballets, como esos autores cuyo texto se representa en un escenario o una pantalla.
Pero la arqueología nos enseña que la humanidad, desde sus orígenes, ha intentado escapar a la fugacidad del tiempo. Nuestros más lejanos antepasados quisieron confiar algo de su alma perecedera en la inmovilidad de los materiales. Cogieron piedras y las esculpieron o pintaron sus visiones en las paredes de las cuevas. Nuestra época no ha perdido el placer por lo misterioso, por esas huellas visibles de nuestra intensidad interior.
Los artistas hacen de nuestros instantes fugaces un universo duradero porque son capaces de materializarlos. Unos trabajan los volúmenes hasta conseguir una cierta presencia que les sobrevivirá. Otros yuxtaponen o mezclan hasta el infinito los colores cuya luminosidad variable evocará durante siglos su delicado encanto.
Ahora bien, no se sabe a ciencia cierta si un proceso empieza por la simplicidad o siesta es su finalidad, pero ¿acaso el ideal supremo del arte no es conseguir una expresión que sea a la vez la más desnuda y la más capaz de llegar a todo el mundo? Si las palabras contenidas en el texto fluyen a través de las páginas que nos susurran desde el fondo de la habitación, del mismo modo, colgado de nuestras paredes o en un libro, un grabado nos enseña el mundo a través de los ojos del artista.

El grabado es el rival de la lectura gracias a que con un mínimo de medios se puede difundir con fidelidad. De la misma manera que un texto sustituye la entonación de la voz, el grabado, en colores o no, nos sugiere tornasoles sin deberle nada a la fantasía de un falsificador o a los ardides de un fotógrafo. Pero mientras la lectura nos transporta quién sabe dónde, el grabado nos retiene. Su cara a cara es directo. No refleja ni la rapidez ni las dudas de los esbozos, sino que pone de manifiesto una loca aspiración por lo definitivo.
Cuando dejamos de mirarlo creemos que lo hemos olvidado, después lo volvemos a ver o lo reencontramos y, de repente, ¿no da la impresión de que quiere decirnos algo? Lo reconocemos y nos parece extraño. Sin embargo, no se encierra en su misterio como una pintura. Se muestra por completo con un mutismo ostentoso. A salvo de la dispersión que supone el volumen y liberado de las mezclas de la pasta, el grabado se reduce a la inmediatez tranquila del trazo y, sin razonamientos ni ecos, se muestra ante nosotros.
Así es este lenguaje, más puro que todas las bellas artes, que son a su vez un lenguaje más puro que el mundo. En el grabado, el universo se manifiesta simple y llanamente. La inteligencia de los seres y de las cosas se entrega al que lo contempla, pero a distancia. El grabado se libera de parte de sus apariencias, las limpia, las filtra para manifestar su secreto. Su función es como la de un ángel que vemos callarse y que debemos entender.
Este conjunto de líneas en las que viven las inflexiones y los reencuentros, los choques y los vuelos, es una elocuencia que fascina. Sus decretos imperiales son publicados sin enmiendas. Y cuando el grabador acomete la plancha de cobre, su mano es la que domina su angustia para trazar lo irremediable.
Introducción

El objetivo principal que se pretende lograr con este libro es proporcionar mejores y más amplios conocimientos sobre el grabado y la estampa a los lectores interesados en los aspectos técnicos de las bellas artes.
Hay mucha gente que me ha precedido en la tarea de la difusión de las técnicas de grabado. Mientras algunos han nacido «rodeados de plantas», yo he tenido la suerte, como suelo decir, de «nacer en un baño de ácido» y de vivir, desdelos primeros años de mi vida, rodeada de cobre, tinta, ácido, tórculo y muchos artistas. Todo este conjunto podría haberme llevado a odiarlo, pero ha sido al revés.
De hecho, este libro va dirigido tanto a los amantes de la estampa, ansiosos por saber más sobre los métodos de realización, como a aquellas personas que simplemente quieren aprender a grabaren madera, en cobre o en cualquier otro metal, dibujar en una piedra o trabajar sobre una pantalla de seda para poder multiplicar sus obras a través de la impresión. Al final del libro aparecen algunos consejos sobre la conservación de una estampa (cómo enmarcarla, cómo guardarla en una carpeta de dibujos).
Muchos artistas de renombre también han intentado explicar el porqué de su expresión artística. A su manera, cada uno de ellos ilustrará al lector.
Desde estas primeras líneas, voy a intentar precisar algunos de los términos más comunes que se han empleado siempre a tontas y a locas.
El grabado designa un «soporte-matriz» y una técnica (cobre, madera, serigrafía, litografía).
La estampa es el resultado de la impresión de un grabado.
Una estampa es original sólo si responde a los criterios que define la institución francesa Cámara Sindical de la Estampa, el Dibujo y el Cuadro y que citaremos posteriormente en el capítulo referente a la historia. Únicamente las estampas que respondan a esta definición tienen derecho a denominarse «estampas originales».
También definiremos las diferencias entre estampa original, de interpretación y de reproducción. En la época de la evolución de la fotografía y de la imagen virtual, puede parecer anticuado el hecho de animar al lector a aprender las diferentes técnicas de grabado, que se remontan a varios lustros pero que siguen estando vigentes. No obstante, para entender mejor las técnicas contemporáneas es preferible tener unas cuantas nociones sobre la historia de la imagen y la creación en general. Por ello, estamos convencidos de que, en vista de las dificultades que el mundo de las artes plásticas entraña, es indispensable proporcionar algunos consejos a los amantes del grabado.
Además de las nociones que se detallarán en este libro, hay diferentes escuelas, institutos o fundaciones en los que se enseña las diferentes técnicas de las artes plásticas. Cada uno de estos establecimientos goza de una notable autonomía, por eso es aconsejable informarse sobre quiénes son los profesores que imparten la técnica artística que se desea aprender en un momento determinado, ya que su disponibilidad no se corresponde siempre con lo que uno quiere. Nadie puede ser profesor de artes plásticas sin tener una gran experiencia en la materia que imparte.

lápiz y collage de Michel
Mathonnat, 1996
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